Perspectiva Global

No es momento de desacoplarse del Fed

Existe riesgo es que además del consenso sobre una recesión, el apretón monetario pudiera ir más allá de lo necesario y engendrar un evento de estrés financiero a nivel global.

La semana pasada fue otra semana turbulenta para los mercados financieros internacionales. Llevamos muchas así este año, desafortunadamente. Si bien la fortaleza de los reportes corporativos ‘salvó’ a las principales bolsas de valores de caídas, los mercados globales de bonos y cambiario observaron altísima volatilidad. En este sentido, por ejemplo, las tasas de rendimiento de los bonos del Tesoro americano con vencimiento a 10 años se elevaron más de 20 puntos base (0.20 puntos porcentuales) en este mismo periodo, que es un movimiento considerable para este tipo de instrumentos, alcanzando 4.33 por ciento, nivel no visto desde 2008. Por su parte, las divisas observaron altísimos niveles de volatilidad. El yen japonés, por ejemplo, rebasó los 150 yenes por dólar, nivel no visto desde inicios de los noventa. Inclusive en los principales medios noticiosos financieros se comenta que es muy factible que el Banco de Japón haya intervenido en el mercado cambiario vendiendo dólares de sus reservas internacionales el viernes pasado, para mitigar la debilidad del yen por primera vez desde 1997-1998. Recordemos que apenas hace unas semanas la volatilidad en el mercado de bonos del gobierno inglés (Gilts) propició una intervención significativa del Banco de Inglaterra para estabilizarlo.

En este ambiente tan cruento, el peso mexicano continuó mostrando gallardía y no solo no se depreció la semana pasada, sino que terminó la semana con una apreciación de 0.54 por ciento. En mi opinión, existen varias razones fundamentales por las cuales el peso ha mostrado tanta resiliencia. Sin embargo, una de ellas y quizá la más importante ha sido el actuar del Banco de México, así como lo que se espera que haga hacia delante. De hecho, a inicios de mes escribí dos columnas al respecto (“Banxico hace lo correcto”, parte 1 y parte 2, octubre 2022). Hay nerviosismo entre los participantes de los mercados financieros internacionales. Un escenario de recesión global para 2023 ya no se ve como un riesgo, hoy es el escenario base. Se percibe que las acciones que están llevando a cabo los bancos centrales para combatir los altos niveles de inflación, sobre todo en países desarrollados, tienen como objetivo enfriar la economía global. El riesgo es que además de la recesión que pronostica el consenso de analistas, el ‘apretón’ monetario pudiera ir más allá de lo necesario y engendre un evento de estrés financiero a nivel global. En estos momentos de nerviosismo financiero global, aderezados por una gran cantidad de riesgos geopolíticos, los inversionistas tienden a refugiarse en activos seguros, como el dólar y los instrumentos de deuda de corto plazo denominados en dólares.

El peso mexicano se ha portado ‘como los grandes’, pero esto puede cambiar si los participantes de los mercados perciben un deterioro fiscal –como en el Reino Unido hace algunas semanas–, un deterioro de las cuentas externas –como en los países andinos en julio pasado–, un deterioro político –como en Colombia en las últimas semanas–, o cuando el banco central actúa de manera distinta o inclusive contraria a lo que están haciendo el Banco de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) y el Banco Central Europeo (ECB), como ha sido el caso del Banco de Japón. Esto último se percibe como un deterioro monetario y quiero destacar que esto no ocurrió en un país emergente, sino en Japón. En pocas palabras, ‘el horno no está para bollos’ en términos de que Banxico pueda llevar a cabo o inclusive señalar un desacoplamiento del Fed (“Banxico: Será muy difícil desacoplarse del Fed”, 12 de julio), máxime que la inflación en México no solo se encuentra casi al triple del objetivo de inflación del Banco de México y aunque está descendiendo, todavía no ha mostrado una trayectoria clara a la baja.

La semana pasada en el pódcast ‘Norte Económico’ de Banorte, su conductor, Alejandro Padilla, entrevistó al subgobernador del Banco de México, Gerardo Esquivel. Entiendo la preocupación del subgobernador por la debilidad de la economía mexicana. Asimismo, me parece muy razonable la argumentación que lleva a cabo en torno a que Banxico inició mucho antes que el Fed su ciclo de alza de tasas (junio de 2021 vs. marzo de 2022) y que es factible que hacia delante la inflación vaya cayendo, tanto en México como en Estados Unidos. Es más, en el pasado he coincidido en muchas ocasiones con las posturas del subgobernador Esquivel, como su llamado a no elevar la tasa de referencia por arriba de lo que el Fed estaba aumentando la tasa de Fed Funds, hace algunos meses. No obstante lo anterior, en esta ocasión difiero. No creo que Banxico deba desacoplarse del Fed. Considero que la diferencia de opiniones tiene que ver con el canal de transmisión de política monetaria, así como las razones por las cuales la inversión se encuentra en niveles muy bajos en México. En mi opinión, los canales de tipo de cambio y de expectativas son los que realmente funcionan en nuestro país. Considero que los canales de demanda agregada y de crédito son casi irrelevantes para el control de la inflación. Asimismo, no creo que la inversión en nuestro país se encuentre en niveles históricamente bajos debido a la política monetaria. En mi opinión, la inversión no se ha recuperado a niveles de 2018 debido principalmente a la retórica de la administración actual. Así, no creo que la inversión mostraría una recuperación más contundente, si Banxico redujera la tasa de referencia de 9.25 (actual) a 3.00 por ciento, por ejemplo.

* El autor es Economista en Jefe para Latinoamérica del banco Barclays y miembro del Comité de Fechado de Ciclos de la Economía de México.

* Las opiniones que se expresan en esta columna son a título personal.

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