Gerardo Herrera Huizar

Ciberhumanidad

Silenciosamente la tecnología se ha convertido en parte indispensable de nuestra vida cotidiana hasta apoderarse de nuestra libertad y de nuestra intimidad.

El inusitado avance tecnológico de las últimas décadas ha transformado dramáticamente nuestra forma de vida, nuestros hábitos, nuestra comunicación, la manera como nos relacionamos, disfrutamos, sufrimos y sentimos.

Vivimos la época ciber: Ciberriesgo, ciberamenaza, cibersexo, ciberseguridad, ciberataque, ciberdelito, ciberdefensa.

Sin percatarnos, sutilmente, apoltronados en la comodidad del control remoto fuimos asimilando la ingente cantidad de gadgets que hacían del ocio el espacio altamente lucrativo de las grandes tecnologías, convirtiendo al ser humano en un consumidor voraz, sedentario y, paulatinamente, ciberadicto, hasta metabolizarlo y transformarlo en un ciberesclavo, que hoy en día carece de toda posibilidad de emanciparse de sus cibercaptores.

Silenciosamente la tecnología se ha convertido en parte indispensable de nuestra vida cotidiana hasta apoderarse de nuestra libertad y de nuestra intimidad.

Nadie que hoy en día se asuma moderno puede prescindir del móvil, de la red, de la actualización. Todo ello simboliza poder, estatus, autoridad, tendencia. De no ser así, el individuo prácticamente no existe, pero también su personalidad, sus hábitos, su nivel de vida, su riqueza, su pobreza, su cultura, sus relaciones y necesidades quedan desnudos y expuestos.

El ser humano del siglo XXI ha transitado a otra época, una de lucha con su propio ingenio. Paradójica relación, el Dr. Frankenstein frente a su creación, regodeado en su triunfo, pero dependiente, vulnerable y aterrorizado ante la amenaza de la creatura a la que ha dado vida.

El humano posmoderno se enfrenta a sí mismo con sus creaciones cada vez más arriesgadas y revolucionarias, rebasando día a día su propia marca, en una carrera cada vez más acelerada que es inmediatamente asimilada por un consumidor ávido de novedades y dispuesto al riesgo de la experimentación.

Ante esta continua evolución, monopolizada por nuevos imperios, nos preguntamos ¿Qué tan lejos estamos de la dominación universal y de la amenaza de la tiranía tecnológica total?

¿Estamos preparados para defendernos de nuestra propia creación?

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