Leer es poder

La normalización de la mentira

López Obrador faltó más de cien mil veces a la verdad en sus conferencias. Nos acostumbramos a la mentira, se degradó la política, se volvió normal calumniar.

Al comienzo del pasado sexenio advertimos que se les daría, a las conferencias matutinas del presidente, un uso propagandístico, a tal grado que llegarían a convertirse en el eje principal de su estrategia de comunicación y propaganda.

Planteamos entonces que toda mención que incluyera mentiras o calumnias tenía que contestarse en el púlpito presidencial utilizando el derecho de réplica. Un caso individual podía ser desdeñado (como le ocurrió a Héctor Aguilar Camín), un centenar de personas con amparos podían haber logrado algo. A Xóchitl Gálvez le negaron el derecho de réplica y esa negativa la catapultó a la candidatura de la presidencia.

Otro mecanismo era el jurídico. La mañanera, como espacio de comunicación presidencial, no está regulada. El presidente la usaba principalmente para mentir y calumniar. El miedo impidió que alguien se le enfrentara con las armas de la ley, con amparos y con amenazas de suspenderla en caso de que le diera un uso electoral (que fue lo que hizo). Otro mecanismo válido era el de crear un espacio alternativo de respuesta inmediata. Si el presidente mentía, una hora después, en un sitio específico, podía echarse abajo su mentira y difundirla a los medios. Esto lo pudo haber hecho un particular o un partido, ninguno lo hizo. López Obrador faltó más de cien mil veces a la verdad en sus conferencias. Nos acostumbramos a la mentira. Se degradó la política. Se volvió normal calumniar.

La mañanera la sigue muy poca gente. Si ya con López Obrador, que era un histrión, era aburrida, con Sheinbaum la conferencia ha logrado descender al grado cero de comunicación. Largas pausas, burlas bobas, cinismo sin gracia. Las mañaneras eran efectivas por su mecanismo multiplicador. A lo largo del día, en las estaciones más oídas, se repetían las frases de López Obrador cada hora. En todos los noticieros de televisión se le daba primacía sin ninguna réplica. Sus mensajes se repetían cientos de miles de veces en todo el país. Es el papel de la propaganda. Una mentira repetida mil veces. Las mentiras las fraguaban Jesús Ramírez y el presidente. Fueron cómplices, al multiplicar el mensaje, las televisoras y las mayores cadenas de radio.

Sin mañaneras el destino del gobierno de la cuatro té hubiera sido muy distinto. Con propaganda pudieron hacer frente a la debacle que fue la pandemia de covid. Con propaganda se logró la hazaña de que millones de mexicanos se creyeran el cuento de que la inseguridad estaba controlada, de que el AIFA era uno de los mejores aeropuertos del mundo y de que se estaba luchando contra la corrupción.

La mañanera es el principal emisor de mentiras del gobierno. Es la principal fuente de propaganda. Mencioné ya algunas formas de enfrentar este foco calumnioso. Ahora mismo los trabajadores del Poder Judicial organizan una contramañanera, con buenos resultados. Pero no son los únicos afectados. El gobierno de López Obrador se sustentó en la mentira. No debemos permitir que este gobierno repita la fórmula.

Aunque se nos dijo que este gobierno sería distinto del anterior, nadie esperaba que renunciara a la mañanera, que había sido un instrumento tan exitoso. Controló la agenda mediática durante seis años. Sirvió para provocar miedo. Nadie quería enfrentar al presidente por temor a que éste iniciara una campaña contra la persona afectada. Una campaña que comenzaba con calumnias en la conferencia y que luego seguía con un ejército de bots que secundaban las frases injuriosas del presidente. Nadie esperaba que Sheinbaum dijera cosas como “lo que diga mi dedito”, o que saliera con que tenía “otros datos”, o que calumniara a sus adversarios. Estas primeras semanas han servido para echar por tierra esa ilusión. Sheinbaum miente como López Obrador. Ya volvió a valerse de Claudio X y de Calderón como chivos expiatorios para ocultar los desastres de su incipiente gobierno.

Para efectos prácticos, los partidos políticos son un cero a la izquierda. Los medios de comunicación viven bajo asedio. La sociedad civil apenas sale de su desánimo. La oposición debe surgir de acciones individuales. Del coraje de ciudadanos no dispuestos a entregar el país a la barbarie.

¿Se quiere apuntar a un blanco efectivo? Se debe apuntar al principal emisor de mentiras y propaganda. No se debe permitir que se utilice ese espacio público para difamar a los ciudadanos, tampoco para que se use como medio partidista. La solución no está en los partidos sino en ciudadanos conscientes.

Rosa Parks como ejemplo. El primero de diciembre de 1955, se negó a ceder su asiento a un hombre blanco. Tank man como ejemplo. Un hombre se puso frente a una columna de tanques en la Plaza Tiananmén, impidiéndoles entrar a reprimir disidentes. Gandhi como ejemplo. La no violencia enfrentada a los rifles y las macanas. Václav Havel como ejemplo de la verdad enfrentada a la mentira. Hay mil ejemplos más. Lo que no se puede hacer es quedarnos cruzados mientras convierten al país, paso a paso, en una dictadura.

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