La semana pasada conocimos el Paquete Económico para el 2025. Dos días antes, la Rating Agency Moody´s anunció que pone en perspectiva negativa la calificación de México, al mismo tiempo se esta discutiendo en el Congreso la iniciativa de cambio constitucional para desaparecer diversos organismos reguladores autónomos. Han sido presentadas en las conferencias matutinas las estrategias en materia de electricidad e hidrocarburos.
En el entorno externo las advertencias en materia migratoria del “Presidente electo” Donald Trump van tomando forma y rostro al conocer los nombramientos de las futuras autoridades fronterizas de la Unión Americana.
Todos estos eventos nos van haciendo evidente el muy complicado panorama a la que se enfrenta nuestro País, y lo que puede suceder con la calificación crediticia de la deuda soberana.
El comunicado de Moody´s es claro en advertir que la destrucción del marco institucional del país con las modificaciones constitucionales está modificando sustancialmente el clima de confianza de los agentes económicos y de los inversionistas. El texto es también explícito en advertir que los Programas Sociales le están dando una enorme rigidez a las finanzas públicas y que la ausencia de una Reforma Fiscal le esta dificultando al Gobierno Federal cumplir sus objetivos de disminuir el déficit fiscal. Da por un hecho un déficit más elevado al que se plantea incurrir en el presupuesto. Además advierte de una mayor probabilidad de que los pasivos de Pemex se trasladen al balance del Gobierno Federal.
En lo que respecta al paquete económico, asume un crecimiento de entre el 2 al 3% en el PIB, y reduce el déficit fiscal del 6 al 3.9% s/ PIB. Para esto hay un recorte del gasto muy importante en algunos sectores para dar pie a nuevas Secretarías. Por otra parte se propone incrementar la recaudación en 2.4% en términos reales. Las críticas apuntan a calificar el paquete como muy optimista y difícil de cumplir. La media del consenso de los analistas estima un crecimiento del 1.2% en el PIB del 2025. Bursamétrica estima una contracción ligera, del -0.5% anual.
¿Que significa la perspectiva negativa? Implica que probablemente en algunos meses Moody´s va a degradar la calificación de la deuda soberana de Baa2 a Baa3. En su escala significa que de estar a dos escalones del grado de inversión se va a pasar al borde del abismo.
Es previsible que las otras calificadoras harán lo propio, y que veamos la Perspectiva Negativa en S&P y en Fitch. S&P nos tiene también en dos escalones del grado de inversión mientras que Fitch nos tiene en el último peldaño. El grado de inversión es exigido por parte de los inversionistas institucionales en al menos dos calificadoras.
Hoy en día la deuda mexicana cotiza a una sobretasa similar a la deuda de Brasil (190 pb), y muy por arriba de las sobretasas de los bonos chilenos (75 pb). Brasil perdió el Grado de Inversión en el 2016, mientras que Chile tiene una mejor calificación que México. Esto puede interpretarse como que el mercado ya está descontando la pérdida del Grado de Inversión.
Distintas métricas utilizadas por las calificadoras para diversos países nos ubican en una zona endeble para mantener el grado de inversión, como es la reducida recaudación fiscal que tenemos en relación al tamaño de la economía, el nivel de gasto de intereses de la deuda en relación a los ingresos fiscales, los compromisos de erogaciones de los programas sociales en relación a los ingresos fiscales y su tendencia previsible al alza. Ahora se combinan estas métricas con la destrucción del marco institucional que se ha emprendido con las reformas constitucionales, como la reforma al Poder Judicial y la desaparición de los organismos autónomos.
De particular relevancia tenemos un fuerte problema en las empresas de energía del Estado mexicano y el IMSS. Hay un pasivo laboral (Pensiones) de más de $2 billones de pesos, no fondeado, que implica erogaciones crecientes que llevan a estas entidades a déficits financieros cada vez más graves. En Pemex se tiene un pasivo financiero por cerca de USD$100, un modelo de negocios orientado a la refinación, que genera pérdidas de USD$35 dólares por barril refinado. El Secretario de Hacienda ha manifestado su intención de absorber USD$40 mil millones de dólares de los vencimientos de deuda financiera en estos años.
Se tiene también un inmenso adeudo vencido a proveedores y contratistas en estas 3 entidades por medio billón de pesos que debe atenderse de manera inmediata. Tan solo en Pemex asciende a más de $400 mil millones de pesos, lo ya facturado y se calcula que hay un monto adicional de más de $100 mil millones de pesos de trabajos terminados que no se han facturado todavía.
A este entorno agreguemos al análisis lo que puede preverse de presiones del Gobierno Americano con la versión Trump 2.0 en materia de migración, y en la revisión programada en el TEMEC para el 2026.
Es previsible por tanto que las otras calificadoras anuncien pronto la perspectiva negativa para las calificaciones, y que hacia mediados del 2025 estemos viendo la degradación de las calificaciones, lo que nos pondrá al borde de la pérdida del grado de inversión. Fitch podría ser la primera en asignarnos una calificación por debajo del grado de inversión.
Hoy tenemos USD$ 86 mil millones de dólares de tenencia de valores gubernamentales en pesos en manos de residentes en el exterior. El último mes salieron USD $3.5 mil millones de dólares. De percibirse el riesgo de perder el Grado de Inversión por parte de dos calificadoras, la salida de estos recursos puede ser precipitada y generar una depreciación violenta en los precios de los bonos (disparo de las tasas de interés) y del tipo de cambio, y evidentemente una grave recesión. En adición a esto, México entraría en una fase de largo plazo de un circulo vicioso de mayor déficit fiscal, mayor costo de la deuda, menor crecimiento estructural, y mayor pobreza. Es triste ver que estamos empeñados en concretar este escenario con todo lo que está pasando en el Congroeso y las Finanzas del Estado Mexicano.