Nos encontramos ante un escenario muy retador en Estados Unidos. La combinación de tres situaciones puede terminar en un equilibrio no deseado: (1) El techo de endeudamiento en Estados Unidos que está a punto de ser sobrepasado; (2) el colapso de varios bancos regionales en Estados Unidos no ha parado. Hasta ahora van tres bancos: Silicon Valley Bank (10 de marzo), Signature Bank (12 de marzo) y la semana pasada se unió First Republic Bank (1 de mayo) a la lista; y (3) el Banco de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) incrementó el intervalo de su tasa de referencia en 25 puntos base la semana pasada. Si bien considero que el ‘equilibrio no deseado’ del que hablo –en el que el mundo podría entrar en una crisis financiera global y una recesión profunda–, tiene todavía una probabilidad baja de ocurrencia, ésta no es necesariamente cercana a cero.
El techo de endeudamiento del gobierno federal de 31.4 billones de dólares (trillones anglosajones) en Estados Unidos se alcanzó el pasado 19 de enero. Para no sobrepasar dicho techo, el Departamento del Tesoro ha llevado a cabo una serie de medidas ‘extraordinarias’. Entre estas medidas se encuentra, por ejemplo, dejar de invertir los recursos de fideicomisos de retiro de funcionarios federales en bonos del Tesoro, debido a que, al no renovar estas inversiones, se deja de emitir deuda para este fin. Sin embargo, la utilización de este tipo de medidas tiene un límite. Si bien el público en general no sabe cuál es la fecha límite, recientemente la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, comentó que será el 9 de junio. No se puede ‘romper’ dicho techo, por lo que el siguiente paso sería dejar de pagar en tiempo y forma los vencimientos de deuda, es decir, moratoria. Los legisladores americanos se encuentran en una discusión en la que los republicanos no quieren elevar el techo de endeudamiento, si esto no viene acompañado de recortes de gasto hacia delante.
Cabe señalar que si para el 9 de junio los legisladores no llegan a un acuerdo, todavía hay algunas acciones de emergencia que podrían extender un poco la moratoria. El Tesoro tendría que dejar de pagar salarios de trabajadores del gobierno federal, cerrar museos y parques nacionales. A esto se le llama ‘Government Shutdown’ y ya ocurrió en algunas ocasiones. Si no se llega a un acuerdo después de un cierto número de días -que no se conoce cuántos-, entonces ocurriría la moratoria. En las pasadas crisis del techo de endeudamiento de 2011 y 2013 se evitó la moratoria. Sin embargo, por esta práctica de ‘estirar la liga’ hasta el último momento, S&P Global recortó la calificación de deuda soberana de Estados Unidos de ‘AAA’ a ‘AA+’, en agosto de 2011.
Un punto relevante para conectar el alza de tasas del Fed con el techo de endeudamiento es que, en las dos crisis de techo de endeudamiento, las tasas de interés en EU se encontraban cercanas a cero por ciento y hoy por hoy se encuentran en un intervalo entre 5.00 y 5.25 por ciento. No es lo mismo que el gobierno deje de pagar un bono cuando las tasas se encuentran cerca de cero por ciento, que ahora que están 500 puntos base arriba. Una muestra de ello es el precio del Credit Default Swap (o CDS), que es la prima que puede pagar un participante del mercado para asegurar una inversión en bonos, si es que el emisor de los bonos no paga en tiempo y forma. El CDS de la deuda soberana de Estados Unidos a un año, que normalmente se encontraba alrededor de 20 puntos base (pb), llegó a niveles cercanos a 80 pb en 2011 y 2013, mientras que ahora se encuentra por arriba de 170 puntos base.
El nivel de prima de un CDS está en función de la probabilidad de impago. Sin embargo, también tiene que ver con el nivel de tasas de interés. En este caso, por ejemplo, el nivel actual refleja una probabilidad de impago de 3.8 por ciento, a pesar de encontrarse en un nivel tan alto (>170 pb), mientras que en 2011, por ejemplo, la probabilidad de impago se ubicó en 6.5 por ciento, cuando el CDS se encontraba alrededor de 80 pb. De cualquier manera, el costo de asegurarse por un impago del gobierno de Estados Unidos se ha incrementado significativamente.
Ahora bien, la ‘pieza del rompecabezas’ que une las tres situaciones que comento es que los tres bancos que quebraron, no lo hicieron por un deterioro en la calidad de sus activos (e.g. alta cartera vencida), sino, entre otras cosas, por haber invertido parte de sus depósitos en bonos del Tesoro americano de mediano y largo plazos, que siempre han sido considerados como los activos ‘libres de riesgo’ (“Silicon Valley Bank”, 16 de marzo y “¿Cómo se encuentra el mundo después de Silicon Valley Bank?”, 11 de abril). Hoy por hoy, queda claro que el ciclo de alza de tasas del Fed ha dejado al descubierto vulnerabilidades relevantes en los bancos regionales de Estados Unidos. Lo peor es que parece ser que las acciones que tomó el Fed y el Instituto para el Seguro de los Depósitos Bancarios (FDIC por sus siglas en inglés) consideradas como decisivas y oportunas en su momento, no han sido suficientes.
En este sentido, la volatilidad que podría generar una moratoria de deuda de Estados Unidos en los mercados financieros a nivel global puede tener muchas consecuencias y aunque aparentemente en casos de alta aversión al riesgo, los participantes de los mercados compran bonos del Tesoro americano, no sabemos si esa sería la reacción en esta ocasión. En cuanto a los bancos regionales en EU, justo el problema que han enfrentado es la caída en el precio de mercado de sus bonos de Tesoro americano en sus activos. Así, un incumplimiento de deuda en Estados Unidos podría generar una crisis de grandes proporciones.
Recibí con mucha tristeza la noticia sobre el reciente fallecimiento de mi tío Benito Martorell Olvera, el pasado 4 de mayo. Expreso mi más profundo pésame a mi mamá -quien consideraba a Beny como uno de sus primos más cercanos-, así como a su esposa, mi tía Irma, sus hermanos, mi tía Anita y mi tío Toño y mis primas Karla, Karen y Kathia. Les mando un fuerte y sentido abrazo.
* El autor es Economista en Jefe para Latinoamérica del banco Barclays y miembro del Comité de Fechado de Ciclos de la Economía de México.
* Las opiniones que se expresan en esta columna son a título personal.