El 12 de octubre pasado, el Banco de México publicó las minutas de su reunión de política monetaria del 28 de septiembre, en la que la Junta de Gobierno decidió por unanimidad dejar la tasa de referencia en 11.25 por ciento, como era ampliamente anticipado. En mi opinión, los mensajes embebidos en las minutas tenían un tono más restrictivo (‘hawkish’) en comparación con los del comunicado de la propia reunión y definitivamente más restrictivo que las minutas de la reunión del 10 de agosto. Sin embargo, considero que todavía hay condiciones para que Banxico inicie un ciclo de recortes de tasas en el primer trimestre del año que entra (“Banxico puede bajar tasas en febrero”, 3 de octubre). En este contexto, si bien considero que una disminución de la tasa de febrero aún es posible, marzo parece más compatible con el tono más cauteloso que percibí en las minutas.
En mi opinión, el tono general fue realmente restrictivo, eliminando por completo la posibilidad de una reducción de tasas de interés este año y sembrando dudas sobre la posibilidad de recortes tan pronto como el primer trimestre del año que entra. Sin embargo, cabe destacar que el tono de los mensajes expuestos no fue uniforme dentro de la Junta de Gobierno. Si bien el Miembro #2 sigue siendo el más restrictivo de la Junta, percibí un cambio en el equilibrio en los otros cuatro. Por el lado restrictivo, el Miembro #4 abandonó su discurso sobre recortes de tasas y si bien el Miembro #3 abogó por una orientación más restrictiva en la guía futura, no dejó cerrado el camino para bajar tasas al establecer una serie de condiciones bajo las cuales Banxico podría recortar tasas. Por el lado menos restrictivo, el Miembro #1 pareció adoptar un enfoque menos cauteloso y mencionó explícitamente la posibilidad de recortar la tasa. De hecho, formuló el párrafo como si fuera el siguiente paso y fuera solo cuestión de tiempo. Por su parte, el Miembro #5, a quien he caracterizado como bastante restrictivo en las minutas anteriores, fue significativamente menos restrictivo esta vez. Ya no recomendó abstenerse de hablar de recortes de tipos, y esta vez destacó el alto nivel de la tasa real ex ante.
Revisualizando el “experimento mental” del que comenté en este espacio el 3 de octubre pasado, después de leer las minutas. Imaginemos que nos encontramos en febrero de 2024. Para esta reunión ya se conocerá el PIB del cuarto trimestre de 2023, la inflación de enero y la decisión del Comité de Operaciones de Mercado Abierto (FOMC) del Banco de la Reserva Federal de los Estados Unidos (Fed) de enero, que podría ser la segunda, o incluso la tercera reunión en la que el FOMC mantiene la tasa de los fondos federales sin cambio.
Es muy probable que el crecimiento muestre desaceleración, mas no contracción. Por tanto, considero que la inflación será una métrica más importante para la decisión de política monetaria. Así, el INEGI dará a conocer el INPC de la primera quincena de enero el 24 de enero y del mes en su conjunto el 8 de febrero, el mismo día de la reunión de política monetaria. Aunque la precisión suele ser menor cuando pronosticamos demasiado hacia el futuro, considero que la inflación quincenal se ubique alrededor de 0.25 por ciento para la primera quincena de enero de 2024. Si esto fuera cierto, sería significativamente menor que en el mismo período de 2023 (0.46 por ciento) y la inflación anual se encontrará alrededor de 4.5 por ciento y la subyacente por debajo de 5.0 por ciento.
Cabe recordar que la inflación de la primera quincena de enero de este año fue muy elevada en comparación con años anteriores. En mi opinión, ésta fue tan elevada debido a que las empresas que llevan a cabo sus revisiones a los precios de sus productos y servicios a inicios del año lo hacen con la inflación anual del año anterior y en este caso fue la más elevada en 20 años (7.82 por ciento). En mi opinión, esta fue la razón principal por la que Banxico sorprendió a los participantes del mercado con un aumento de 50 puntos base (0.50 puntos porcentuales) el 9 de febrero de este año. Sin embargo, estas mismas empresas lo harán ahora con una inflación de fin de 2023 alrededor de 5.0 por ciento.
Con estos datos considero que Banxico podría reducir la tasa de interés en febrero. Sin embargo, ahora parece más probable que se realice en marzo, debido al tono de cautela en la comunicación más reciente de Banxico. Un aspecto adicional es la “tasa real ex ante”. Es decir, la tasa nominal –actualmente en 11.25 por ciento–, “menos” la expectativa de inflación 12 meses adelante del consenso, actualmente en 4.12 por ciento {[(1+0.1125)/(1+0.0412)]-1}x100. Entonces, actualmente la tasa real ex ante se encuentra en 6.84 por ciento. Para la Junta de Gobierno, el “terreno neutral” de esta tasa se encuentra entre 1.8 y 3.4 por ciento y varios miembros han comentado que una tasa real ex ante por arriba de 7.0 por ciento ya se encuentra en un nivel “muy restrictivo”. Si en febrero las expectativas de inflación a 12 meses se encuentran alrededor de 3.5 por ciento, entonces la tasa real ex ante se va a ubicar en 7.5 por ciento. Un nivel al cual la Junta de Gobierno le podría parecer adecuado disminuir, sin dejar de estar en “terreno restrictivo”. Sin embargo, la inflación de enero va a ser probablemente la primera lectura que la inflación general retoma su tendencia a la baja y la Junta de Gobierno puede pensar que “una golondrina no hace verano”, por lo que, en línea con el tono más cauteloso, es probable que esperen a marzo para iniciar un ciclo de baja de tasas.
* El autor es Economista en Jefe para Latinoamérica del banco Barclays y miembro del Comité de Fechado de Ciclos de la Economía de México.
* Las opiniones que se expresan en esta columna son a título personal.