Las políticas de confinamiento a nivel mundial que se han estado instrumentando para paliar la pandemia por Covid-19 están enviando a 157 países en el mundo (de alrededor de 200 que forman parte del Fondo Monetario Internacional) a una recesión económica, incluyendo a México. Para tener perspectiva al respecto, en la crisis económico-financiera global de 2008-2009, el Producto Interno Bruto (PIB) de 91 países se contrajo y de 1980 a 2019, 24 países en promedio han registrado tasas de crecimiento negativas cada año.
Hace ya casi dos semanas que el Inegi publicó el reporte preliminar del PIB de nuestro país para el segundo trimestre de este año. La actividad económica de México disminuyó 17.3 por ciento con respecto al primer trimestre de este año (tasa trimestral) y 18.9 por ciento con respecto al segundo trimestre de 2019 (tasa anual). Esta fue la peor caída desde 1980, que se tiene la serie trimestral disponible en el sitio de Internet del Inegi. Asimismo, es la caída más significativa desde 1932 —que el PIB registró una caída de 14 por ciento—, utilizando una serie anual emanada de un esfuerzo de 'arqueología económica', liderado por el subgobernador del Banco de México, Jonathan Heath.
En esta entrega preliminar del crecimiento del PIB, se puede observar el comportamiento de sus tres componentes principales desde la arista de la oferta agregada: (1) Agropecuario; (2) industrial; y de (3) servicios. En este sentido, el componente que registró la caída más pronunciada fue el industrial, con una tasa trimestral de -23.6 por ciento. Este sector fue el más afectado debido a que el primer impacto económico que recibió la actividad en nuestro país fue por el canal de comercio internacional, particularmente en la manufactura. De hecho, las exportaciones cayeron 36.9 por ciento en abril (a tasa mensual) y 21.7 por ciento en mayo, mientras que las importaciones registraron una disminución de 21.3 por ciento en abril y de 18.7 por ciento en mayo. Asimismo, los otros componentes de la actividad industrial, como la construcción y la minería no petrolera también fueron considerablemente afectados por las políticas de confinamiento.
El segundo componente más afectado del PIB fue el de servicios, que cayó 14.5 por ciento con respecto al primer trimestre de este año. Afortunadamente hubo servicios que aumentaron su actividad, como las entregas a domicilio, así como otras actividades que se pudieron mantener gracias al 'teletrabajo' o 'home office'. No obstante lo anterior, una gran cantidad de servicios, como restaurantes, hoteles, transporte aéreo y un sinnúmero de actividades que implican cierto grado de aglomeración (e.g. conciertos, cine), tuvieron que 'parar en seco'. Las actividades primarias también registraron una caída trimestral de 2.5 por ciento, en parte por el colapso temporal del comercio internacional.
Ha sido un impacto sin precedentes en las últimas décadas. Sin embargo, hacia delante considero que lo peor ya quedó atrás. Datos económicos más oportunos y con frecuencia mensual han brindado evidencia de que la caída de la actividad económica pudo haber tocado fondo en abril o mayo. El Indicador del Entorno Empresarial Mexicano que publica el IMEF (Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas) para el sector manufacturero lleva dos meses consecutivos con tasas de crecimiento mensual positivas, que al ubicarse todavía por debajo del umbral de 50, significa que la velocidad de deterioro ha disminuido. Por su parte, si bien el IMEF no manufacturero también se encuentra por debajo de 50, lleva ya tres meses consecutivos de mejoría.
Las ventas 'mismas tiendas' de ANTAD (Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales) registraron una disminución anual de 22.9 por ciento en abril y las caídas han disminuido en mayo (-19 por ciento) y junio (-17.9 por ciento). Las ventas de autos cayeron 64.5 por ciento en abril con respecto al mismo mes de 2019 y las tasas negativas han ido disminuyendo a -59 por ciento en mayo, -41.1 por ciento en junio y -31.3 por ciento en julio. En cuanto al comercio internacional, las exportaciones registraron un repunte muy significativo en junio de 75.6 por ciento a tasa mensual y las importaciones crecieron a una tasa de 22.2 por ciento.
Entonces, parece que lo peor ya quedó atrás en términos de actividad económica. No obstante lo anterior, dos temas que considero que vale la pena destacar: (1) Preocupa la alta tasa de desempleo (5.5 por ciento) y algunos datos al interior de ese reporte, sobre todo porque ésta es la última variable que normalmente reacciona en una recesión, al ser un indicador rezagado; y (2) como dice el título del último comunicado de prensa del indicador IMEF: Se anticipa una "recuperación frágil, prolongada y difícil".
* El autor es director general adjunto de Análisis Económico y Relación con Inversionistas de Grupo Financiero Banorte y presidente del Comité Nacional de Estudios Económicos del IMEF.
* Las opiniones que se expresan en esta columna no necesariamente coinciden con las del Grupo Financiero Banorte, ni del IMEF, por lo que son responsabilidad exclusiva del autor.