Leer es poder

Qué podemos hacer

Si no gobiernan bien y la propaganda no les basta, lo siguiente es apoderarse de la instancia que cuenta los votos. Volveremos a los tiempos del PRI.

Ante los repetidos yerros del gobierno mucha gente se pregunta, ¿qué podemos hacer? Lo primero es tratar de entender qué pasó. Por enojo o convicción treinta millones de personas consideraron que el PRI y el PAN ya habían gobernado, y no muy bien, y que había que darle la oportunidad a quien llevaba 18 años buscando la Presidencia. La esperanza de cambio fue alimentada por la idea de que el PRI y el PAN formaban parte de un mismo sistema corrupto.

Pero también, y esto no debemos nunca soslayarlo, porque formamos parte de una sociedad globalizada. El ascenso del populismo en México fue precedido y acompañado de otros movimientos similares en Europa y América, con modalidades de izquierda y derecha. Así como a principios de los noventa una ola democrática recorrió el mundo, en la segunda década del siglo XXI una nueva ola, ahora de corte populista, vuelve a sacudirlo. La ola populista, que tiene su origen en la crisis financiera de 2008, aún no cesa y por lo tanto es prematuro pensar que puede revertirse esa tendencia comenzando por México. Antes de las elecciones de 2018 organismos como Latinobarómetro señalaban el poco aprecio que los mexicanos teníamos por la democracia. Muy pronto desilusionó a las mayorías un sistema, el democrático, que no ofrece soluciones sencillas, que implica negociaciones permanentes, conflictos constantes derivados del equilibrio de poder, un sistema de vigilancia y transparencia. Treinta millones de personas no votaron por esa alternativa, la gran mayoría votó por lo opuesto, por un candidato que ofreció claramente hacer lo que está haciendo. Un hombre providencial de visión maniquea que ofrece soluciones a todos los problemas empezando por el más urgente: que se acabe con la corrupción.

Entonces lo primero es reconocer que había un fuerte reclamo social por seguridad y crecimiento, y que ese reclamo no pudo encontrar solución en el periodo de transición democrática (1997-2018). Si se hubiera encontrado la forma efectiva de tranquilizar el país e impulsar el crecimiento no estaríamos aquí. Y de aquí queremos salir. Algunos (muchos) nos dimos ya cuenta de que las promesas populistas se han traducido en malas soluciones de gobierno y de que acusan una pronunciada tendencia hacia el autoritarismo. El enojo social que ellos azuzaron en campaña no lo han transformado en un gobierno eficaz sino en todo lo contrario. El más elocuente ejemplo de ello lo vimos en la puesta en marcha del Insabi. Desorganización, improvisación, falta de experiencia (¡el director del más grande programa de salud del país es un arqueólogo!), insensibilidad para comunicar el cambio. Vimos al presidente justificar la malhechura refiriéndose a gobiernos pasados y con una visión de las cosas cada vez más lejana de la realidad. Así estamos, con un gobierno bueno para diagnosticar los males del país y muy malo para encontrarles solución.

Para tratar de ocultarlo han recurrido a la solución esquizofrénica. Para el gobierno todo va bien y el pueblo está feliz. En la realidad estamos viviendo el periodo de mayor violencia en la historia de México. No hay dos realidades sino una sola. Por un lado los hechos y por el otro la propaganda, que difunden por las redes, la televisión y los medios afines, recompensados con publicidad oficial. Si continúan sus fracasos esa propaganda buscará la manera de extenderse en los diarios y medios independientes.

¿Qué podemos hacer? En las siguientes semanas asistiremos al acoso del INE. Se intentará acortar el periodo del presidente consejero, se buscará imponer una mayoría morenista en el Consejo General y se tratará de que el Congreso sea el que designe a los consejeros electorales y no el Consejo General del INE, con el afán de restarle independencia. Se intentará vulnerar su autonomía con recortes y denuncias contra los consejeros. En pocas palabras: Morena intentará capturar el órgano electoral.

Si no gobiernan bien y la propaganda no les basta, lo siguiente es apoderarse de la instancia que cuenta los votos. Volveremos a los tiempos del PRI. No será como antes cuando Gobernación organizaba los comicios. Será el partido el que asuma esa función. Morena controla, compite, conserva y afianza su poder. ¿Qué podemos hacer? Defendamos al INE. De las formas democráticas que uno pueda. Esto es lo que podemos y debemos hacer: organizarnos en defensa del INE.

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