Ayer fue el último día de la administración de Andrés Manuel López Obrador y hoy se llevará a cabo la toma de posesión de Claudia Sheinbaum, como primera mujer que ocupará la presidencia de nuestro país en sus poco más de 200 años de existencia. Es difícil hacer en una sola columna un balance del sexenio anterior y enumerar los retos a los que la primer mandataria Sheinbaum se enfrentará en este sexenio que inicia hoy. Sin embargo, lo intentaré en este espacio.
Las tres mejores y las tres peores particularidades del sexenio de López Obrador. Considero que las tres mejores políticas del sexenio que terminó ayer fueron: (1) Adopción y respeto a los pilares de la estabilidad macroeconómica, mediante la instrumentación de una política fiscal relativamente austera, en conjunción con el respeto a la autonomía del Banco de México y del INEGI, así como al régimen cambiario de libre flotación y la regulación bancaria; (2) la inclusión de género a todos los niveles. Por primera vez nuestro país contó con una mujer al frente de la Secretaría de Gobernación, la Secretaría de Economía, la gubernatura del Banco de México, la presidencia de la Suprema Corte de Justicia, así como otros puestos clave de las entidades públicas como la titular de la Unidad de Crédito Público en la Secretaría de Hacienda y la primera mujer economista en jefe del Banco de México. Asimismo, hubo mayoría femenil en la Junta de Gobierno del Banco de México. Como colofón, hoy tomará posesión la primera mujer presidente de México; y (3) la mitigación de la corrupción en la entrega de programas sociales. Confieso que esta consideración me ha llevado a tener debates ríspidos. Sin embargo, considero que sucedió y que parte importante del alto porcentaje de aprobación con el que contó López Obrador al final de su administración, así como del triunfo de Morena en las urnas el pasado 2 de junio tiene que ver con este tema. Utilizando la encuesta ingreso-gasto del INEGI a través del tiempo, Viridiana Ríos llevó a cabo un estudio de la proporción de hogares que reciben programas sociales por sexenio desde Vicente Fox, en cuatro grupos de ingreso: quienes no cuentan con un ingreso, los hogares de ingresos bajos, medios y altos (2023). En todos los casos, el porcentaje de hogares que recibe programas sociales aumentó considerablemente en la administración de Andrés Manuel López Obrador.
Vamos con los tres peores legados de López Obrador: (1) Regreso al autoritarismo del ‘viejo PRI’, pero con esteroides, con la reforma judicial y los constantes ataques a las instituciones democráticas, incluyendo el INE, así como el INAI y otras, en donde hay una reforma para deteriorarlas más o desaparecerlas. Comento que “con esteroides” por la militarización del país al aprobarse la reforma de la Guardia Nacional otorgándole mando militar, así como facultad de investigación y persecución de delitos y haberle dado tanto poder y presupuesto a las fuerzas castrenses de nuestro país; (2) deterioro del Estado de derecho con la política de “abrazos, no balazos”, que permitió la expansión desmesurada del crimen organizado y su infiltración en gobiernos municipales y estatales, entre muchas otras consecuencias negativas, que ahora probablemente se exacerben con la reforma judicial; y (3) decisiones de inversión muy alejadas del punto óptimo económico y social, incluyendo la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM), así como las inversiones en la refinería de Dos Bocas y el Tren Maya y la instrumentación de objetivos no sostenibles para Pemex y CFE.
En mi opinión, los retos más relevantes para Claudia Sheinbaum al inicio de su sexenio son: De muy corto plazo, (1) Enviar los mensajes correctos para los inversionistas globales. Sin embargo, con una economía desacelerándose y una serie de reformas que deterioran el ambiente de inversión en nuestro país de manera significativa, se hace mucho más importante mandar los mensajes clave. En mi opinión, estos son; (i) Consolidación fiscal significativa. La presidenta electa Sheinbaum ha dicho en varias ocasiones que desea lograr un déficit de 3.5 por ciento del PIB en 2025. Considero que si se asigna una partida a Pemex –similar a la del año fiscal 2024–, y se explica bien la manera a la que se llegará a un déficit de 3.0 por ciento del PIB en los próximos años, bien podría enviarse un Paquete Económico al Congreso con un déficit objetivo de alrededor de 4.0 por ciento del PIB para 2025. Enviar algo más elevado puede generar episodios de alta volatilidad en los mercados y observaciones poco halagadoras de parte de las agencias crediticias; (ii) un plan integral para Pemex. Si bien puede tomar tiempo desarrollar un plan creíble, considero que los participantes de los mercados podrían estar buscando al menos una guía de las bases sobre las que se espera desarrollar dicho plan; y (iii) un muy buen nombramiento para reemplazar a la subgobernadora del Banco de México, Irene Espinosa que termina su periodo en diciembre de este año, en caso de no ratificarla. De corto plazo, (2) ‘acomodar’ las últimas reformas del presidente y de ser posible, optimizarlas o abandonar su proceso de aprobación para parar el daño institucional. De mediano plazo, (3) diseñar e instrumentar política económica para lograr la transición energética, un mayor nivel educativo y de salud de la población y mejores niveles de Estado de derecho, con los que podría ser más factible contar con un piso más parejo para el desarrollo compartido.
Referencia
Ríos, Viridiana. “¿Quién recibe el dinero de los programas sociales?”, Columna No es Normal, diario Milenio, Ciudad de México, CDMX, 12 de junio, 2023.