Amnistía Internacional acusa que México es el país que registra el mayor número de muertes de personal de salud a nivel mundial por la pandemia. Al menos, han perdido la vida mil 320 personas que han luchado en la primera línea de fuego contra el Covid-19.
Además, al menos 97 mil 632 enfermeros, doctores y otros empleados de hospitales en México han sido diagnosticados con coronavirus desde que comenzó la pandemia, aproximadamente el 17 por ciento de todos los casos en el país.
¿Quiénes son los culpables de esta tragedia?
Amnistía sostiene que los gobiernos deben ser llamados ante la justicia por estas muertes y contagios ya que se debe, en la mayoría de los casos, a la falta de equipo de protección adecuado para lidiar con los pacientes infectados con el nuevo virus.
"Los gobiernos deben rendir cuentas por las muertes del personal sanitario a los que no protegieron del Covid-19", urge Amnistía. Reclama que "es injusto que un médico pague en México hasta 12 por ciento de su salario mensual para comprar equipo de protección".
"La pandemia se acelera en el mundo e instamos a los gobiernos a tomarse en serio las vidas del personal de salud", insta AI.
"Estamos física y mentalmente agotados. Nuestras vidas personales han dado un vuelco total, y la fuente principal de nuestro estrés es la actitud del gobierno y la falta de conciencia que tiene la población sobre la enfermedad", acusa uno de los médicos entrevistados.
En este sentido, Liz Throssell, portavoz de la Oficina de la Alta Comisionada de la ONU para Derechos Humanos en Ginebra, me dice que "en muchos contextos, muchos trabajadores de la salud y los trabajadores esenciales son defensores de los derechos humanos, ya que sus acciones promueven y defienden los derechos de las personas a la salud y la información".
De hecho, "la Oficina de Derechos Humanos de la ONU ha sostenido durante mucho tiempo que los trabajadores de la salud y otros trabajadores esenciales deben ser vistos como defensores de los derechos humanos, dado su papel vital en la protección y realización de los derechos humanos, incluido el derecho a la vida y el derecho a la salud", remarca.
"Como tal, los Estados tienen la responsabilidad de proteger y apoyar a estos defensores", sostiene.
"Todo trabajador es esencial, sin importar la categoría que los países y las empresas les aplique. Todo trabajador tiene el derecho a ser protegido de la exposición a riesgos en el lugar de trabajo, incluido el coronavirus [...] Nuestro mensaje de hoy es sencillo, pero decisivo: todo trabajador debe ser protegido, en cualquier circunstancia" , afirman en una declaración conjunta relatores especiales de la ONU.
Por otra parte, Amnistía argumenta que los datos sobre la magnitud del contagio y los fallecimientos relacionados con el Covid-19 del el personal sanitario y trabajadores y trabajadoras esenciales son sumamente valiosos.
"Sirven de recordatorio fundamental del coste humano de esta pandemia, especialmente para quienes estuvieron en primera línea y sus familias. Son una importante herramienta para conocer los riesgos que corrieron los trabajadores de la salud y esenciales, para que los sistemas de salud y los países puedan prepararse mejor en el futuro", sostienen.
"Estamos agotados emocionalmente, he oído a un hijo despedirse de su madre por teléfono, he ingresado a una enfermera de una de las salas y le he sostenido la mano mientras la dormíamos para colocar el respirador, y he consolado a una mujer que había perdido a su marido de 40 años y se había quedado sola con dos hijos pequeños. He llorado mucho", relata una de las enfermeras.
La pandemia no ha terminado, sigue causando estragos, contagios, muertes, el personal de salud está agotado, trabaja de manera incansable y seguirá a ese ritmo hasta que se encuentre la cura o una vacuna. Y por si fuera poco, en estos momentos no hay sustitutos ni reemplazos. Más que aplausos, merecen protección del gobierno y todo nuestro apoyo. Gracias, mil gracias.