Hasta ahora hemos visto a Claudia Sheinbaum como la sombra de López Obrador. Las políticas que él dicta son las que ella sigue. El método que la llevó primero a la candidatura y luego a la Presidencia fue el de mostrarse servil con el presidente. Jamás contradecirlo, jamás dudar de él. “El mejor presidente de México”, alzó la voz Claudia hace un par de días.
Pero la sombra se acaba. El foco (sol, estrella, luminaria, líder) va perdiendo luz hasta que se apaga. El jubilado en el rancho de Palenque estará al principio muy acompañado, luego menos, y menos. Ni la esposa lo quiso acompañar. Se dice que será el primer presidente que se retirará con una gran base de poder propia. Pero el poder, para ser efectivo, tiene que ofrecer soluciones, puestos, presupuestos, que ya no estarán en sus manos dar. El aura del poder, y su ausencia, es cruel. Salinas parecía todopoderoso, enorme. Cuando le retiraron los reflectores (alguien de su partido, alguien que había sido parte de su equipo) se pudo ver a un sujeto bajito, con chamarra de borrega, en una colonia de Solidaridad, en huelga de hambre durante algunas horas. El jubilado en chanclas en Palenque escribirá libros que ya nadie leerá. Dará pocas y tediosas entrevistas a modo, estilo Ramonet, para tratar de fijar “su lugar en la historia”. Una luz que se apaga.
El nuevo foco de irradiación estará en Palacio. Conforme el poder de López Obrador vaya menguando, Sheinbaum asumirá su propia voz. Mientras eso ocurre, seguirá viviendo en Palacio, al frente de las mañaneras, siguiendo hasta donde pueda el estilo personal de gobernar de su mentor. Pero desde el día primero irán surgiendo sucesos (nacionales, internacionales, políticos y económicos, fastos y nefastos) y ya no estará AMLO para interpretarlos, para fijar línea. En los últimos años, no hay un solo acontecimiento que los morenistas no hayan interpretado a la luz de su dictado. Cuando sucede algo, son capaces de aguantar horas en silencio, hasta que AMLO declara y fija con ello el sentido y el sentir del gobierno. Desde el primero de octubre ya no dará su opinión. Muchos ahora voltearán a ver a Claudia, para tomar posición. Claudia misma intentará en ese momento mirar hacia arriba en espera de sentido, que ya no habrá. Claudia tendrá (horror de horrores) que dejar escuchar su voz, fijar sus opiniones, más allá de la sombra del Caudillo.
En muchos sentidos Sheinbaum sigue siendo un enigma que se irá aclarando con sus actos. Por lo pronto, para descifrarla, tenemos: durante su gestión como Jefa de Gobierno se atentó contra la vida del secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, y contra el comunicador Ciro Gómez Leyva: todavía impunes sus responsables últimos; hay presencia de todos los cárteles en la Ciudad de México. Su gestión luego del derrumbe de la línea 12 del metro fue desastrosa (rechazando informes que ella contrató y que señalaban la responsabilidad de su gobierno; señalamiento que el mismo Carlos Slim reiteró). Tuvo que ofrecer disculpas públicas por el desplome del Colegio Rebsamen. Le llaman “científica”, pero no lo demostró en el caso del uso de la Ivermectina. La Ciudad de México fue la de peor gestión de la pandemia en todo el país. La periodista Anabel Hernández ha señalado los nexos entre Sheinbaum y el Cártel de Sinaloa. La misma Anabel Hernández que antes AMLO y la cuatro té elogiaban y ahora infaman. No tuvo una gran gestión como Jefa de Gobierno. Cumplió apenas con el 10 por ciento de capacidad que AMLO pide a sus funcionarios (el otro 90 por ciento es la lealtad).
Uno de los ofrecimientos más claros de López Obrador –el combate a la corrupción– fue un fracaso. No solo no barrió con la corrupción de arriba para abajo, sino que ésta pareció concentrarse arriba, en hermanos, hijos, primas, cuñadas, secretarios particulares, secretarios de Estado a los que les revelaron numerosas propiedades. Corrupción en Segalmex y en decenas de miles de contratos asignados sin concurso. La corrupción fue uno de los sellos distintivos de este gobierno.
En campaña fueron mencionadas varias cuentas en Panamá para evadir impuestos. No se conocieron los montos de esas cuentas. Sheinbaum dijo que eran de sus abuelas, luego que de su mamá y unas tías. Nunca terminó de aclararse. Ha rechazado también las acusaciones contra los hijos de López Obrador que se desprenden de los reportajes de Latinus. ¿No podía decir mejor que la procuraduría investigaría? ¿Por qué absolverlos antes siquiera de iniciar una investigación? La corrupción sirvió a AMLO como instrumento de venganza y amenaza contra sus adversarios políticos. No es una buena señal que Sheinbaum avale la desaparición del INAI, el órgano de transparencia.
Se acerca el momento en el que el foco irradiador comience a perder luminosidad. La sombra se acabará diluyendo. El poder cambiará de manos. Sheinbaum deberá decidir, elegir, postular, por sí misma. Mientras tanto, el jubilado comenzará su declive en Palenque.