Fernando Curiel

Paginitas sociológicas

Más allá de si el desplegado de los intelectuales, aparecido el día 15 de este desastroso mes de julio, tiene enjundia...lo que está en cuestión es el medio y el lenguaje utilizados... lo hacen por un medio impreso de limitada circulación.

Para Virginia, Guillermo

y Humberto

Uno. "Mujeres fatales", "Flappers", "Garsoniers" (por el corte de pelo, amuchachado), "pin ups", sufragistas, "playmates", feministas de primera y segunda y tercera generación. La sociedad siempre encuentra las etiquetas para calificar (descalificar) a las excepciones de la regla. En este caso, el rol asignado de antiguo al "sexo débil" (secundario, sumiso, dependiente, hogareño). Rol quebrantado por requerimientos fabriles y de servicios, particularmente durante la Segunda Gran Guerra. Sólo que la última oleada feminista, está resultando hueso duro de roer.

Dos. AMLO y "Bóreas" (viento ariscado del norte) Trump, ya se reunieron en Washington, sesión de encendidos elogios mutuos, práctica de la pragmática hipocresía diplomática, que ya deglutió el acontecer (decir la Historia, es pasarse de tueste). Pero vivitos y coleando quedan: el racismo supremacista blanco, el muro, la espada de Damocles sobre el DACA; la equivalencia de mexicanos con violadores, asesinos, narcotraficantes; la certeza de que, en ambas naciones, sus mandatarios conducen, antes que gobiernos, campañas electorales permanentes.

Tres. El de la adaptación es un género poco apreciado. Al igual que en las categorías académicas (que se traducen en planes y programas de enseñanza), se ve por encima del hombro a la caricatura, al "monero". Pero, créame usted, el practicar esta especie de elipsis produce un ejercicio placentero. Tomemos al hai ku, y a Matsuo Bashó (1644-1694), uno de sus legendarios cultivadores, si no es que su inventor. Dice, por ejemplo: Nunca te olvides/ de esa flor de cerezo/nacida entre el boscaje. Sometamos el kai ku a adaptación. Nunca te olvides/de esa flor corona virus/ nacida entre el Apocalipsis.

Cuatro. El manoseo, la mentira estúpida, la impunidad, la protección, las pistas falsas, la colisión de partidos, el juego perverso del poder, tanto como la masacre, se abaten sobre a noche (noche nazi) del 26 de septiembre de 2014 en Iguala, y la subsecuente madrugada del 27. Sólo que la verdadera verdad, o post "verdad histórica", o contra versión, desencaja piezas tenidas por inconcusas. De acuerdo: se confirma la participación de la Policía Federal y del Ejército; pero ¿en qué queda la supuesta orden del señor Abarca y señora (presidentes municipales), a su policía, de reprimir a los normalistas?

Cinco. Más allá de si el desplegado de los intelectuales, aparecido el día 15 de este desastroso mes de julio, tiene enjundia; de si representa en realidad a un sector que a partir de los 40 del pasado siglo desplazó, en el imaginario social, a campesinos, obreros y sectores populares, los dilectos de la Revolución Mexicana; de si obliga a una historia de la intervención de letrados en el suceder de la res pública; de si su contenido aporta algo desconocido, o si propone algo nuevo para la acción política; de si la desorbitada respuesta de AMLO, sobrepuja su ritual cantinela ideológica; lo que está en cuestión es el medio y el lenguaje utilizados. Los promotores, número escaso en verdad, de una "defensa de la democracia" frente a una "deriva autoritaria", lo hacen por un medio impreso de limitada circulación; el Ejecutivo federal, a través de un Twitter y del púlpito mañanero casi cadena nacional. Incuestionable es la distancia, en lo que hace a la recepción, entre ambos mensajes.

Seis. Sin caer en el simplismo de que un "medio" nuevo, acaba por desaparecer de manera fatal, al "medio" antiguo (la fotografía frente a la pintura, la teve frente a la radio), cuando lo que termina por imponerse, en la práctica social, es su coexistencia; ninguna duda cabe, que, al presente, si de audiencias se trata, florece lo telemático, lo virtual. Sí, el medio es el mensaje (obviado el chistorete que suple mensaje por masaje). Los pronunciamientos que un cuarteto de amigos y colegas universitarios venimos haciendo en defensa y encomio de las Humanidades, no han dudado en circular, en primera instancia, por la carretera electrónica (PUÑO ELECTRÓNICO, www. artgraffitieditorial.com.mx).

Siete. Acumúlanse, por día, los temas sociales de la Nueva (A)normalidad. Lo que reste de la "célula social". La conexión con la ciudad, espacio ahora interdicto. La adaptación de las nuevas generaciones (niños, adolescentes confinados), a una realidad, todo lo acusa así, amenazante. Las formas educativas, ya inmersas en lo "on line" que no deja de ser fantasmagórico, al suprimir uno de los ejes de la enseñanza habitual, el contacto personal (hecho de saberes, pero también de emociones, gestos). La recuperación productiva. El trabajo oficinesco "at home". El silencioso avance de la dimensión robótica en los campos fabriles, de la medicina, pero asimismo humano.

Siete. Quizá, a lo mejor, promisoriamente, la sociedad revalore, resignifique el rol de las Humanidades y las Ciencias Sociales, ante interrogantes trascendentales. Y no a costa de las Ciencias, que, la neta, ya habían expoliado hasta enfurecerla a la naturaleza, y se han mostrado remisas en la invención del antídoto al Covid-19. No van por estos rumbos los tiros. Estratégico, decisivo, es el diálogo del humanismo y el saber (saber par, aunque diverso) científico. Lo que sucede es que la urgencia de discurrir en el post apocalipsis no se agota en la ciencia básica, la ciencia aplicada y la tecnología utilitaria, sino en el sentido individual y social (social-individual) de la existencia. Sin, olvidando el síndrome Mujer de Lot, saber examinar el pasado y columbrar al mismo tiempo lo por venir.

Ocho. Un auge aguarda a la estadística. La seria, no la acomodaticia al modo de López-Gatell. La comparación numérica entre los caídos en las dos Guerras Mundiales, en la Revolución Mexicana (datos confirmados, no supuestos), en los campos nazis de concentración, en la Guerra Civil Española, en Vietnam, en San Juan Ixhuatepec, en la Guerra de los Seis Días, etcétera, y las víctimas cobradas por la pandemia de Covid-19. Sin olvidar las diversas políticas públicas adoptadas por los gobiernos del planeta. Y sus resultados traducidos en números estrictamente validados.

COLUMNAS ANTERIORES

Ciudad letrada expandida
La realización simbólica

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.