Leer es poder

La democracia de López Obrador

López Obrador pasará a la Historia como otro de los presidentes que terminó decepcionando a México.

¿Por qué López Obrador no pudo terminar con la corrupción como lo había prometido? ¿Por qué no pudo acabar con la pobreza? ¿Qué le impidió lograr que creciera la economía? ¿Por qué aquello de que nuestro sistema de salud llegaría a ser como el danés resultó ser puro cuento? ¿Por qué sus buenas intenciones no bastaron y va a dejar el país más pobre, más corrupto y con más muertes de como lo encontró? ¿Incompetencia, mediocridad, falta de realismo? ¿Todo junto?

Como Fox, fue un magnífico vendedor de ilusiones. Gran campaña, presidencia mediocre. Como Fox, le preocupó más la popularidad que el buen gobierno. Como Calderón, tuvo que sacar al Ejército a las calles y parapetarse detrás de los uniformados. Como Salinas, trató de restaurar al PRI, dando nueva vida a sus mecanismos clientelares (Solidaridad, Bienestar). Como Echeverría, propuso ambiciosos planes para corregir el rumbo del planeta y nadie le hizo caso. Como Salinas, concibió planes para extender su mandato más allá de su periodo. Como Peña Nieto, amparó la corrupción de los suyos: la ‘casa blanca’ de su esposa en un caso, la ‘casa gris’ de su hijo en el otro. López Obrador continuó y ahondó el autoritarismo y la corrupción de los presidentes mexicanos. Más de lo mismo. La cuarta transformación terminó siendo la misma decepción.

Los tres grandes logros de su gobierno: la firma del T-MEC (instrumento neoliberal por excelencia), la recepción de remesas y su aparato de propaganda. Prometió rescatar la soberanía de México, pero sin el comercio con EU y el envío de dinero de nuestros paisanos desde “el otro lado”, la situación del país sería mucho peor de lo que ha sido.

Echó a perder lo que iba a ser un gran aeropuerto internacional y por capricho lo sustituyó por otro que no sirve: lo tiene que sostener con enormes subsidios, tiene que obligar a las compañías aéreas a que envíen y descarguen sus mercancías desde el AIFA, dejó pudrir el Benito Juárez con la esperanza de que la gente se hartara y migrara a su aeropuertito.

López Obrador logró pasar a la Historia de la peor manera posible: el presidente de los muertos: más de 750 mil por la pandemia, más de 150 mil por la inseguridad, más de mil 500 niños con cáncer por falta de medicamentos.

Aquellos ilusos que soñaron con un gobierno para los pobres se quedaron con las ganas. ¿Impuestos para los más ricos? Nada. Lo dijo López Obrador: ninguno de los más ricos ha dejado de ganar dinero. ¿Y la mafia del poder? Todos ahora son más ricos: a Slim lo llenó de contratos, Larrea terminará el sexenio dueño del banco más grande del país. Si acaso, sustituyó a unos ricos por otros, cercanos a él: exactamente lo que hizo Salinas. Los dueños de las televisoras son ahora más ricos y más influyentes. López Obrador ha hecho más ricos a los ricos y más pobres a los pobres. ¡Bravo, presidente!

Hace dos años el presidente prometió que se dejaría de llamar Andrés Manuel si en menos de un año nuestro sistema de salud no era como el de Dinamarca. ¿Qué nombre adoptará el presidente? ¿Felipe de Jesús, como Calderón? Por supuesto que no se cambió de nombre, claro que no pudo terminar con la corrupción ni con la inseguridad. Tenemos al presidente más mentiroso que ha registrado nuestra Historia.

A Peña Nieto (uno de los más corruptos e ineficaces presidentes) apenas lo menciona. Eligió a Calderón como su némesis. ¿La inseguridad no cede? Calderón. ¿El sistema de salud es un desastre? Calderón. López Obrador otorgó un crédito multimillonario y condonó el pago de impuesto a Epigmenio Ibarra para que éste se dedicara de cuerpo y alma a hacer propaganda negativa contra Calderón. No hay día en que el presidente no hable mal de García Luna, pero de los excesos y corruptelas de su procurador general no dice ni pío.

Pasará López Obrador a la Historia como el presidente de la impunidad. Absolvió a sus hermanos a pesar de que todo el mundo los vio recibiendo dinero sucio para las campañas. Eximió de culpa a su hijo a pesar de las evidencias de su corrupción (hoy sale a la luz que Pemex sí otorgó contratos a cambio de darle una vida de lujos a José Ramón).

López Obrador pasará a la Historia como el presidente que acosó y amenazó a periodistas, el presidente que insultó a jueces por aplicar la ley; pasará como el presidente que intentó apropiarse del INE para perpetuarse en el poder. La Historia lo espera con los brazos abiertos por haber militarizado al país, por doblarse vergonzosamente ante el antimexicano Trump, por cederle la tribuna al dictador cubano en la ceremonia de nuestra Independencia.

Epitafio: Soñó con ser como Hidalgo, Juárez y Madero, pero terminó siendo como Santa Anna, Victoriano Huerta y Díaz Ordaz.

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