Economía empresarial

El error de Banco de México

Hay un elemento en el anuncio de política monetaria que es preocupante y al que se le debe prestar más atención: los pronósticos de inflación.

El pasado 10 de febrero, Banco de México decidió aumentar su tasa de referencia en 50 puntos base para quedar en 6 por ciento. Esta decisión fue seguida con interés porque fue la primera desde que Victoria Rodríguez es gobernadora del Banco Central. Al parecer, la decisión fue adecuada y se envía una señal clara de que se hará lo necesario para bajar la inflación. Sin embargo, considero que hay un elemento en el anuncio de política monetaria que es preocupante y al que se le debería prestar más atención. Me refiero a los pronósticos de inflación de Banxico.

Banco de México ha hecho un mal trabajo en relación con sus pronósticos de inflación y esto es un tema grave. De acuerdo al esquema de objetivos de inflación con el que opera el Banco Central mexicano, el pronóstico de inflación publicado por esta institución debería guiar las expectativas de los agentes económicos y ayudar a que se cumpla con el objetivo de inflación.

El Banco Central empezó a incluir sus pronósticos de inflación en sus anuncios de política monetaria a partir de la decisión del 12 de agosto de 2021. Esta es una decisión acertada. Ahora se comunica cuál es el pronóstico que se usó como base para cada decisión de política monetaria. Este ejercicio de transparencia es muy positivo para la conducción de la política monetaria en México; sin embargo, también muestra que la Junta de Gobierno del Banco Central ha estado tomando decisiones con base en expectativas equivocadas acerca de la trayectoria futura de la inflación.

Banco de México ha tenido que revisar constantemente sus pronósticos al alza. El 3 de marzo estimaba que la inflación en el cuarto trimestre de 2021 sería de 3.6 por ciento, mientras que el límite superior de su intervalo de confianza era de 4.8 por ciento. Sin embargo, este último se volvió su pronóstico central en junio, sólo tres meses más tarde. Lo mismo sucedió con los pronósticos de los siguientes informes trimestrales: lo que Banxico consideraba muy poco probable un mes, se convertiría en lo más probable poco después.

A favor de Banco de México se puede hacer notar el hecho de que los especialistas en economía del sector privado encuestados por el mismo Banco Central, también tuvieron que revisar sus pronósticos al alza constantemente. Muchos de los factores que empujaron al alza fueron difíciles de prever, aunque no era imposible. En enero de 2021, en este mismo espacio mencioné algunos de los factores que harían de 2021 un año particularmente difícil para la inflación en México.

De cualquier forma, los especialistas del sector privado hicieron un mejor trabajo para pronosticar la inflación, aunque no por mucho. Los pronósticos, durante 2021, de los especialistas en economía fueron, en promedio, 0.19 puntos porcentuales más altos que los que hizo el Banco Central, lo que quiere decir que los primeros subestimaron menos la inflación.

El punto es que el error de Banco de México al subestimar la inflación a lo largo de todo 2021 implica dos problemas importantes para la política monetaria. Por un lado, la Junta de Gobierno ha estado tomando decisiones con base en información demasiado optimista acerca de la inflación. Por otro lado, los pronósticos del Banco Central cada vez son menos confiables y sirven menos para guiar las expectativas de otros agentes económicos. Esto último le resta efectividad a la política de objetivos de inflación de Banxico.

Si Banco de México no es capaz, como institución, de tener excelentes pronósticos de inflación, tenemos un grave problema en la conducción de la política monetaria. Obviamente, si tuviera mejores pronósticos, pero estuviera publicando unos que muestren cifras más optimistas que lo que realmente esperan, esto sería mucho peor. Banco de México tiene que evitar estos errores que subestiman consistentemente a la inflación.

Desgraciadamente, los pronósticos que acompañan al anuncio de la decisión del 10 de febrero son muy poco creíbles y son muy inferiores que lo que esperan los especialistas en economía del sector privado. Banco de México espera que la inflación al cierre del año sea de 4 .0 por ciento, mientras que los especialistas pronostican, en promedio, 4.42 por ciento. Yo creo que difícilmente será menor a 4.5 por ciento. Para 2023, el Banco Central predice 3.1 por ciento y los especialistas estiman 3.73 por ciento. Me parece que es poco probable que sea menor a 4 por ciento. Muy probablemente Banco de México seguirá teniendo pronósticos de inflación demasiado optimistas durante 2022, esto mermará su credibilidad y, con ello, la política monetaria perderá efectividad.

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