Perspectiva Bursamétrica

Contracción en el tercer trimestre

Tenemos una importante variedad de factores externos e internos que están afectando severamente la actividad económica y la confianza de los agentes económicos.

Este miércoles el Inegi publicará su estimación oportuna del PIB al tercer trimestre. No es descartable una contracción de -0.1 por ciento trimestral y de -0.3 por ciento anual, dado que ya conocemos los datos del IGAE de julio y de agosto, que presentaron una caída de -0.6 y de -0.4 por ciento anual, respectivamente, con base en cifras desestacionalizadas. Nuestra estimación preliminar del IGAE de septiembre es de un ligero crecimiento de 0.1 por ciento anual.

Los datos del IGAE de agosto, que conocimos la semana pasada, salieron más negativos de lo que estimábamos. Nuestro pronóstico era de una reducción de solo 0.1 por ciento anual. Nos llama la atención que por sectores, el de los servicios, que nos refleja el mercado interno, ya presenta una tasa negativa de 0.1 anual. El enorme esfuerzo del gobierno por redistribuir el gasto hacia las dádivas sociales no está dando resultados. Lo extraño es que el mercado laboral está aún creciendo, con una menor creación de empleo, pero no estamos viendo aún contracción de puestos. La masa salarial también está aumentando, con los incrementos al salario medio por arriba de la inflación. El crédito al consumo sigue creciendo en 2.0 por ciento real anual. Incluya en el análisis que las remesas familiares están creciendo a tasas espectaculares de 17 por ciento anual, con un importe mensual superior a 3 mil 300 millones de dólares, que fortalecen la capacidad adquisitiva de más de 10 millones de familias, que reciben mensualmente un promedio superior a 300 dólares en las transferencias.

El sector secundario, el industrial, está en franca contracción desde hace varios meses. El sector primario también está presentando una desaceleración importante. En julio el campo mexicano presentaba un crecimiento anual de 4.1 por ciento y para agosto la velocidad bajó a 0.9 anual.

Hemos estado viendo recientemente algunas señales positivas, como algunas licitaciones de obras adelantadas, o el hecho de que el Senado paró la legalización de los autos 'chocolate' y el incremento al precio del agua para el campo. Pero realmente dudo que estas y otras medidas puedan lograr cambiar la inercia de la economía en su conjunto en el corto plazo. Estimamos que en el cuarto trimestre seguiremos en el estancamiento, o en ligera contracción.

Tenemos una importante variedad de factores externos e internos que están afectando severamente la actividad económica y la confianza de los agentes económicos, lo que se traduce en la retracción de la inversión productiva que está cayendo más de 9.0 por ciento anual. Algunos de estos han sido claramente identificados en el documento elaborado por el equipo del jefe de la Oficina de la Presidencia, Alfonso Romo, y presentado hace unas semanas al Presidente (Vea la columna de Darío Celis del 25/10/2019): Subejercicio del gasto, caída de la inversión pública, privada y extranjera directa, las altas tasas de interés, los rezagos importantes en los pagos a proveedores del Estado en su conjunto.

Pero podemos apuntar otros factores graves como la creciente crisis de inseguridad, la falta de la aplicación del Estado de derecho, la amenaza de la degradación de las calificaciones crediticias de las empresas productivas del Estado y de la deuda soberana, la criminalización del fraude fiscal, el retroceso en la reforma educativa, la impunidad de los delincuentes, la crisis en el suministro de medicamentos, un régimen fiscal muy poco amigable a la inversión y al empleo. Un verdadero desastre.

En mi actividad profesional me toca entrevistarme constantemente con empresarios y emprendedores que traen proyectos de inversión sumamente interesantes, que no les importa correr los riesgos de este turbio entorno, que van a largo plazo y que le apuestan a México, pero que necesitan capital y financiamiento competitivo. Le puedo afirmar que el país está muy dividido, y no nada más entre chairos y fifís, o entre liberales y conservadores, sino entre los empresarios e inversionistas que han frenado drásticamente sus inversiones, o que están rematando sus propiedades para sacar el dinero del país, inclusive migrando a los países desarrollados, y los que están tratando de tomar las oportunidades que se les presentan, y las que vendrán ante un escenario de crisis como el que ya se está asomando. Saben perfectamente que son épocas que se tienen que aprovechar.

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