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Puede ser peor para Venezuela

Con lo lento que camina la posibilidad de convocar a elecciones en Venezuela, puede ser que la propuesta de buscar un diálogo se convierta en la solución al conflicto, escribe Georgina Morett.

En los últimos días, México quedó en una situación difícil respecto al enorme conflicto que se vive en Venezuela, donde la gente tiene carencias que rayan ya en la crisis humanitaria.

Con la aprobación de reelecciones indefinidas en un referendo de 2009, convocado por el entonces mandatario Hugo Chávez, y la llegada de Nicolás Maduro al poder en 2013 y su reelección en 2018 para un segundo período que durará hasta 2025, en Venezuela no se ven posibilidades reales de que el actual gobierno deje el poder sin resistencias.

Según nos explican, además de la política de no intervención, México ha tomado la bandera del diálogo al considerar que es la única forma real de lograr un acuerdo, sobre todo en este momento en que existen tres escenarios que son terribles.

El primero es que la presión económica de Estados Unidos sea tan fuerte que lleve a Venezuela a una crisis humanitaria de grandes proporciones, que impactaría directamente en su población.

El segundo es que se diera una intervención armada de parte de Estados Unidos en este país sudamericano, con las terribles consecuencias, no sólo para la población de Venezuela, sino para la geopolítica mundial, ya que podría hasta enfrentar a Rusia y China con Estados Unidos.

Y el tercero es que se dé una guerra civil que pondría a la población en una peor crisis de la que atraviesan ahora.

Según el FMI, la economía, que se redujo a la mitad durante el gobierno de Maduro, se contraerá 5 por ciento en 2019, y la hiperinflación alcanzará 10 millones por ciento.

A partir de este año parecía que la crisis en Venezuela tendría una pronta solución. Juan Guaidó se proclamó presidente del país el 25 de enero, y con el apoyo internacional se esperaba que el Ejército dejara solo a Nicolás Maduro y se pudiera resolver este conflicto.

Pero esto no ha sucedido a pesar del apoyo de la Unión Europea a Juan Guaidó y de las presiones de Estados Unidos, que ya bloqueó los activos de PDVSA, que es la fuente de ingresos más grande de Venezuela.

Es por ello que en la Cancillería mexicana están convencidos que la mejor opción es lograr un diálogo que permita definir la transición de Venezuela, y convertirse en facilitadores de este proceso, de tal forma que sea imposible una intervención militar o una guerra civil.

El Mecanismo de Montevideo, que fue planteado en la reunión en Uruguay, incluye la implementación de los acuerdos alcanzados con acompañamiento internacional, pero no menciona explícitamente a priori la realización de elecciones, como es la propuesta de otras naciones.

Lo que se busca es una negociación y un diálogo con puntos en común, y ya se tiene contacto formal con ambas partes en conflicto, para lo cual se sumó a cuatro expertos, entre los que destaca Bernardo Sepúlveda.

Después viene la negociación en la que se buscan los puntos en común y las áreas de oportunidad para la flexibilización de posiciones e identificación de acuerdos potenciales. Los compromisos, con la construcción y suscripción de acuerdos con características y temporalidad previamente establecidas, y la materialización de los compromisos.

Con lo lento que camina la posibilidad de convocar a elecciones en Venezuela, puede ser que la propuesta de buscar un diálogo que dé opciones tanto a la oposición encabezada por Guaidó, como a Nicolás Maduro y al Ejército, se convierta en la solución al conflicto.

Pero si no es así, los costos que se puede pagar en México por mantener esta situación serían muy altos, ya que se quiera o no quedamos del lado de países como China, Rusia y Bolivia.

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