Sabemos que, al elevar la tasa de referencia, el Banco de México desea restringir la política monetaria para combatir la inflación, como lo ha venido haciendo recientemente desde junio de 2021. Sin embargo, surgen muchas dudas en torno a la instrumentación de la política monetaria. Por ejemplo, ¿cómo es que la modificación del nivel de una tasa de fondeo de un día para otro que, en condiciones normales, prácticamente nadie paga, ni recibe, puede llegar a incidir en las tasas de interés del sistema financiero mexicano (y eventualmente hacer que la inflación disminuya)? ¿Qué ocurre con la base monetaria cuando el propio Banco de México crea dinero para pagar la nómina de sus empleados? ¿Cuánto dinero tiene que ‘crear’ Banxico para responder a las necesidades de efectivo de la población? ¿Qué día se demanda más dinero? ¿Jueves? ¿Viernes? (Y sí, sí se demanda dinero, la gente normalmente prefiere que le paguen con dinero y no ‘en especie’. Me incluyo). Y muy importante, ¿Cómo se logra que esta creación de dinero no tenga efectos inflacionarios?
Asimismo, sabemos que el Banco de México cuenta con varias líneas de crédito en moneda extranjera, como es el caso de la Línea de Crédito Flexible con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y una línea swap con el Banco de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), entre otras y que cuenta con una serie de mecanismos para proveer liquidez en el mercado cambiario peso-dólar. Pero, ¿para qué necesitamos esas líneas y esos mecanismos, si México adoptó un régimen de tipo de cambio flexible desde el 22 de diciembre de 1994, en donde el nivel de tipo de cambio se determina por el equilibrio entre oferta y demanda? Entonces surgen más preguntas: ¿Quién determina la política cambiaria en México? ¿Cómo es que Banxico instrumenta dicha política bajo un régimen de tipo de cambio flexible? ¿Quiénes son los principales jugadores e instrumentos en el mercado cambiario? ¿Qué pasa cuando Pemex recibe dólares por la venta de petróleo en el extranjero y necesita pesos para pagar a sus empleados y proveedores? ¿Los cambia a pesos en una casa de cambio?
A su vez, ¿por qué el Banco de México cuenta con poco más de 200 mil millones de dólares en reservas internacionales, si de nueva cuenta, nos encontramos en un régimen de tipo de cambio flexible? ¿En dónde se encuentran estas reservas? Muchas personas llegan a pensar que se encuentran en bóvedas con lingotes de oro y en parte sí, pero la mayor parte se encuentra invertida en depósitos en bancos extranjeros e instrumentos financieros en diferentes divisas. ¿Cómo determina el Banco de México en dónde invertir estas reservas? En este sentido, así como cualquier inversión puede tener un rendimiento, ésta conlleva riesgos, ¿Cómo maneja el riesgo Banxico? ¿Invierte bien las reservas? Bueno, me queda claro que lo hacen muy bien porque personalmente me tocó ser parte de esa área hace algunos años como funcionario del Banco de México y sé que se adoptan los mejores estándares a nivel global. Sin embargo, lo bueno es que no solo lo digo yo, sino que además, en 2019 el Banco de México recibió el premio “Administrador de Reservas Internacionales del Año 2018″, que otorga Central Banking, un instituto especializado en actividades de banca central (Liga: https://www.centralban-king.com/awards/3974761/reserve-manager-of-the-year-bank-of-mexico).
Para dar respuesta a estas preguntas y muchas otras más y con el afán de continuar mejorando la transparencia con la que opera el Banco de México –ahora comandado por la gobernadora Victoria Rodríguez Ceja–, han publicado un libro titulado “Instrumentación de las operaciones monetarias, cambiarias y de administración de reservas del Banco de México”. Este libro, dedicado a dos grandes del área de operaciones en Banxico –que se nos adelantaron en el camino de la vida: Javier Duclaud y Juan Manuel Pérez Porrúa, a quienes tuve el gusto de conocer e incluso, trabajar–, cuenta con 261 páginas, divididas en tres capítulos (muy bien descritos en el título del libro): (1) Instrumentación de la política monetaria del Banco de México, al que dedican 90 páginas o casi 35 por ciento del libro; (2) instrumentación de la política cambiaria en México, con 54 páginas o cerca del 21 por ciento del documento; y (3) administración de las reservas internacionales, con una longitud de 63 páginas, que abarcan el 24 por ciento del libro (el resto son 54 páginas en donde se incluye la presentación del libro, prólogo, anexo y glosario, entre otras secciones complementarias).
Los autores de la obra son grandes conocedores del tema, tanto desde el punto de vista académico, como práctico, con más de veinte años de experiencia en nuestro Instituto Central: Jaime Acosta, Rodrigo Cano, Gerardo García, Óscar Palacios, Andrea San Martín y Claudia Tapia, apoyados por el gran equipo liderado por el propio Gerardo García López, director general de Operaciones de Banca Central del Banco de México y Jaime Cortina, su predecesor. Lo mejor de todo es que todo este conocimiento se encuentra prácticamente gratuito para quien lo desee. Pueden descargarlo del sitio de Internet del Banco de México en formato pdf en la siguiente liga: liga: https://www.banxico.org.mx/publicaciones-y-prensa/e-library/d/%7BBE-D1A837-2860-7617-BAC6-4F5A-9648DF73%7D.pdf. Este libro, junto con “El mercado de valores gubernamentales en México”, también publicado por Banxico y que comenté en este mismo espacio titulado “El mercado mexicano de bonos gubernamentales”, el 10 de noviembre de 2015, son clave para entender cómo opera el Banco de México.
* El autor es Economista en Jefe para Latinoamérica del banco Barclays y miembro del Comité de Fechado de Ciclos de la Economía de México.
* Las opiniones que se expresan en esta columna son a título personal.