El autor es presidente de Bursamétrica .
Hace poco más de dos años tuve la oportunidad de platicar con un amigo chino, director del Instituto de Investigación de la Universidad de Shenzhen, quien me contó que en su ciudad ya no se usaban las carteras, pues tampoco se utilizan los billetes para nada. Absolutamente, todas las transacciones, desde tomar un autobús de transporte público, comprar comida en un puestito de la calle, adquirir un periódico en una esquina o comprar víveres en un supermercado, se realiza todo con el celular. Puedes salir de tu casa sin la cartera, pero no puedes salir sin el celular y una batería de recarga auxiliar. Aún y cuando el yuan digital no está presente más que en algunas ciudades chinas, el Banco Popular de la República China es hoy en día el Banco Central más adelantado en la creación de una moneda digital.
¿Cuál es la diferencia entre una criptomoneda y una moneda digital? Los bancos centrales saben que si no hacen algo drástico, las criptomonedas podrían desplazar a las monedas tradicionales. Hoy en día las criptomonedas se han convertido en una clase especial de activos financieros más que en una moneda de aceptación universal, o también en un posible vehículo de fondeo, más que en un medio de pago. Los vaivenes en su precio son cada vez más volátiles ya que no están respaldadas por nada, más que por su emisión limitada y su tecnología de Registros Distribuidos o Distributed Ledger Technology (DLT), siendo la más conocida la tecnología blockchain, que permite un mecanismo descentralizado para comprobar la legítima propiedad de las monedas y transferir dicha propiedad. A esta tecnología se le critica entre otras cosas por su desmedido consumo de energía y su impacto negativo en el medio ambiente. La confianza de la gente es lo que le da valor. La moneda digital es la que complementará y a la larga sustituirá a las monedas tradicionales, y será emitida o respaldada por un banco central. Las criptomonedas, tienen en su defensa por parte de sus partidarios el constituir esencialmente un sistema financiero anónimo, paralelo y separado, independiente del control de los bancos centrales, de los gobiernos, y de cualquier moneda digital potencial patrocinada por el Estado.
Agustín Carstens, presidente del Banco Internacional de Pagos de Basilea, emitió en 2020 un documento titulado "Central Bank digital currencies: Foundational principles and core features" (CBDC) en el que se dan algunas pistas de por dónde se tendrá que ir en esta revolución del sistema monetario global.
La Reserva Federal anunció el año pasado que un grupo de expertos del Banco de la Reserva Federal de Boston están realizando una investigación en conjunto con la Iniciativa de Moneda Digital del MIT en Cambridge, Massachusetts, buscando construir y probar un dólar digital hipotético. Jerome Powell, presidente del Banco de la Reserva Federal, declaró al Congreso de EU la semana pasada que la Fed está trabajando intensamente para lanzar el dólar digital, y espera avanzar este mismo año en los temas tecnológicos y regulatorios que se presentan para poder iniciar pruebas piloto, lo que calificó como un proyecto de alta prioridad. Al ser el dólar la principal moneda de reserva, dijo, tenemos que actuar con mucha cautela, y no nos importa no ser los primeros, pero queremos hacerlo bien, y con toda la transparencia, asegurándonos que no afecte el funcionamiento de los mercados.
Janet Yellen, expresidenta de la Fed y actual secretaria del Tesoro del gobierno de Joe Biden, expresó que "Tiene sentido que los bancos centrales estén mirando la emisión de monedas digitales soberanas", y que un dólar digital puede ser "más rápido, seguro y barato para realizar pagos que las criptomonedas", aunque existen importantes condicionantes que deben resolverse antes de emitirlo. Yellen cuestionó la cantidad de energía que se consume al procesar transacciones con bitcoin. "Una versión digital de la divisa podría ayudar a abordar los obstáculos para la inclusión financiera entre los hogares de bajos ingresos" y alertó que se deben aclarar las dudas sobre el impacto que tendría el dólar digital en el sistema bancario, ya que podría suponer retiros masivos de depósitos de entidades tradicionales hacia la Reserva Federal, por lo que sugirió que lo más adecuado podría ser que el Banco Central sea sólo un mayorista de este tipo de método de pago digital. El Banco Central Europeo, el Banco de Japón y el Banco de Inglaterra son otros de los bancos centrales que están trabajando para lanzar pronto sus monedas digitales.