El plagio es la apropiación indebida de ideas o textos ajenos. El plagio es, esencialmente, un robo, y su perpetrador, un ladrón.
Por lo menos en uno de sus libros (Del esplendor a la sombra: la República restaurada, UJAT, 1988), Andrés Manuel López Obrador plagia con descaro la obra de los historiadores Daniel Cosío Villegas y Luis González y González. El autopostulado adalid de la honestidad es en realidad un plagiario.
Hace dos años, cuando Carmen Aristegui denunció el plagio que Enrique Peña Nieto realizó en su tesis de licenciatura, López Obrador condenó el hecho. "A mí me pueden llamar Peje, pero no soy lagarto", afirmó. Lo cierto es que Peña Nieto copió y plagió citas de otros autores, del mismo modo que López Obrador lo hizo en su libro. Con una diferencia: Peña Nieto ejecutó su plagio siendo estudiante en una obra académica que nunca circuló. El plagio de López Obrador lo realizó a los 35 años en una obra que, aunque publicada originalmente por una editorial universitaria, estaba destinada a su venta. Así, López Obrador defraudó a sus editores y a los lectores que compraron ese libro (ahora integrado en El poder en el trópico, Planeta, 2015).
Ya antes, López Obrador reconoció que él no es el autor de sus libros políticos, sino que otros los escriben y él sólo los firma. Cuestionado por empresarios de Coparmex, y sintiéndose acorralado por sus preguntas respecto a su libro titulado Nuevo proyecto alternativo de nación, confesó: "Ese libro no lo escribí yo, sino un grupo de intelectuales" (La Crónica, 3.9.2012).
Entremos en materia. Andrés Manuel López Obrador publicó, en 1988 –auspiciado por el Instituto de Cultura del gobierno del estado de Tabasco, y bajo el sello editorial de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco–, Del esplendor a la sombra: la República restaurada, segunda entrega de una trilogía dedicada al siglo XIX en ese estado. Aquí López Obrador plagia ideas, estructuras, hilos argumentativos, datos, expresiones y fuentes bibliográficas de los historiadores Luis González y González (El liberalismo triunfante) y Daniel Cosío Villegas (Historia moderna de México). Incluye ambas obras en la bibliografía final. En ocasiones las cita explícitamente, pero se trata de fuentes a las que acude media centena de veces, resume de manera perezosa, parafrasea o copia palabra por palabra, citándolas unas veces de manera imprecisa y otras sin el más mínimo reconocimiento de la fuente original.
A diferencia de otros dirigentes sociales y políticos que publican libros autobiográficos y programáticos sobre los que nadie tiene una expectativa razonable de plena autoría original –lo mismo que los discursos políticos o las iniciativas de ley, elaborados por un equipo de asesores–, AMLO en su libro tiene la pretensión de escribir una obra de alta divulgación que, por un lado, glosa la obra de Cosío Villegas sobre la historia del siglo XIX mexicano con los acontecimientos puntuales de Tabasco; y, por otro, aporta al conocimiento de una época supuestamente modélica en la que basa sus ideales. Por lo tanto, y pese a que en la introducción afirma que los historiadores "son, en lo colectivo, los verdaderos autores", la expectativa de originalidad argumentativa es perfectamente razonable.
Los ejemplos son numerosos e imposibles de mostrar en el breve espacio de este artículo. En el portal de EL FINANCIERO, en la zona de comentarios del presente texto, subiré un documento en Word de más de cincuenta cuartillas con abundantes ejemplos que demuestran claramente los diversos plagios en que incurre López Obrador. El lector interesado podrá consultar ahí el documento completo. Por lo pronto citaré aquí un par de ejemplos.
Escribe Cosío Villegas en su Historia moderna de México: "Habían desembarcado, procedentes de La Habana, en Sisal, donde sedujeron a la guarnición de Mérida, asesinaron al gobernador Cepeda y al secretario de Gobierno Cicerol, y proclamaron el imperio" (p. 230). Escribe López Obrador en Del esplendor a la sombra: "Había desembarcado en el puerto de Sisal, y luego de reducir a la guarnición de Mérida y asesinar al gobernador Cepeda y al secretario de Gobierno Cicerol, tomó la plaza y proclamó el imperio" (p. 45).
Escribe Cosío Villegas: "Una reforma al artículo 6º del Plan de Tuxtepec. La presidencia interina no recaería en la persona electa por una mayoría de los gobernadores adheridos al plan, sino en el presidente de la Suprema Corte de Justicia" (p. 816). 'Escribe' López Obrador: "La reforma al artículo 6º del Plan de Tuxtepec. Ahora, la presidencia interina no recaería en la persona electa por una mayoría de los gobernadores adheridos al plan, sino en el presidente de la Suprema Corte de Justicia" (p. 144).
Más de un centenar de ejemplos de este tipo podrá encontrar el lector en el documento al que me he referido.
Al ser cuestionado sobre el origen de sus recursos personales, López Obrador suele responder que vive de las regalías de sus libros. Libros en algunos casos plagiados, otros simplemente los firmó sin haberlos escrito. Por lo visto, López Obrador resultó más lagarto que peje.