Banco de México publicó el 30 de noviembre su Informe Trimestral correspondiente al tercer trimestre de 2022. Esto es parte del excelente trabajo de comunicación constante que tiene el banco central. En un periodo de alta incertidumbre y de elevadas tasas de inflación en México y el mundo, es particularmente relevante conocer la posición y expectativas de la autoridad monetaria en México.
Primero los hechos. La inflación general pasó de 7.77 por ciento en el segundo trimestre del año a 8.52 por ciento en el tercer trimestre. La buena noticia es que ha empezado ya a disminuir y se ubica en 8.14 por ciento en la primera quincena de noviembre. Desafortunadamente, la inflación subyacente siguió aumentando. Pasó de 7.99 por ciento en el tercer trimestre a 8.66 por ciento en noviembre. Esto es importante porque la subyacente es la parte menos volátil de la inflación y, por lo tanto, la que refleja de mejor forma la tendencia de más largo plazo de los precios.
Banco de México afirma que la inflación general y la subyacente continúan resintiendo los efectos de los choques de la pandemia y del conflicto bélico en Ucrania. La persistencia en el aumento de la inflación subyacente puede estar influida por estos efectos, pero me preocupa que también pueda relacionarse con mayores expectativas de inflación de quienes fijan precios en la economía. Esto puede tener efectos de más largo plazo en la inflación.
En el informe se consideran las expectativas de inflación de expertos en economía, las cuales se han deteriorado de forma moderada. La encuesta de expectativas de especialistas en economía que recaba el mismo banco central muestra que, de enero a noviembre, la expectativa de inflación de largo plazo (1-4 años) aumentó ligeramente de 3.54 por ciento a 3.64 por ciento. Sin embargo, las expectativas de no especialistas que tienen que tomar decisiones de aumentos de precios o salariales son las que pueden determinar la evolución futura de la inflación.
Un punto importante a considerar del informe son los pronósticos de inflación de Banco de México. De acuerdo con estas proyecciones, la inflación general sería de 4.1 por ciento en el cuarto trimestre de 2023 y 3.1 por ciento en el último trimestre de 2024. El banco central ha pronosticado un retorno a una inflación muy cercana a su meta de 3 por ciento en un plazo de dos años en cada actualización de sus expectativas desde el inicio del actual brote inflacionario. Sin embargo, ha tenido que aplazar este regreso de la inflación a su objetivo cada vez que actualiza los pronósticos. Es decir, sus pronósticos han estado consistentemente sesgados y me temo que esto continuará sucediendo.
Banco de México debería ser muy cuidadoso con sus pronósticos de inflación porque éstos deberían ayudar a formar las expectativas del resto de los agentes económicos y servir para contribuir a que la inflación regrese al objetivo del mismo banco central. Para que esto funcione así, es necesario que los pronósticos sean creíbles. Después de dos años de errores consistentes, los pronósticos del banco central son cada vez más difíciles de creer.
En particular, la inflación subyacente no ha interrumpido su tendencia a aumentar y será difícil que baje rápidamente. Un punto interesante del informe trimestral es un recuadro en el que se estima el efecto de aumentos y caídas de los precios internacionales de materias primas alimenticias en la inflación de México. En ese estudio, el banco central encuentra que el efecto es asimétrico: los aumentos tienen un efecto mayor que las disminuciones y se menciona que una posible explicación de esto es la rigidez a la baja que muestran algunos precios.
En este sentido, lo más importante es la conclusión a la que se llega de que “a pesar de un entorno más favorable en los determinantes de la inflación, esta podría presentar cierta persistencia en niveles elevados”. El punto es que, aunque mejoren las condiciones que impulsaron el aumento en la inflación, ésta podría mantenerse elevada por más tiempo.
Por otro lado, Banco de México encuentra varios riesgos al alza en sus pronósticos de inflación y menciona que “aunque se percibe cierta mitigación en los riesgos para la inflación respecto a la evaluación del Informe anterior, se considera que el balance de riesgos respecto a la trayectoria prevista para la inflación en el horizonte de pronóstico sigue sesgado al alza”. Desgraciadamente, aunque la inflación general ha empezado a disminuir, el aumento de precios puede seguir elevado por un tiempo considerable, principalmente por los incrementos que ha registrado la inflación subyacente que es la que presenta una mayor resistencia a bajar rápidamente.