Economía empresarial

Banco de México se equivocó

Banco de México tiene que procurar una inflación de 3 por ciento anual y no debería arriesgar la consecución de esta meta.

Banco de México anunció el 21 de marzo su decisión de bajar la tasa de interés de referencia de 11.25 a 11.0 por ciento. En principio, una reducción de la tasa de interés es algo bueno. El problema es que el proceso de reducción de la inflación no está garantizado. De hecho, es muy probable que el Banco Central haya cantado victoria demasiado pronto y se tengan problemas para llevar a la inflación a su nivel objetivo de 3 por ciento.

En su comunicado, Banco de México afirma que “el balance de riesgos respecto de la trayectoria prevista para la inflación en el horizonte de pronóstico se mantiene sesgado al alza”, pero decide bajar la tasa de interés lo que manda una señal que no es congruente con un balance de riesgos para la inflación al alza.

Es cierto que la tasa de interés ha permanecido en niveles muy elevados y que la reducción de la inflación implica una tasa de interés real cada vez mayor. También es cierto que esto puede afectar negativamente a la actividad económica. Pero reducir la tasa en un momento en el que la reducción de la inflación no está garantizada parece no ser congruente con lo que afirma el mismo Banco Central en su comunicado: “El Banco Central reafirma su compromiso con su mandato prioritario y la necesidad de perseverar en sus esfuerzos por consolidar un entorno de inflación baja y estable”.

Los últimos datos de inflación parecen confirmar la afirmación de que la convergencia de la inflación a la meta de Banco de México no está garantizada. Por cierto, es de llamar la atención que la decisión de la Junta de Gobierno del Banco Central se tome un día antes de que se anuncie la inflación quincenal. Esperar un día podría dar información coyuntural muy importante a quienes tienen que tomar la decisión de política monetaria.

La inflación de la primera quincena de marzo, publicada un día después del anuncio de Banxico, muestra un ligero repunte en la inflación al pasar de 4.3 por ciento anual en la segunda quincena de febrero a 4.5 por ciento en la primera de marzo. Más importante aún, la inflación subyacente que es la que muestra la tendencia de la inflación, presenta un aumento por segunda quincena consecutiva.

Por otro lado, como se comentó hace quince días en este mismo espacio, el riesgo mayor está en que la inflación de servicios no disminuya. De hecho, la inflación de los servicios no había registrado un nivel tan alto (5.6 por ciento) desde hace un año. No hay forma de asegurar que la variación en los precios de los servicios se vaya a moderar pronto. Y si esto no sucede, la inflación difícilmente se mantendrá por debajo del 4 por ciento anual.

Aunque la reducción de la tasa de interés de referencia no sea el inicio de un ciclo constante de reducciones en la tasa, sí muestra una señal clara de que el Banco Central relaja su postura, aunque la consecución de su meta de inflación no está garantizada. Banco de México tiene que procurar una inflación de 3 por ciento anual y no debería arriesgar la consecución de esta meta.

El proceso de convergencia de la inflación a la meta de 3 por ciento podría detenerse hacia la segunda mitad del año. En ese caso, Banco de México deberá mandar una señal muy clara de su compromiso con esa meta lo que se complicaría al haber disminuido su tasa de interés de referencia sólo unos meses antes. De esta forma, la decisión del Banco Central es, en el mejor de los casos, una decisión precipitada.

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