Debate Puntual

Una ciudadanía en pro de los derechos y las libertades

Han pasado 50 años desde aquel convulso e infame 1968 y, sí, el mundo ha cambiado. ¿Cómo? Fernando Hernández Marquina lo comenta.

Corría el año de 1968. La humanidad, deslumbrada por los avances de la ciencia, soñaba cómo sería la primera incursión del hombre en la Luna, al tiempo en que movimientos sociales y juveniles se multiplicaban por todo el globo promoviendo otros sueños: igualdad y respeto a los derechos humanos. A lo anterior, los gobiernos respondieron con represión casi de forma unánime.

En Latinoamérica, las dictaduras militares seguían abriéndose paso, con casos lamentablemente notorios como Honduras, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Argentina, Cuba, Brasil y Uruguay.

En Europa existían otros casos tan criticables como famosos: Grecia, Portugal, Checoslovaquia, el prolongado franquismo en España y la memorable URSS. No fue distinto en África y Asia.

Sin una dictadura instaurada, hubo otros pueblos que sufrieron la represión de sus gobiernos: Francia, Polonia, Reino Unido y, por supuesto, México.

La participación de Estados Unidos en la Guerra de Vietnam escalaba bajo las órdenes de Lyndon B. Johnson, seis años después de que John F. Kennedy aumentara, de manera significativa, el apoyo militar a las tropas de Vietnam del Sur. Diversos sectores estadounidenses conocían, horrorizados, los detalles de los asesinatos de Martin Luther King y de Robert F. Kennedy. Movimientos en pro de los derechos de los afroamericanos y de las mujeres enmarcaban el clima social y político en el que Richard Nixon ganaba las elecciones presidenciales.

Hoy podemos decir, aliviados: "eran otros tiempos". Han pasado 50 años desde aquel convulso e infame 1968 y, sí, el mundo ha cambiado. El número de dictaduras en el mundo ha disminuido drásticamente. La democracia parece arraigarse en la mayoría de los países y la presión que ejerce el concierto de las naciones sobre casos de abuso de poder de un gobierno es mayor y tiene mayor incidencia en un posible cambio.

Sin duda, el 68, a pesar de ser un año difícil en más de un sentido, puso las bases para muchos de los cambios positivos que vemos hoy en día. Los movimientos estudiantiles le dieron voz a un sector de la población que durante una gran parte del siglo XX estuvo supeditada a las decisiones de los adultos. Hoy en día, como lo vimos en México durante el 2018, la voz de los estudiantes se escucha fuerte y clara, y sigue logrando cambios importantes en la educación y en las decisiones de las instituciones educativas.

Las organizaciones que luchaban por los derechos humanos en aquella lejana década de los sesenta ya han cosechado frutos en su lucha, sin detener su búsqueda por un mundo más respetuoso de las libertades y los derechos de cada ser humano, en la que todavía queda mucho por conquistar.

Se dice comúnmente que hay que conocer la historia para no repetirla. En muchos de los casos de abuso de poder y gobiernos que actuaron sin aparentes contrapesos hace 50 años, hubo una sociedad civil activa que expresó su descontento y exigió un mundo más justo.

En cualquier país, los cambios requieren de la participación de su ciudadanía. Un gobierno encontrará a su paso diversos obstáculos y tentaciones que lo pueden alejar de su fin principal: mejorar la calidad de vida de sus gobernados. Es deber, responsabilidad y derecho de todo habitante darle seguimiento puntual a las acciones de gobierno y exigir que se cumplan las promesas de sus líderes, o que se adapten, adecúen o cancelen, de acuerdo a las necesidades y los intereses de la población.

La acción ciudadana fue crucial hace 50 años y lo sigue siendo ahora. De no ser por todos aquellos movimientos que florecieron como una respuesta al autoritarismo de dictaduras y aparentes democracias, hoy en día no contaríamos con un amplio número de libertades que gozamos sin cuestionarnos. No necesitamos ser expertos en historia para disfrutar de ellas, pero sirve mucho conocer qué ha pasado en el mundo en décadas anteriores para poder trazar un mundo mas cercano al que la mayoría buscamos.

Que nuestro Debate Puntual siga siendo en pro de la democracia, el respeto a los derechos, las libertades y la justicia. Es cierto: estamos lejos de un mundo en paz, y hay un gran número de factores que nos lo recuerdan día con día. No obstante, las lecciones de la historia están presentes y accesibles; basta dedicarle tiempo para conocerlas y aprender. Que el mundo sea un mejor lugar depende de ello.

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