Hoy se está llevando a cabo la elección presidencial en nuestro país vecino del norte. Los ciudadanos en los Estados Unidos elegirán presidente, así como todos los representantes (435), poco más de un tercio del Senado (34 curules) y 13 gubernaturas (Dakota del Norte, Delaware, Carolina del Norte, Indiana, Misuri, Montana, New Hampshire, Utah, Vermont, Washington y Virginia Occidental), incluyendo los territorios de Puerto Rico y Samoa Americana. En mi opinión, los cinco aspectos más importantes de esta elección serán:
(1) Lo que está en juego. Más allá de quiénes serán quienes ocupen las posiciones sujetas a la elección, considero que lo que está en juego podría ser la estructura de la democracia liberal más importante del mundo. A pesar de que los Estados Unidos ha sido considerado como un país de instituciones, en donde el Presidente tiene una menor importancia en comparación con otras democracias, en esta ocasión un triunfo del candidato republicano, Donald Trump, podría cambiar esto, hacia un régimen más presidencialista, inclusive, más autoritario, entre otras cosas.
(2) No es un resultado binario. Pareciera que el resultado de la elección lleva a dos escenarios. Gana Kamala Harris o gana Donald Trump. Sin embargo, considero que hay otros escenarios muy relevantes que hay que tomar en cuenta en estos comicios. Por un lado, escenarios que emanan de la forma en que podría ganar el triunfador, así como la forma en la que conoceremos los resultados. En este sentido, las encuestas de intención de voto parecen indicar que ambos candidatos están totalmente empatados. La ‘encuesta de encuestas’ (‘poll of polls’) más actualizada en el sitio de internet RealClearPolitics –al 3 de noviembre–, asigna 48.5 por ciento de la intención de voto al candidato Trump y 48.3 por ciento a la candidata Harris. Recordemos, para empezar, que estas encuestas reflejan más el ‘voto popular’, que ‘el voto electoral’, que es el que realmente termina definiendo el resultado en EU. Es decir, por ejemplo, no importa por cuántos votos un candidato gana el estado de California, éste se lleva los 54 votos electorales que se le tiene asignados, de 538 en total. Además, hay estados en donde las encuestas marcan una definición muy contundente de candidato, como California con Harris u Oklahoma con Trump. Así, los estados en los que se está definiendo la elección de hoy son diez –de cincuenta–, que suman 108 votos electorales: Arizona (11 votos electorales), Carolina del Norte (16), Georgia (16), Michigan (15), Minnesota (10), Nevada (6), New Hampshire (4), Pennsylvania (19), Wisconsin (10) y Nebraska (1). Así, se ve muy complicado que cualquiera de los dos candidatos obtenga un triunfo avasallador. Por esta razón y porque no existe un instituto electoral a nivel nacional y cada estado tiene sus propias reglas, podríamos tener una situación como la que vivieron los Estados Unidos en la elección del año 2000 entre Al Gore y George W. Bush, que no supimos el resultado de la elección sino hasta poco más de un mes después.
Ahora bien, no es lo mismo que gane Trump con un Congreso dividido, que si gana con ‘carro completo’ o ‘red sweep’. Por el momento nadie parece esperar un ‘blue sweep’, es decir, que los demócratas tengan un resultado apabullante en las elecciones legislativas. Parte de esto tiene que ver con que una gran cantidad de simpatizantes del partido republicano no piensan votar por Trump, pero seguro votan por el partido republicano en todo lo demás. Por otro lado, un escenario importante a considerar es si el candidato Trump va a aceptar el resultado de la elección en caso de que gane Harris. En la elección anterior en 2020 Trump perdió la elección por 74 votos electorales y de hecho, perdió el voto popular por más de siete millones de votos. Sin embargo, Trump no aceptó su derrota, diciendo que la elección fue fraudulenta y entre otras cosas, esto llevó a que observamos los disturbios en el Capitolio el 6 de enero de 2021, en donde siete personas perdieron la vida, hubo más de 1,200 arrestos y cerca de 500 personas han sido sentenciadas a pasar algún tiempo en prisión. Inclusive, podríamos tener un resultado tardío y además que el candidato Trump no acepte el resultado, una vez que se dé a conocer. Asimismo, podríamos conocer el resultado de la elección presidencial tan pronto como hoy por la noche y no saber el resultado legislativo, sobre todo en el caso del Senado, hasta finales de mes.
(3) Posible reacción de los mercados. Considero que los mercados financieros a nivel global ya tienen ‘descontado’ que va a ganar el candidato Trump. Los participantes de los mercados anticipan que bajo una segunda administración de Trump los mercados accionarios van a estar mejor ante la expectativa de menores impuestos y menor regulación, un dólar fortalecido ante la política comercial proteccionista y tasas de interés más altas por mayor inflación, debido a las políticas anteriores, más la política anti-inmigración. Así, considero que habría reacciones importantes en caso de que Trump ganara con ‘red sweep’, implicando una mayor probabilidad de hacer válidas sus promesas de campaña. Por otro lado, otra reacción fuerte y en sentido contrario, sobre todo en el tipo de cambio y las tasas de interés sería si gana Harris, en donde los mercados ven con muy buenos ojos un triunfo de Harris con congreso republicano, ya que esto no le permitiría aumentar impuestos.
(4) Política fiscal y regulatoria. En política fiscal, no se ven muchas diferencias entre ambos candidatos en la parte del manejo de déficit, pero sí en la parte de impuestos. Más impuestos con Harris y menos con Trump. Sin embargo, dependerá mucho del apoyo legislativo que tengan. En cuanto a la política regulatoria, si bien no parece haber un esfuerzo más restrictivo de lado de los demócratas, sí hay intención de desregular de lado republicano.
(5) Política exterior. Las modificación e instrumentación de modificaciones a la política exterior actual, tanto comercial, e.g. imposición de aranceles, como la de migración y de apoyo a aliados no requiere de tanto apoyo legislativo, como la fiscal y regulatoria. Es este sentido, éstas son las que podrían instrumentarse tan pronto como tome posesión el nuevo presidente, en enero. En el caso de México, sigo pensando que vamos a vivir mucha presión tanto como Trump, como con Harris tanto en materia comercial, como de migración y de seguridad, por lo que la diferencia principal será que el nivel de ruido que habría con Trump –y por lo tanto una mayor volatilidad en el tipo de cambio–, en lugar del uso de canales apropiados de parte de Harris, en donde al final del día, México puede ser ‘una buena piñata’ para efectos electorales, pero pasando la elección, es uno de los aliados más importantes.