El pasado 31 de marzo, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) entregó el documento de Pre-Criterios Generales de Política Económica (PCGPE) para 2022. En el documento se presentan los supuestos de las principales variables macroeconómicas y financieras, así como las proyecciones de los principales componentes del Presupuesto 2022 y la actualización de éstos para 2021.
Crecimiento, precio del petróleo y tipo de cambio. En el caso de las proyecciones de crecimiento económico de SHCP (2021: 5.3 por ciento; 2022: 3.6 por ciento), coincido plenamente con el pronóstico de 5.3 por ciento para 2021, en donde creo que el balance de riesgos está sesgado al alza y el crecimiento en 2022 continuará influenciado tanto por el efecto de ‘rebote’ −después de la fuerte caída en 2020 por el impacto económico de la pandemia−, como por los paquetes de estímulo fiscal en EU. Por su parte, el precio del petróleo proyectado por SHCP (2021: 55 dólares por barril; 2022: 53 dólares por barril) es consistente con las proyecciones de mercado, que han reflejado una recuperación significativa en la demanda de este hidrocarburo, en línea con la reactivación económica global. Cabe señalar que un precio del petróleo más alto continúa teniendo un impacto positivo en las finanzas públicas. Por un lado podría pensarse que no, debido a que la balanza comercial energética de nuestro país ha sido deficitaria desde 2016, por lo que un incremento en el precio de los hidrocarburos no debería tener un efecto positivo. Sin embargo, los cambios que se hicieron en el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) de las gasolinas en 2017, hacen que los incrementos de los precios internacionales de los petrolíferos −particularmente las gasolinas−, se transfieran casi en su totalidad a los consumidores, por lo que desde la arista de finanzas públicas, un aumento en el precio de los hidrocarburos continúa siendo positivo. Por su parte, un tipo de cambio peso-dólar más alto implica mayores ingresos fiscales. Esto se debe a que si bien un peso depreciado frente al dólar aumenta el costo de financiamiento de la deuda denominada en moneda extranjera, esto es sobrecompensado por los mayores ingresos petroleros que implica un tipo de cambio así. Por ello, considero que el tipo de cambio pronosticado por SHCP (2021: 20.20 pesos por dólar; 2022: 20.40 pesos por dólar) es ‘conservador’ desde una óptica de finanzas públicas.
Producción petrolera, inflación y tasa de interés. La producción petrolera de nuestro país ha caído todos los años de 2005 a 2019 y aunque en 2020 se estabilizó, la producción petrolera se ha sobreestimado consistentemente tanto en Pre-Criterios, como en los propios Criterios, desde hace varias administraciones. De esta manera, a la luz de las proyecciones históricas, así como la reversión que ha estado ocurriendo en la reforma energética de la administración anterior y la falta de recursos de Petróleos Mexicanos (Pemex) para invertir en la extracción y producción de petróleo, veo difícil que se pueda cumplir los supuestos de producción petrolera (2021: 1.794 millones de barriles al día; 2022: 1.867 millones de barriles al día), insumo relevante en la estimación de ingresos por este concepto. En cuanto a los pronósticos de inflación (2021: 3.8 por ciento; 2022: 3.0 por ciento) y tasa de interés (2021: 3.8 por ciento; 2022: 4.3 por ciento), estas variables se ven más optimistas a la luz de las diferentes encuestas de analistas. En este sentido, se percibe que la inflación, tanto a nivel local, como global −particularmente en economías emergentes−, podrían observar una trayectoria todavía más alcista en los próximos trimestres. Así, es muy factible que los bancos centrales, sobre todo en mercados emergentes, ya no les sea factible disminuir o mantener sus tasas de referencia a los niveles actuales. Inclusive, algunas autoridades monetarias de estos países han tenido ya que iniciar ciclos de alza de tasas de interés (e.g. Brasil, Turquía, Rusia, Ucrania). Esto tendrá incidencia en un mayor costo de financiamiento para estos países y en donde se ve difícil que México sea una excepción. Esto podría incrementar el costo de financiamiento de la deuda, con respecto a lo que estima SHCP (2.8 puntos del PIB, tanto para 2021, como para 2022).
Aun con el optimismo (moderado) sobre producción petrolera, inflación y tasa de interés reflejado en Pre-Criterios, considero que en el corto plazo las finanzas públicas en México se ven sostenibles. Esto se ve más patente todavía si nos comparamos con la mayoría de los países emergentes, que el año pasado aumentaron substancialmente su deuda, al haber instrumentado paquetes de estímulo fiscal para atajar el impacto económico de la pandemia. Así, el análisis se tiene que tornar más profundo para caracterizar la sostenibilidad de mediano y largo plazos, sobre todo ante la posibilidad de que el crecimiento potencial de México disminuya y que las presiones de gasto aumenten, debido a la elevación de los programas sociales que ha instrumentado la administración actual a nivel constitucional, así como la creciente presión fiscal que implica el tema pensionario en México.
* El autor es director general adjunto de Análisis Económico, Relación con Inversionistas y Sustentabilidad de Grupo Financiero Banorte, presidente del Comité Nacional de Estudios Económicos del IMEF y miembro del Comité de Fechado de Ciclos de la Economía Mexicana.
* Las opiniones que se expresan en esta columna son a título personal.