Economía empresarial

México podría ser un jugador importante en la industria de semiconductores

Para México deberá ser más fácil manufacturar chips que para economías con una capacidad productiva menos compleja.

Actualmente, se vive una intensa lucha a nivel global por la producción de semiconductores. La buena noticia para México es que podría convertirse en un jugador importante en esta industria a pesar de que hoy no lo es. A mediados de septiembre, se tuvo una reunión entre importantes funcionarios de los gobiernos de Estados Unidos y México. Como resultado de la misma, Gina Raimondo, secretaria de Comercio norteamericana, anunció que las empresas de semiconductores norteamericanas quieren contar con su cadena de producción en Norteamérica, particularmente en México.

Hay varios motivos que están impulsando a varios países a promover el desarrollo y producción local de semiconductores. Es evidente que estos componentes son indispensables para el funcionamiento de la economía global, y la disrupción en las cadenas de suministro globales han mostrado, a la mala, que no conviene depender exclusivamente de proveedores lejanos por el riesgo que conlleva. Las dificultades que han presentado, por ejemplo, las armadoras automotrices son prueba patente de ello. Por otro lado, ciertos tipos de microprocesadores tienen una importancia estratégica por ser indispensables para el desarrollo de ciertas tecnologías como la inteligencia artificial.

De acuerdo con un estudio del Center for Security and Emerging Technology, la cadena de producción de semiconductores la lidera Estados Unidos con un 39 por ciento de participación de mercado. Le siguen Corea del Sur (16 por ciento), Japón (14 por ciento), Taiwán (12 por ciento) y Europa (11 por ciento). Sin embargo, esta es una medición agregada de toda la cadena de valor y no muestra la importancia estratégica de cierto tipo de productos. Por ejemplo, en la fabricación de semiconductores para otras empresas (foundry) Taiwán tiene más de 60 por ciento de participación, donde Corea del Sur y China también son jugadores importantes.

En India, el gobierno ha establecido incentivos por 10 mil millones de dólares para atraer manufactura de semiconductores. Varios productores han firmado cartas de intención con diversos estados en India, entre los que se encuentran IGSS Ventures de Singapur e ISMC de Israel. La Unión Europea ha establecido su propio plan de subsidios a la producción comprometiendo un total de 43 mil millones de euros. Por su parte, Estados Unidos ha aprobado otorgar 52 mil millones de dólares para apoyar tanto producción como investigación y desarrollo en microprocesadores.

Por su parte, China ha comprometido un total de 150 mil millones de dólares para promover el desarrollo de semiconductores. Como en muchas otras áreas de tecnología, Estados Unidos y China se encuentran en una dura batalla. En septiembre, el gobierno norteamericano le ordenó a Nvidia, una de las empresas productoras de semiconductores más valiosas del mundo, que dejara de vender dos de sus chips más sofisticados a China. Estos chips suelen usarse para aplicaciones de inteligencia artificial. Esta es una muestra de la importancia que tiene la rivalidad entre estos países en temas tecnológicos y en la industria de semiconductores en particular.

Es en este contexto que México se revela como un posible aliado de Estados Unidos, lo que le podría traer grandes beneficios económicos a nuestro país. De acuerdo con McKinsey, la industria global de semiconductores podría valer un billón de dólares en 2030. Pero, cabría preguntarse qué puede ofrecer México a una industria de la que conoce poco. Además de la obvia ventaja de la cercanía con Estados Unidos con menores costos de producción, México es una economía con una alta complejidad económica. De acuerdo al ranking del Observatorio de Complejidad Económica, México ocupa el lugar 21 de 136 países en este indicador. Esto es relevante porque mientras más compleja sea la planta productiva de un país, más fácil será empezar a producir bienes para un nuevo sector por las habilidades y conocimientos que ya se tienen. Es decir, para México deberá ser más fácil manufacturar chips que para economías con una capacidad productiva menos compleja.

México se encuentra en una coyuntura económica que puede ser muy ventajosa. La disrupción de las cadenas de suministro globales como consecuencia de la pandemia ha destacado los beneficios de relocalizar las cadenas productivas acortando distancias (nearshoring). México tiene la obvia ventaja de estar junto a la economía más grande del mundo, pero también ha construido importantes vínculos productivos y comerciales con ese país. La apertura comercial, que empezó en la década de los ochenta del siglo pasado en nuestro país, ha rendido frutos muy importantes que se deben valorar y cuidar.

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