En México actualmente se encuentran 50 bancos registrados ante la CNBV. El saldo total de captación de la banca mexicana se ubicó en seis billones 671.74 mil millones de pesos al 31 de diciembre de 2020, representando 28.9 por ciento del PIB. Por su parte, la cartera total de crédito cerró 2020 en cinco billones 302.60 mil millones de pesos, representando 22.9 por ciento del PIB. 30 de los 50 bancos son de origen mexicano y 20 son extranjeros. Los seis bancos más grandes −en cuanto a cartera de crédito−, son BBVA, Banorte, Santander, Banamex, Scotiabank y HSBC, y los cinco más pequeños son Pagatodo, Deutsche Bank, Banco S3, Barclays y Dondé Banco. Los seis bancos más grandes son responsables de 76.3 por ciento de la captación y de 77.0 por ciento del crédito. De los 50 bancos, solo 15 se encuentran 'listados' en alguna de las dos bolsas de valores en México (BBVA, Banorte, Santander, Banamex, Scotiabank, Inbursa, Banco del Bajío, Banregio, Multiva, Monex, Compartamos, Invex, Actinver, American Express, JPMorgan y Bank of America −Banco Azteca se encuentra listada indirectamente a través de sus empresas controladoras Elektra).
Así, la semana pasada se llevó a cabo la Convención Bancaria por octogésima cuarta ocasión. Desafortunadamente no se pudo llevar a cabo como lo 'marca' la tradición, en el bello puerto de Acapulco, como lo ha sido en tantas ocasiones. No obstante lo anterior, la tecnología permitió participar desde casa. Entre otras cosas, el ciclo de conferencias organizado por la Asociación de Bancos de México permitió llevar a cabo una reflexión a un año de la pandemia por Covid-19. En este sentido, el año pasado México experimentó su peor recesión económica desde 1932. Sin embargo, a diferencia de la crisis de 1994-1995, en donde 18 de 19 bancos prácticamente quebraron, en la recesión de 2009 y en la del año pasado no se registraron insolvencias bancarias por efecto propio de la crisis. Así, en este siglo la banca mexicana no ha sido un problema, sino parte de la solución a las recesiones que hemos enfrentado.
La fortaleza actual de la banca mexicana se debe al alto nivel de capitalización con el que gozan las instituciones financieras de nuestro país −que se encuentran por encima de los más altos estándares mundiales−, así como a la regulación y supervisión bancaria, pero sobre todo gracias a la buena labor que hoy por hoy hace la banca mexicana, que lleva ya más de 20 años de generar talento y el oficio propio de banquero. Cabe recordar que éste se perdió en la década en la que la banca mexicana estuvo en manos del gobierno −después de la expropiación en 1982−, y que tardó en regenerarse debido a que al reprivatizarse a inicios de la década de los noventa se vivió la crisis de 1994-1995, que desafortunadamente frenó este proceso por varios años. Afortunadamente, a pesar de que el año pasado la caída del nivel de actividad económica fue mucho peor que en los ochenta o en las crisis del Tequila y la de 2008-2009, hoy por hoy la banca mexicana se encuentra sólida.
En este sentido, el índice de capitalización ponderado de los 50 bancos que forman el sistema financiero mexicano cerró el año pasado en 17.4 por ciento de los activos ponderados por riesgo, que están conformados principalmente por la cartera de crédito de los bancos. Esto significa que el nivel de capitalización de la banca mexicana cumple con más del doble de los criterios que impone el marco regulatorio más riguroso del mundo: Basilea III. De hecho, México fue el primer país en cumplir con los criterios de capitalización de Basilea III en 2013 y hoy por hoy también cumple con los criterios de liquidez, aspectos regulatorios que se encuentran muy lejos de ser instrumentados en varios países en Europa e inclusive en los Estados Unidos.
Asimismo, los índices de morosidad cerraron 2020 en niveles bajos (consumo: 5.3 por ciento; hipotecario: 3.3 por ciento; y empresarial: 1.8 por ciento). No obstante lo anterior es posible que la morosidad se incremente en 2021 debido a que una fracción −afortunadamente pequeña− de las personas y empresas que se adhirieron a los programas de diferimiento de pagos, no pudieron regresar a enfrentar los pagos correspondientes a sus obligaciones. En este sentido, afortunadamente, la banca cuenta con niveles de aprovisionamiento relevantes con respecto a la cartera vencida ofreciendo otro indicador de fortaleza de la banca mexicana, alrededor de 1.5 veces la cartera vencida total de la banca.
Hacia delante todavía existen retos importantes para la banca debido a la revolución digital. Sin embargo, en la digitalización −que acaba de acelerarse significativamente debido a la pandemia de Covid-19− también se encuentran las oportunidades para que la banca salga fortalecida, se democratice más −sobre todo en nuestro país−, y tanto la inclusión per se como la penetración crediticia aumenten a una mayor velocidad de lo que lo ha venido haciendo en los últimos años.
El autor es director general adjunto de Análisis Económico, Relación con Inversionistas y Sustentabilidad de Grupo Financiero Banorte, presidente del Comité Nacional de Estudios Económicos del IMEF y miembro del Comité de Fechado de Ciclos de la Economía Mexicana.
Las opiniones que se expresan en esta columna son a título personal.