Perspectiva Global

Algunas reflexiones sobre la invasión de Putin a Ucrania

La influenza ‘española’ de nuestra era fue el COVID-19; los ‘Tremendos Veinte’, el tremendo 2021; y la invasión de la Alemania nazi a Polonia podría ser la de Rusia a Ucrania.

La semana pasada vimos con horror cómo el presidente ruso Vladimir Putin decidió invadir Ucrania. Si bien ha habido todo tipo de invasiones a lo largo de la historia, podría haber sido una estrategia impensable en pleno siglo XXI, máxime saliendo de una pandemia que en teoría ‘tocó' muchas fibras sensibles de la humanidad ante el distanciamiento social y los muy desafortunados fallecimientos. Sin embargo, aquí nos encontramos con una historia que continúa siendo cíclica, a pesar de que las circunstancias del momento en el que sucede le den una forma distinta.

Hace cien años el mundo vivió una terrible pandemia, la influenza ‘española’ –que contagió a más de 26 por ciento de la población (COVID: 5.5 por ciento) y mató a más de 5.0 por ciento (COVID: 0.1 por ciento)–. Después se vivió una bonanza económica (los ‘Tremendos Veinte’), que terminó con la Gran Depresión en 1929. Años más tarde se desató la Segunda Guerra Mundial y culminó con el inicio de la era nuclear y la Guerra Fría. Hoy los acontecimientos ocurren a mayor velocidad que en el pasado en muchos sentidos y pareciera que vivimos en un mundo en ‘cámara rápida’.

Pareciera que la influenza ‘española’ de nuestra era fue el COVID-19; los ‘Tremendos Veinte’ fue el tremendo 2021, impulsado por el muy significativo estímulo fiscal y monetario en prácticamente todo el mundo. Si bien no estamos viviendo una Gran Depresión, el mundo sí está experimentando un menor crecimiento y altas tasas de inflación no vistas en muchos años. Por cierto, mientras el mundo experimentaba los ‘Tremendos Veinte’, en Alemania se vivían las consecuencias económicas de la Primera Guerra Mundial y una mala política monetaria los llevó a experimentar una hiperinflación entre 1921 y 1923, con una inflación anual de cerca de 30 mil por ciento. Ahora, la invasión de la Alemania nazi a Polonia que dio inicio a la Segunda Guerra Mundial de nuestra era podría ser la invasión de la Rusia de Putin a Ucrania y pareciera que esto está dando inicio a una nueva Guerra Fría. La esperanza en esta ocasión es que nos saltemos un episodio nuclear.

Antes de comentar sobre los posibles escenarios, rescato tres paralelismos adicionales que me parecen relevantes en esta reflexión: (1) Pánico de 1907. Si bien se habla mucho de la Gran Depresión, el ‘Pánico de 1907′ en Estados Unidos fue la crisis bancaria más profunda que se había experimentado en el mundo moderno. Al igual que hoy, a poco más de una década de la crisis económico-financiera global de 2008-2009 –que también inició en Estados Unidos y luego se propagó a nivel global–, que se desató la pandemia de COVID-19, once años después del ‘Pánico de 1907′ se desató la influenza ‘española’. Aunque no tengan ningún tipo de relación causa-efecto bajo la racionalidad científica actual, por alguna razón se están repitiendo este tipo de eventos; (2) la regionalización del comercio. Justo después de la Gran Depresión y antes de la Segunda Guerra Mundial, el mundo cerró sus fronteras en muchos sentidos. En Estados Unidos el Congreso aprobó una reforma propuesta por los legisladores Smoot y Hawley para incrementar los aranceles y cupos y disminuir significativamente las importaciones; y (3) Checoslovaquia y Crimea. Cuántas críticas hay a los líderes de Occidente del momento en torno a haber parado a Hitler de manera temprana cuando se anexó los territorios de la desaparecida Checoslovaquia en 1938. Un grupo de líderes de Occidente liderados por el primer ministro del Reino Unido, Neville Chamberlain, obligaron al gobierno de Checoslovaquia a ceder ante la ocupación nazi, pensando que las intenciones de expansión territorial de Hitler se limitaban a Checoslovaquia. Hoy considero que el paralelismo se dio cuando Putin se anexó el territorio de la península de Crimea en el sur de Ucrania en 2014.

No soy historiador, ni analista político o militar. Sin embargo, considero que en el corto plazo los escenarios están sesgados a no ver enfrentamientos armados entre naciones de occidente y Rusia, sino guerra en terreno ucraniano entre soldados rusos y la resistencia ucraniana, así como sanciones económico-financieras y apoyo a Ucrania con equipo militar de parte de Occidente. Si bien no hay nada peor que la pérdida de vidas humanas y sufrimiento inmerecido e injustificado, creo que las consecuencias económicas para el mundo se transmitirán vía mayores precios de los energéticos y granos y que se mantendrán altos por un largo periodo de tiempo, que a su vez continuarán alimentando los altos niveles de inflación en el mundo. Por otro lado, dependiendo de qué papel juegue China en esto, también podríamos experimentar mayores y más prolongadas interrupciones en las cadenas de suministro global, que no nada más traerían más inflación, sino también impactos negativos en el crecimiento económico mundial.

En el largo plazo, los líderes megalómanos autoritarios normalmente no acaban bien. Así, veo factible que Putin caiga, ya sea por un golpe de Estado militar, propiciado por los propios militares rusos o por los oligarcas de ese país o por dimisión ante una serie de manifestaciones agresivas por la profunda crisis económica en la que van a estar metidos en algún momento, producto de las sanciones económicas que se le van a ir imponiendo.

* El autor es economista en jefe para Latinoamérica del banco Barclays y miembro del Comité de Fechado de Ciclos de la Economía de México.

* Las opiniones que se expresan en esta columna son a título personal.

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