Esta semana, la Junta de Gobierno del Banco de México sostendrá su segunda reunión de política monetaria del año y dará a conocer la decisión este jueves. En la opinión del 100 por ciento de los analistas que participaron en la última edición de la encuesta que levanta Citi quincenalmente, la Junta de Gobierno recortará la tasa de referencia en 50 puntos base (0.50 puntos porcentuales) a 9.00 por ciento. Como lo he comentado en este espacio, considero que no es necesario tener una tasa de interés nominal tan alta, dados los niveles de inflación actual, tanto general (3.67 por ciento en la primera quincena de marzo, publicada ayer), como subyacente (3.56 por ciento), así como las expectativas de inflación a fin de año (3.8 por ciento para general y subyacente). Asimismo, a pesar de que el objetivo de Banxico es solo inflación, no hay duda que la economía mexicana se está desacelerando y tanto factores internos, como externos podrían exacerbar la debilidad económica. En este sentido, el IGAE, que es una aproximación al PIB mensual de nuestro país –publicado por el INEGI también ayer–, registró una caída mensual de 0.2 por ciento y comparando la actividad económica de enero del año pasado con la de enero de este año, no creció nada.
De esta manera y con el tipo de cambio peso-dólar observando un comportamiento poco volátil a pesar de las circunstancias actuales con la amenaza de imposición de aranceles, considero que es conveniente que Banxico continúe disminuyendo la restricción monetaria. Así, considero que la Junta de Gobierno decidirá por mayoría reducir la tasa de referencia este jueves a 9.00 por ciento, con una votación de cuatro a uno, con el subgobernador Jonathan Heath votando por una reducción de solo 25 puntos base (pb), al igual que en la reunión del 6 de febrero. Inclusive en la de dicha reunión, el subgobernador Heath comentó que “…las preocupaciones legítimas sobre la desaceleración económica deben de ser una consideración secundaria dado el mandato prioritario (de inflación)…”. No obstante lo anterior, las condiciones de febrero para acá han cambiado con más señales de desaceleración de la economía, por lo que considero que la probabilidad de que la decisión pueda ser unánime no es baja.
Es importante señalar que, de ser impuestos la semana que entra, los aranceles no tendrían gran impacto en el crecimiento económico de corto plazo, debido a que el tipo de cambio absorbería la mayor parte del choque (“La difícil medición del impacto de un arancel”, 11 de marzo). Sin embargo, la depreciación cambiaria podría ser significativa y considerada permanente, lo que pondría presión a la inflación en el corto plazo. No creo que por esto la Junta de Gobierno tuviera que parar su ciclo de baja de tasas esta semana, pero sí podría complicar las cosas para seguir bajando la tasa de referencia a un nivel más acorde a la situación económica actual.
Una pregunta que siempre nos hacemos los analistas, así como los participantes de los mercados es cuál va a ser el ‘tono’ del comunicado que acompañará la decisión de política monetaria en torno a la dirección que podrían tomar las decisiones futuras de la Junta de Gobierno sobre la tasa de interés. En este sentido, considero que se podría repetir el enunciado del sexto párrafo del comunicado anterior “…la Junta de Gobierno estima que hacia delante podría continuar con la calibración de la postura monetaria y considerar ajustarla en magnitud similar…”, que no deja de ser cauteloso, en vísperas del anuncio sobre el presidente de los Estados Unidos, Trump, sobre la instrumentación de los aranceles, la semana que entra, el 2 de abril y aun así, deja la puerta abierta para continuar reduciendo la tasa de referencia a un ritmo de 50pb en mayo y considero que también en junio, para llevar la tasa a 7.50 por ciento antes de que termine el año.
Aun bajando la tasa de referencia de 9.50 a 9.00 por ciento esta semana, la política monetaria se encontraría en ‘terreno restrictivo’, si tomamos en cuenta que la tasa real de neutralidad para el propio Banxico se encuentra en un intervalo entre 1.8 y 3.6 por ciento. Entonces, si ‘restamos’ la inflación observada actual (3.67 por ciento) a la tasa nominal (9.00 por ciento) nos da una tasa real ex post de 5.14 por ciento y si le ‘restamos’ las expectativas de inflación doce meses hacia delante (3.92 por ciento), queda una tasa real ex ante de 4.89 por ciento. Es decir, en ambos casos, la tasa real actual (después de la baja de 50pb) se encuentra muy por arriba del umbral superior del intervalo de neutralidad en 3.6 por ciento. No se trata de que Banxico quiera relajar la política monetaria, sino de llevarla a un territorio de neutralidad en circunstancias que parecen merecerla con inflación baja, expectativas bien comportadas y una dinámica de tipo de cambio que ha observado un comportamiento poco volátil, dadas las amenazas de imposición de aranceles de parte del gobierno de los Estados Unidos.
Otra manera de ver la cautela con la que la Junta de Gobierno ha actuado es con el diferencial entre la tasa de referencia de Banxico y la de fed funds del Banco de la Reserva Federal de los Estados Unidos (Fed). El nivel de esta última se encuentra en un intervalo entre 4.25 y 4.50 por ciento. Utilizando el límite superior de 4.50 por ciento, el diferencial entre la tasa de Banxico y la Fed, si Banxico baja la tasa a 9.00 por ciento sería de 450pb, que se encuentra por arriba del promedio histórico reciente. Esto apoya a tener una menor volatilidad del tipo de cambio.