Perspectiva Bursamétrica

¿Que podemos esperar del Paquete Económico 2021?

De los supuestos macroeconómicos el más difícil de cumplir es el del crecimiento, por la caída en la inversión.

El autor es pPresidente de Bursamétrica .

El próximo 6 de septiembre, a más tardar, el secretario de Hacienda Arturo Herrera entregará al Congreso la propuesta del Paquete Económico 2021, el cual consta de los Criterios Generales de Política Económica, la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos de la Federación.

En otro plano, el presidente AMLO prometió presentar para finales de agosto o principios de septiembre un plan integral de recuperación económica, en donde inclusive habló de revivir los proyectos del sector de energía que habían quedado pendientes de anunciarse y que tenemos entendido estaba cabildeando Alfonso Romo, jefe de la Oficina de la Presidencia con la Secretaría de Energía. De este plan nos ocuparemos en otra ocasión.

2021 es el año de las elecciones intermedias, el proceso electoral más grande de la historia. Se votan 21 mil 368 puestos; la renovación de la Cámara de Diputados, 15 gubernaturas, miles de alcaldías y diputaciones locales. Por lo tanto, el paquete del próximo ejercicio será diseñado 100 por ciento bajo la óptica política.

En cuanto al paquete 2021, en los Criterios Generales de Política Económica, que son las premisas y los escenarios de donde se hacen los cálculos de ingresos y gastos, esperamos que se contemple un escenario de rápida recuperación de la economía en Estados Unidos de 5.0 por ciento anual en el PIB. Para la economía de México pudiéramos esperar que Hacienda establezca un crecimiento de 3.0 por ciento en el PIB, con una inflación de 3.0 y un déficit fiscal/PIB de 3.0 por ciento, bajo la definición de requerimientos financieros del sector público, con un pequeño superávit primario de 0.3 por ciento/PIB. En cuanto a la tasa de interés de Cetes, prevemos que la ubiquen en 4.00 por ciento en promedio para el ejercicio.

En cuanto a la Ley de Ingresos y los cambios a los impuestos, esperamos que, dada la política de gasto clientelar de la 4T y la difícil situación de la Hacienda Pública, ver fuertes incrementos en los impuestos especiales aplicados a los cigarros, bebidas alcohólicas, a los refrescos y golosinas, al internet y al comercio electrónico, a la tasa de retención de las inversiones financieras y probablemente a las transacciones financieras. Pero no esperamos incrementos a la tasa de ISR ni del IVA.

En lo que se refiere al Presupuesto de Egresos de la Federación, el de 2021 será el más grande de la historia. Es de preverse nuevos recortes al gasto corriente, desaparición de más unidades y organismos de la administración pública, canalizando esos ahorros a incrementar el gasto en las prioridades de esta administración, así como en la inversión de los proyectos insignia del sexenio.

De los supuestos macroeconómicos, el más difícil de cumplir es el del crecimiento. Con una inversión cayendo antes de la crisis sanitaria en 9.0 por ciento anual, y en casi 40 por ciento en el segundo trimestre, es muy difícil lograr un crecimiento positivo. Desde luego que el T-MEC nos va a ayudar con la importante recuperación que se prevé para la economía de EU. El sector manufacturero y el campo, exportadores ambos, van a ser jalados por ese auge. Las remesas que han seguido marcando niveles récord son también un importante impulso al mercado interno. Este año pueden llegar a acumular un flujo de ingresos de más de 38 mil millones de dólares equivalentes a 4.5 por ciento del PIB.

La mala noticia es que si en 2021 seguimos en recesión, muy probablemente tendríamos muchas complicaciones que impedirían cumplir cualquier meta. De nueva cuenta volvemos a señalar que tenemos varios riesgos en frente. Uno de ellos es el caer en una depresión, una recesión profunda que se retroalimenta. Otro riesgo es que el gobierno federal pierda el grado de inversión, por tener que seguir apoyando financieramente a Pemex.

Se tienen todavía más de 80 mil millones de dólares de tenencia de valores gubernamentales en manos de residentes en el exterior. Aún antes de perder la calificación estos inversionistas tendrían que vender sus posiciones provocando una fuerte devaluación del peso y un súbito incremento en las tasas de interés. Un tercer riesgo se localiza al interior del sistema financiero. Hasta ahora la banca esta bien capitalizada para poder afrontar un incremento de la cartera vencida. Pero una prolongación de la recesión podría cambiar las cosas, generando un círculo vicioso.

De ahí la importancia de que el gobierno tenga que cambiar radicalmente su actuación y su discurso hacia políticas que generen un restablecimiento de la confianza de los agentes económicos. Sólo la inversión puede ser un motor permanente que complemente los efectos positivos de nuestra asociación comercial con Estados Unidos. El respeto al Estado de derecho se convierte en la pieza fundamental de esta estrategia.

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