Históricamente se crece poco durante el primer año de gobierno. Dejando atrás las crisis sexenales de los ochentas y noventas, en los últimos tres sexenios el PIB ha caído o ha observado una tasa de crecimiento significativamente más baja que los últimos años del sexenio inmediato anterior. En el primer año del sexenio del expresidente Fox (2001), el PIB cayó 0.4 por ciento, después de haber crecido a una tasa promedio de 4.3 por ciento en los últimos tres años del sexenio del expresidente Zedillo. Cabe señalar que la crisis de las 'dot com' o empresas de Internet en EU tuvo una incidencia negativa importante en esta caída del PIB en México en el año 2001. Sin embargo, considero que no fue el único factor por el cuál se desaceleró tanto la economía mexicana. Por su parte, el PIB creció 2.3 por ciento durante el primer año del expresidente Calderón (2007). Si bien esa tasa 'no suena tan mal' a la luz del crecimiento que ha promediado nuestro país en los últimos treinta años, sí representó una desaceleración importante con respecto a los últimos tres años del sexenio de Fox, en los que la tasa de crecimiento del PIB promedió 3.6 por ciento de crecimiento. Asimismo, el primer año del actual presidente Peña Nieto (2013), el PIB solo creció 1.4 por ciento, que significó una desaceleración significativa después de haber crecido a un promedio de 4.1 por ciento en la segunda mitad del sexenio de Calderón.
¿Por qué ocurre esto? En mi opinión, esto tiene que ver con dos aspectos: (1) Por un lado, la inversión privada se desacelera significativamente durante el primer año de cada gobierno. Esto ocurre por dos factores: (a) Una gran cantidad de empresarios posponen las inversiones en nuevos proyectos cuando se acercan los comicios presidenciales —debido a la incertidumbre electoral per se—, y no los reactivan sino hasta que ven cuáles van a ser 'las reglas del juego' con el gobierno entrante; y (b) a pesar de que muchos de estos empresarios continúan invirtiendo en los proyectos que traían tiempo atrás de las elecciones, estos proyectos normalmente se terminan un poco antes del primer año del nuevo gobierno, por lo que debido a (a) y (b), hay una disminución importante en la inversión directa del sector privado durante el primer año de un nuevo gobierno; y (2) por otro lado, el gasto y la inversión pública se desaceleran considerablemente durante el primer año de un nuevo gobierno. Esto se debe a que en muchas ocasiones cambian las personas que ejecutan el gasto y la inversión pública tanto a nivel federal, como estatal y municipal. Estos dos últimos dependen de las elecciones concurrentes con los comicios presidenciales, que se llevan a cabo a nivel estatal y municipal. En este sentido, la curva de aprendizaje es bastante 'empinada'. Dicho de otro modo, no es sencillo aprender a gastar bajo las normativas de cada dependencia gubernamental, a todos los niveles. De hecho, la complejidad de éstas se ha ido incrementando con el objetivo de mitigar los niveles de corrupción. La lentitud en la aplicación del gasto y la inversión pública durante el primer año de gobierno también tiene una incidencia negativa en el crecimiento del PIB en ese periodo de tiempo.
¿Cómo se ve 2019 en términos de crecimiento en México? Si tomamos en cuenta la historia de la tasa de crecimiento del PIB durante el primer año de los gobiernos recientes, es muy probable que en el 2019 el PIB observe una tasa de crecimiento menor que la de este año. Asimismo, si tomamos en cuenta que la elección más grande que había tenido México antes que la de este año, en términos de número de cargos de elección popular, se llevó a cabo en el 2012 con dos mil 127 cargos y que en la elección del pasado 1 de julio los mexicanos elegimos a tres mil 406 cargos, es muy probable que el año que entra haya un mayor número de personas 'nuevas' en las áreas en donde se ejecuta el gasto y la inversión pública tanto a nivel federal, como estatal y municipal. Entonces, independientemente de quién ganó la elección, la probabilidad de crecer a una tasa menor durante el primer año de gobierno es muy alta.
En mi opinión, es muy importante que el gobierno entrante advierta a la población, así como a los inversionistas sobre este fenómeno, para que no exista una decepción que no vale la pena ni experimentar.