El mundo se encuentra en un ambiente de alta inflación y preocupación por una recesión global (’¿Nos acercamos a una ‘estanflación’?’, 7 de junio). Adicionalmente, a pesar de que los bancos centrales de economías emergentes iniciaron un ciclo de alza de tasas de interés desde al año pasado para atajar la inflación, las autoridades monetarias de economías avanzadas apenas iniciaron o están por empezar su ciclo restrictivo. Eso no solo está elevando la preocupación por una posible recesión mundial, sino que está complicando la postura monetaria de los bancos centrales de países emergentes, en donde se pensaba que se acercaban al fin de su ciclo restrictivo de política monetaria, es decir, a su ‘tasa terminal’. El Banco de México no es la excepción.
En cuanto a teoría económica se refiere, el desarrollo teórico que más se acepta hoy en día en cuanto a macroeconomía internacional, es la estructura que diseñaron Robert Mundell –premio Nobel de Economía–, y de manera paralela, Marcus Fleming, quien se desempeñó como subdirector del Fondo Monetario Internacional (FMI) por muchos años. Un aspecto clave de este modelo es que asume que existen dos economías. Una hegemónica, en la que se determinan la mayoría de los precios y una economía ‘pequeña’, que es tomadora de precios. Ser ‘tomador de precios’ es como cuando uno va al supermercado y desea adquirir un bien. Dicho bien se compra pagando el precio que se encuentra en la etiqueta. Es muy raro llevar a cabo alguna negociación al respecto, a diferencia de un mercado tradicional. Así, uno de los precios más relevantes para la economía a nivel mundial es el precio del dinero, es decir, la tasa de interés. En este sentido, el banco central de la economía ‘pequeña’ no maneja su tasa de interés de referencia de manera absoluta, sino el diferencial entre dicha tasa y la tasa de referencia del banco central del país hegemónico.
En el caso de México podemos pensar que la economía hegemónica es la de Estados Unidos y la economía tomadora de precios, México. Entonces, en ese caso, el Banco de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) es el que realmente fija el nivel de tasa de interés a nivel absoluto y el Banco de México solo controla el diferencial entre la tasa de referencia y la tasa de Fed Funds. Esta relación ocurre entre los bancos centrales más importantes del mundo, e.g. Fed, Banco Central Europeo y las autoridades monetarias de países emergentes. Cabe señalar que los bancos centrales de países emergentes pueden definir qué tan amplio hay que mantener el diferencial de largo plazo entre sus respectivas tasas de referencia y qué tanto tienen que moverlo en sincronía con el banco hegemónico. Esto depende en gran medida de la fortaleza de los fundamentales macroeconómicos de cada país emergente. En este modelo económico, la variable que más reacciona al diferencial de tasas es el tipo de cambio. En el caso de México, debido a la integración económica que se tiene con Estados Unidos, así como la apertura de su economía tanto en la parte real, como en la cuenta de capitales, la importancia del tipo de cambio en la determinación de la inflación y el gran volumen de operación del tipo de cambio peso-dólar, los participantes de los mercados financieros a nivel global toman esta relación como aspecto clave para decidir sus operaciones financieras. Es por ello que se le pone tanta atención tanto al diferencial ente tasas per se, como a la dinámica entre ambas tasas de referencia.
En este sentido, la Junta de Gobierno del Banco de México inició su ciclo de alza de tasas en junio del año pasado y ha elevado la tasa de referencia en nueve ocasiones. En cuatro ocasiones, al inicio, aumentó la tasa a un ritmo de 25 puntos base (0.25 puntos porcentuales), en cuatro ocasiones la elevó en 50 puntos base (pb) y la última, el pasado 23 de junio, en 75 pb a 7.75 por ciento, sumando ya 375 pb. Por su parte, el Banco de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) ha incrementado la tasa de Fed Funds de un intervalo de 0.00 a 0.25 por ciento a 1.50 a 1.75 por ciento. Es decir, el Fed ha elevado la tasa de interés de referencia en 150 pb de marzo a la fecha. Eso significa que el diferencial entre la tasa de referencia de México (7.75 por ciento) y el intervalo de la tasa de Fed Funds se encuentra en 600 pb. Desacoplarse del Fed en algún momento, como algunos miembros de la Junta de Gobierno han llegado a decir, significaría que Banxico podría ya no elevar la tasa de referencia, a pesar de que el Fed continúe aumentando la tasa de Fed Funds. Eso haría que ese diferencial de 600 pb se redujera.
Hacia delante, considero que es muy factible que el Banco de México tenga que continuar elevando la tasa de referencia, al menos por el resto del año. Esto no solo respondería a datos de inflación que han mostrado mucha persistencia, sino también por el ciclo restrictivo del Fed, en donde Banxico buscará al menos mantener el diferencial entre la tasa de Fed Funds y la de política monetaria en México.
* El autor es economista en jefe para Latinoamérica del banco Barclays y miembro del Comité de Fechado de Ciclos de la Economía de México.
* Las opiniones que se expresan en esta columna son a título personal.