La semana que entra el Comité de Operaciones de Mercado Abierto (FOMC) del Banco de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) llevará a cabo su primera reunión de política monetaria y su decisión se dará a conocer el miércoles 26. Nadie anticipa que el FOMC aumente la tasa de Fed Funds. Tampoco se anticipa una mayor reducción de las compras de activos (QE), que ahora los participantes de los mercados llaman ‘restricción cuantitativa’ (Quantitative Tightening o QT). No obstante lo anterior, el mensaje que manden tanto en el comunicado de prensa que acompaña la decisión, así como la conferencia de prensa y las minutas, va a ser clave en torno a qué podrían llevar a cabo hacia delante. Por el momento los mercados financieros descuentan cuatro aumentos de tasa de interés de 25 puntos base (0.25 puntos porcentuales) este año, mientras que por el lado de los analistas existe mucha discusión al respeto.
El economista en jefe para Estados Unidos de Barclays, mi colega Michael Gapen, anticipa que el FOMC aumentará la tasa 25 puntos base tres veces este año: marzo, junio y septiembre. Uno de los aspectos que destaca es que ve factible que la inflación anual en Estados Unidos disminuya más rápido de lo que la mayoría anticipa. Sobre todo por los fuertes efectos de base que se generaron el año pasado y la aparente disminución de algunas presiones inflacionarias que estuvieron presentes en 2021. Ahora, la gran pregunta para los mexicanos y para quienes siguen de cerca la economía mexicana es ¿qué va a ocurrir con la conducción de la política monetaria en México? No solo ante lo que va a llevar a cabo el Fed, sino también en torno a tres aspectos en México: (1) Inflación; (2) crecimiento; y (3) nueva conformación de la Junta de Gobierno.
(1) Inflación. Considero que hay tres factores muy relevantes: (a) Se aprecia que continuará la altísima volatilidad en el componente no subyacente, sobre todo en el tema de los energéticos –particularmente el gas LP y gasolina–, así como en algunos agropecuarios, como el limón; (b) el aumento de los precios en el componente subyacente, derivado principalmente de las disrupciones de las cadenas globales de suministro. Hacia delante, hay señales de que estas disrupciones se están desvaneciendo. Desafortunadamente no se están desvaneciendo de manera lineal, sino en zigzag, escalonada e intermitente –sobre todo por las olas que causan las variantes de COVID–, y esto no solo genera incertidumbre, sino también puede hacer que la inflación subyacente sea más persistente; y (c) el número de empresas que desaparecieron en México debido a la falta de apoyo fiscal en el momento más álgido de las políticas de restricción a la movilidad, podría haber otorgado un mayor poder monopólico a las empresas que lograron sobrevivir. Así, esta mayor concentración en algunos mercados, aunado a una mayor demanda durante el rebote, pudo haber causado un incremento más significativo en los precios el año pasado, aunque esto no necesariamente significaría mayor inflación hacia delante, sino un aumento de precios de una sola vez (“¿Por qué la inflación podría ser más persistente en México?”, 22 de junio, 2021). Así, considero que la inflación general ya tocó pico en diciembre del año pasado (7.4 por ciento), pero que la subyacente todavía continuará aumentando uno o dos meses más (hacia 6.3 por ciento, de 5.9 por ciento en diciembre), antes de iniciar su tendencia a la baja. Ahora, también considero que las disminuciones en la inflación anual –tanto general como subyacente–, serán muy graduales, para que a finales de 2022 cierren en 3.8 y 4.1 por ciento, respectivamente.
(2) Crecimiento. Los datos de actividad económica más reciente en México apuntan a una desaceleración importante en el cuarto trimestre del año pasado, después de una caída trimestral de 0.4 por ciento en 3T21. Así, no solo hemos visto revisiones importantes a la baja de los pronósticos de crecimiento –tanto para 2021 como para 2022–, sino que además, todo parece indicar que ya no permeará tanto estímulo fiscal de Estados Unidos hacia México este año. Asimismo, también se empieza a cuestionar si se va a observar una recuperación a niveles pre-COVID en algunos sectores en los que todavía no se ha observado un rebote más dinámico (”Tres aspectos interesantes sobre el PIB en 3T21″, 30 de noviembre, 2021).
(3) Nueva conformación de la Junta de Gobierno de Banxico. Considero que la nueva gobernadora, Victoria Rodríguez Ceja, es una economista comprometida con el objetivo y la autonomía del Banco de México y que en este sentido creo que junto los demás miembros de la Junta de Gobierno, continuará con el ciclo de alza de tasas, pero tomando en cuenta cinco factores: (a) Lo que ya ha elevado la tasa de referencia la Junta de Gobierno desde junio del año pasado a la fecha (150 puntos base); (b) el hecho de que la misma Junta de Gobierno catalogó el alza de 50 puntos base de la reunión de diciembre del año pasado como “en esta ocasión”; (c) las proyecciones de inflación del propio Banco de México, que marcan que la inflación general ya tocó pico y que la subyacente está cerca de tocarlo y tenderán a la baja a partir de 2T22; (d) la importante desaceleración de la economía mexicana; y que (e) el Fed iniciará su ciclo de alza de tasas y es muy factible que Banxico tenga que ‘seguir’ al Fed, por lo que sería importante ‘administrar’ las alzas en México. Así, considero que Banxico aumentará la tasa 25 puntos base al menos cuatro veces este año: 25 puntos base el 10 de febrero y otras tres alzas ‘siguiendo’ al Fed.
* El autor es economista en jefe para Latinoamérica del banco Barclays y miembro del Comité de Fechado de Ciclos de la Economía de México.
* Las opiniones que se expresan en esta columna son a título personal.