Varios sectores se han visto afectados por la crisis sanitaria en México y el mundo. Sin duda uno de los más golpeados por la desaceleración económica ha sido el sector financiero. Desde los pequeños comercios hasta los grandes corporativos han tenido que dar giros de 180 grados para la gestión de su negocio y la administración de sus recursos. Lo cierto es que para mantenernos de pie como sociedad necesitamos una economía saludable y para conseguirlo necesitamos negocios activos que muevan la economía del país, con vista a una estabilidad económica.
El sector bancario es un pilar para mantener el financiamiento en diversos frentes, ya sea otorgando créditos para financiar un proyecto u ofreciendo alternativas para la administración de recursos.
Como lo hemos visto en otras crisis financieras generadas por guerras mundiales y demás, la economía puede verse severamente afectada, pero existe una tendencia al alza muy importante que reactiva la economía y genera evolución en la actividad a nivel mundial. Hoy podemos ver la evolución de la economía en Europa y Asia, lo que nos hace pensar de manera optimista que México podría tener un comportamiento parecido, que si bien sería paulatino, nos da confianza en que poco a poco experimentaremos una mejora en vía a una estabilidad económica.
En las últimas semanas los ojos en el sector se han centrado en las estimaciones y perspectivas del sector bancario. Es importante tomar en cuenta que para definir la solidez de un banco se deben evaluar la liquidez, los índices de morosidad, pero también se debe tomar en cuenta la pérdida esperada que tiene cada banco. En función del perfil de riesgo y tipo de acreditados, se tiene una pérdida esperada mayor o menor, y con base en eso se tiene la solidez de capital. Cada banco tendrá un escenario distinto, dependiendo de su modelo de negocio y perfil de sus clientes. En el caso de bancos que no centran su funcionamiento en los créditos personales o para Pymes (acreditados más sensibles a la pandemia), la calidad en la cartera puede ser más saludable en este escenario reflejado en un índice de morosidad y pérdida esperada menor a la de otros bancos con más exposición a estos segmentos y que seguramente tendrán mayores índices de morosidad y pérdidas esperadas y que necesitarán más capital para tener una estabilidad.
Pero como en todas las crisis hay oportunidades y esta ha sido una gran oportunidad de crecimiento para la digitalización. Volverse digital es ahora una cuestión de supervivencia para muchas industrias. Esta situación significó el impulso de transformación digital en muchas aristas, que avanza de forma acelerada para el beneficio del cliente. La transformación digital es quizás la nueva realidad para hacer negocios, develada ante la crisis que estamos atravesando.
Sin duda es un momento para hacer una reflexión y pensar qué giro nos falta dar para poder evolucionar y adaptarnos a esta nueva normalidad como sociedad, a la par de asegurar una economía sana y un futuro prometedor a la estabilidad económica de México.