El crecimiento de la economía mexicana en el tercer trimestre del año fue una sorpresa: su variación trimestral fue negativa. Este dato ha generado la preocupación de que la economía vuelva a entrar en un periodo de contracción justo cuando empezaba su recuperación. El resultado del trimestre es malo, pero no necesariamente tan malo como parece. La estimación de crecimiento es todavía preliminar, el 25 de noviembre se publicará la cifra revisada. Sin embargo, las cifras no suelen cambiar mucho.
El Producto Interno Bruto (PIB) resultó 0.23 por ciento menor en el tercer trimestre del año de lo que fue en el segundo trimestre. Si anualizamos esta cifra tenemos una caída de 0.91 por ciento. Al respecto, se pueden comentar un par de aspectos que permiten entenderlo mejor. Primero, esta caída trimestral es resultado de un agosto particularmente malo. El Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE), que es una aproximación a lo que sería un PIB mensual, cayó 1.57 por ciento mensual (más de 17 por ciento anualizado) en agosto.
Segundo, lo observado en agosto es consecuencia, principalmente, de un mal dato del sector servicios que cayó 2.5 por ciento mensual. En un poco más de detalle, el rubro con una mayor caída fue el que incluye servicios profesionales, científicos y técnicos y servicios de apoyo a los negocios cuyo descenso fue de 31.4 por ciento mensual. Esto parece ser consecuencia de la reforma legal al sistema de outsourcing. La buena noticia es que este efecto es algo puntual que no se repetirá en el futuro. De hecho, el resultado del PIB para el tercer trimestre sugiere que el crecimiento se recuperó en septiembre.
El resultado negativo del tercer trimestre ha llevado a una baja en las expectativas de crecimiento para todo el año 2021. Con la información que se tiene hasta hoy se puede esperar un crecimiento de alrededor de 5.9 por ciento. Desgraciadamente, este crecimiento es bajo si se considera que la economía tuvo una contracción de 8.3 por ciento en 2020 por lo que estamos todavía lejos de recuperar el nivel de producción previo a la recesión. Es necesario recordar que la recesión en México inició antes de la pandemia porque la economía se contrajo 0.2 por ciento en 2019.
Si la economía crece 5.9 por ciento en 2021 estaría todavía 3.1 por ciento por debajo del nivel alcanzado en 2018. De esta forma, la economía mexicana debería crecer 3.2 por ciento en 2022 para volver a tener el nivel de producción de 2018. Sin embargo, los especialistas en economía del sector privado encuestados por Banco de México esperan un crecimiento de 2.9 por ciento para 2022. De cumplirse ese pronóstico, tendríamos que esperar hasta 2023 para tener una recuperación de los niveles de producción previos a la recesión.
El problema de fondo será que la etapa pospandemia nos lleve de regreso a un crecimiento casi nulo de la economía. Es decir, que regresemos a los problemas que ya tenía la economía que se derivan principalmente de un muy bajo nivel de inversión en un ambiente de desconfianza e incertidumbre. La inversión continúa casi 15 por ciento por debajo de su nivel máximo alcanzado en julio de 2018.
En resumen, el dato del PIB del tercer trimestre es negativo por representar una caída trimestral, pero no parece representar un cambio de tendencia. El crecimiento continuará, aunque a un ritmo menor que el esperado. Más allá de la recuperación pospandemia, el riesgo para la economía mexicana está en que el ambiente de incertidumbre que se vive continúe afectando negativamente a la inversión y, por lo tanto, al crecimiento futuro.