Perspectiva Bursamétrica

La reforma a los sistemas de pensiones: la oportunidad de oro

Desde que se aprobó la Ley del IMSS y del SAR en 1997 sabíamos que la reforma estaba mal hecha. Que la aportación efectiva de 4.5% del salario a las Afore era insuficiente.

El autor es presidente de Bursamétrica.

La semana pasada el presidente López Obrador anunció una iniciativa que se presentó al Congreso para reformar el Sistema de Ahorro para el Retiro de las Afore. Un sistema de pensiones robusto puede representar un fuerte incremento en el gasto de inversión de la economía y generar un mayor nivel de crecimiento y desarrollo económico, si se logra diseñar y regular correctamente. Una oportunidad de oro.

Lo anunciado representa la reforma más importante de la 4T, y se resume en que se va a incrementar la aportación a las cuentas individuales del 6.5 por ciento del salario actual al 15 por ciento del mismo en un plazo de ocho años. Aunque el sistema es tripartita, el 100 por ciento del incremento lo va a realizar el patrón, de tal suerte que si hoy pone 5.15 por ciento del salario del trabajador, en 2029 estará contribuyendo con 13.87 por ciento. Esto es un incremento en esta carga salarial de 169.32 por ciento en estos ocho años. El costo integral de las prestaciones al salario subirá de 35 a 44 por ciento.

El año entrante empezaremos a ver a los primeros pensionados con el sistema vigente, y déjeme advertirle que su pensión será equivalente a 25 por ciento de su último salario (tasa de reemplazo). Desde que se aprobó la Ley del IMSS y del SAR en 1997 sabíamos que la reforma estaba mal hecha. Que la aportación efectiva de 4.5 por ciento del salario a las Afore era totalmente insuficiente. El mínimo indispensable que se requiere para lograr una pensión equivalente a 70 por ciento del último salario es una aportación del entre 15 y 20 por ciento del salario. Sin embargo, es la reforma que podía salir en aquel entonces.

Otro cambio fundamental es la reducción del mínimo de semanas cotizadas para tener derecho a la pensión mínima garantizada de mil 250 semanas a sólo 750 semanas.

El secretario de Hacienda habló también de reducir las comisiones que cobran las Afore a un estándar internacional de 0.70 por ciento en lugar del actual 1.00 por ciento sobre el saldo, pero premiando el rendimiento de los fondos, más que por la administración de los mismos. También se mencionó que habrá una profunda revisión al régimen de inversión, para que las Afore puedan invertir más en proyectos de infraestructura. Hoy en día los recursos administrados por las Afore concentran 15 por ciento del PIB. Nuestros cálculos apuntan a que de aprobarse esta reforma en un plazo de 10 años, el ahorro del Sistema del Ahorro para el Retiro podría alcanzar 40 por ciento del PIB.

Hasta donde conocemos, esta iniciativa atiende y corrige algunos aspectos muy importantes de las pensiones en nuestro país, pero se está quedando a deber. Veamos algunos aspectos adicionales y que proponemos para su solución:

1. La edad de retiro: Con el impresionante incremento en la esperanza de vida mantener la edad de 65 años como la edad para jubilarse implica un enorme riesgo para la misma población. Sin embargo, los gobiernos en todo el mundo temen proponer el incremento a la edad de retiro por el enorme descontento social que genera la propuesta. ¿Que podría hacerse?: 1. Incrementarla gradualmente hasta llegar a fijarla en la edad de 70 años. 2. Fijar 2021 como el año en el que los que se incorporen al mercado laboral formal tendrán una edad de jubilación de 70 años, para no afectar a los que ya están cotizando.

2. Deducibilidad de las prestaciones: La única forma de compensar en algo este incremento en el costo de los empleos formales es permitir la deducción al 100 por ciento de las prestaciones sociales, que hoy están topadas al 53 por ciento, lo que generó la proliferación de los esquemas de outsourcing y la evasión fiscal al por mayor de las empresas factureras.

3. Régimen de inversión: El régimen de inversión de las Afore hace que éstas inviertan principalmente en valores gubernamentales, en valores en el exterior, y muy poco en la actividad productiva nacional. ¿Tiene sentido canalizar el ahorro de los trabajadores a los ETFs que replican el índice S&P o el Eurostock, o el Nikkei, en un país que requiere enfáticamente de capital? La regulación hace que no se aproveche adecuadamente este ahorro en la actividad productiva ni en proyectos de infraestructura.

4. Los sistemas de pensiones públicos: Los sistemas de pensiones estatales y del sector público en general están subfondeados desde siempre. ¿Cuando se va a atacar este enorme problema?

5. Fondos de pensiones corporativos: Todavía hay muchas empresas y entidades que tienen la prestación de otorgar un fondo de pensiones. Sería muy conveniente el generar los incentivos para que las empresas vuelvan a estar interesadas en dar esta prestación. Estos esquemas son un complemento muy poderoso para compensar las deficiencias del sistema actual.

6. Ahorro voluntario y planes personales de retiro: Aunque ambos esquemas existen, su utilización y aprovechamiento son mínimos. La clave está en que no existen esquemas de comercialización eficientes que permitan su desarrollo.

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