Cuando el instrumento más utilizado en política monetaria aparentemente se agota y se desea continuar inyectando liquidez al sistema financiero, con la esperanza de que esto estimule la economía, se procede a utilizar otros instrumentos que tal vez no se habían utilizado en el pasado. Así, en la crisis económico-financiera global de 2008-2009 nació el ‘estímulo cuantitativo’ (o por sus siglas en inglés ‘QE’, de Quantitative Easing). Es decir, en septiembre de 2007 el Comité de Operaciones de Mercado Abierto (FOMC) del Banco de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) decidió iniciar un ciclo de política monetaria laxa al disminuir la tasa de referencia Fed Funds de 5.25 por ciento en ese momento, a 0.25 por ciento en enero de 2009. Sin embargo, ‘en el camino’ hubo mucha preocupación cuando en octubre de 2008 el nivel de la tasa de referencia se encontraba en 1.00 por ciento, acercándose peligrosamente al nivel de cero por ciento.
Cabe destacar que en ese momento no se veía claro que la situación fuese a mejorar en el corto plazo. Unas semanas antes había quebrado el banco de inversión estadounidense Lehman Brothers y se vislumbraban una serie de problemas graves en otras instituciones financieras, tanto a nivel local, como global. ¿Qué pasaría si la tasa de Fed Funds se ubicara en cero por ciento? ¿Qué sucede si se fija en terreno negativo? Esas eran las preguntas que no dejaban dormir a los banqueros centrales, a los ministros de finanzas y a todos los demás participantes de los mercados financieros. Las tasas de interés negativas tienen varios componentes contraintuitivos, como penalizar al ahorrador, para empezar. Adicionalmente, puede ocasionar distorsiones graves en los bancos y otras instituciones financieras al cobrarle al ahorrador y al mismo tiempo casi ‘regalar’ el dinero a quien pide prestado, que puede resultar contraproducente.
Así, en noviembre de 2008 se instrumentó el primer estímulo cuantitativo o QE1, en el que el Fed se comprometió a comprar 500 mil millones de dólares (mmd) de bonos respaldados por hipotecas y 100 mmd de bonos de las agencias hipotecarias. Con la compra de estos instrumentos, se inyectaba liquidez de manera masiva al sistema financiero. Hacia delante, se llevaron a cabo dos estímulos cuantitativos más (QE2 y QE3) y una ‘operación twist’ en donde el QE se amplió para comprar bonos del Tesoro estadounidense e influir en las tasas de mediano y largo plazo. Finalmente, en mayo de 2013 el presidente en turno del Fed, Ben Bernanke, señaló la posibilidad de reducir las compras mensuales de instrumentos (o tapering), lo que ocasionó una reacción muy violenta en los mercados financieros a nivel global. Al final el llamado tapering se anunció en diciembre de 2013, en donde las compras de 85 mmd se iban a reducir en montos de 10 mmd, a partir de enero de 2014. El QE terminó oficialmente en octubre de 2014, más que duplicando el balance del Fed −por los instrumentos que fue adquiriendo−, de 2.0 a 4.5 billones de dólares en los seis años que se instrumentó. Regresando al tema de las tasas, el Fed inició un ciclo de alza de la tasa de referencia poco más de un año después, en diciembre de 2015.
Ahora la gran pregunta que tienen los participantes de los mercados financieros internacionales es qué va a hacer el Fed hacia delante. Por el lado del precio del dinero, bajó la tasa de Fed Funds de 2.50 por ciento en julio de 2009, a 0.25 por ciento en marzo de 2020. Por el lado de la cantidad de dinero, prácticamente volvió a duplicar su balance de 4.2 a 8.2 billones de dólares, de febrero del año pasado a la actualidad, en donde, además, continúa comprando 120 mmd mensuales de instrumentos. En este sentido, considero que es muy importante tomar en cuenta cuatro aspectos: (1) La recesión en 2008-2009 tuvo una duración de 18 meses, mientras que la de 2020 solo duró cuatro meses y acabó hace más de un año, de acuerdo con el Comité de Fechado de Ciclos del NBER en EU; (2) el nivel más alto de la inflación con la que el Fed compara su objetivo −i.e. el cambio anual del deflactor subyacente de precios del consumo privado (PCE core)−, se ubicó en 2.0 por ciento poco antes de que Bernanke comentara que el FOMC estaba pensando en iniciar el tapering, mientras que hoy se encuentra en 3.5 por ciento; (3) en la crisis de 2008-2009, el nivel de empleo no agropecuario a los 17 meses de que inició, se encontraba a 5.0 puntos porcentuales del pico más reciente, mientras que ahora −en el mismo momento en el tiempo−, el nivel de empleo está a 3.7 puntos porcentuales de llegar a niveles prepandemia; y (4) el estímulo fiscal en EU ha sido más de cuatro veces el que se otorgó en 2008-2009 y todavía podría ser mayor. Creo que la información económica es bastante contundente como para pensar que se acerca la reducción del estímulo cuantitativo en Estados Unidos. ¿Cuándo? El anuncio podría ocurrir tan pronto como en septiembre y la instrumentación entre diciembre y enero próximos.
* El autor es director general adjunto de Análisis Económico, Relación con Inversionistas y Sustentabilidad de Grupo Financiero Banorte, presidente del Comité Nacional de Estudios Económicos del IMEF y miembro del Comité de Fechado de Ciclos de la Economía Mexicana.
* Las opiniones que se expresan en esta columna son a título personal.