Perspectiva Global

Protestas violentas a nivel global e incremento de la desigualdad

De acuerdo con Piketty, Saez y Zucman (2016), la riqueza del 10 por ciento más acaudalado del mundo creció 20 por ciento de 2009 a 2014.

La semana pasada vimos imágenes impactantes de las protestas en Chile. Escenas muy violentas de personas quemando autobuses en las calles de Santiago, destruyendo y quemando estaciones del Metro y de verdaderas batallas campales en contra del Ejército, con resultados graves y muy tristes como la muerte de 19 personas hasta el momento, según cifras oficiales. Los chilenos no son los únicos ciudadanos en el mundo que están presenciando esta serie de violentas protestas. En las últimas semanas han surgido impetuosas manifestaciones populares en Ecuador, Bolivia, Haití, España (Cataluña), Líbano, Irak y Hong Kong. Inclusive, de manera similar a Chile —en donde el gobierno incrementó el precio del transporte Metro de Santiago—, los detonantes de las protestas han sido incrementos en los costos de bienes y servicios que más utiliza la población. Tal es el caso de Ecuador, con el incremento en el precio de la gasolina o en Líbano, con la instrumentación de un impuesto a las llamadas por WhatsApp. Así, considero que, con excepción de Hong Kong y Cataluña —cuyos detonantes tienen otro origen—, la verdadera razón de las violentas manifestaciones es el incremento de la desigualdad social y económica.

Los orígenes. Por varias décadas, prácticamente durante todo el siglo XX, se discutió si la manera de lograr un mayor crecimiento y desarrollo económico era adoptando un modelo económico capitalista o socialista, en sus múltiples versiones. Aunque ha habido excepciones, la democracia estaba más relacionada con un modelo capitalista y las dictaduras con modelos comunistas. El fin de esta discusión fue marcado por dos eventos históricos: (1) La caída del Muro de Berlín en noviembre de 1989; y (2) el fin de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) en diciembre de 1991. Aparentemente había quedado claro que no había más debate. El capitalismo se impuso. Muchos países se unieron a la ola de liberalización de los mercados, privatizaciones de empresas del Estado y globalización. México, al igual que la mayoría de los países latinoamericanos, así como de Europa del este y Asia se unieron a esta ola de liberalización. China entró a la Organización Mundial de Comercio (OMC) en 2001.

La afrenta. No obstante lo anterior, dos eventos marcaron una afrenta a la globalización y su significado en todos sus frentes: (1) Los muy desafortunados ataques terroristas en Estados Unidos del 11 de septiembre de 2001; y unos años más tarde, lo impensable (2) la quiebra de Lehman Brothers, unos de los bancos de inversión más grandes y más importantes de Estados Unidos. Además de las múltiples lecciones que dejaron estos dos eventos en muchos ámbitos, estos sucesos nos dejaron claro que también lo malo se globaliza. Esto despertó sentimientos de cerrazón económica y de proteccionismo migratorio y fueron aderezados con la respuesta de política económica que se instrumentó: políticas monetaria ultralaxas, con tasas de interés cercanas a cero e instrumentación de estímulos cuantitativos. Se llenó de liquidez a las instituciones financieras, asumiendo que esto iba a abaratar los proyectos de inversión pública y privada y que detonarían la demanda agregada global.

Sin embargo, a la par de esto se les puso una 'camisa de once varas' a las instituciones financieras, sobre todo a los bancos, en donde se tornó mucho más difícil prestar dinero con el alto grado de restricción regulatoria. ¿Qué ocurrió? Que en ausencia del crédito y de gobiernos activos en construir infraestructura para reducir cuellos de botella y propiciar un incremento de productividad, la mayor parte del beneficio fue para la población con mayor riqueza, al incrementar significativa y artificialmente los precios de los instrumentos de deuda de los gobiernos y de las empresas. De acuerdo con Piketty, Saez y Zucman (2016), la riqueza del 10 por ciento más acaudalado del mundo creció 20 por ciento de 2009 a 2014, mientras que la riqueza del 90 por ciento de la población con menos recursos se quedó prácticamente sin cambio. Un 'triunfo' de la política económica es que las clases más vulnerables no perdieron su empleo, pero hasta ahí quedó. Aquí vino la insatisfacción y el voto por el cambio, pacífico o violento: Grillo (Italia, 2009), Orbán (Hungría, 2010), la Primavera Árabe (2011) y así hasta nuestros días con las protestas que estamos experimentando en estos días.

Referencia

Piketty T., E. Saez and G. Zucman. "Distributional National Accounts: Methods and Estimates for the United States." NBER Working Paper, 2016.

* El autor es director general adjunto de Análisis Económico y Relación con Inversionistas de Grupo Financiero Banorte y presidente del Comité Nacional de Estudios Económicos del IMEF.

* Las opiniones que se expresan en esta columna no necesariamente coinciden con las del Grupo Financiero Banorte, ni del IMEF, por lo que son responsabilidad exclusiva del autor.

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