Contracorriente

Invertir en producción, no en la deuda de Pemex

Se debe revertir la caída de la inversión pública en infraestructura, y para ello lo fundamental es acertar en el uso de recursos escasos y lograr elevarlos cuanto antes.

El gobierno de López Obrador tiene el doble problema de un bajo crecimiento económico y una muy raquítica recaudación fiscal, combinación que puede convertirse en una austeridad improductiva que en vez de alentar, obstaculice el crecimiento.

Es necesario revertir la caída de la inversión pública en infraestructura y para ello, lo fundamental es acertar en el uso de recursos escasos y lograr elevarlos cuanto antes; la posibilidad más inmediata de aumentar los ingresos fiscales es la renta petrolera, siempre que se invierta en elevar la extracción de crudo.

Sin embargo, el secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, reiteró el viernes que se tomarán 100 mil millones de pesos del Fondo de Estabilización de los Ingresos Presupuestarios (FEIP), en el que hay casi 300 mil millones, para ayudar a Pemex a pagar parte de su deuda en 2019.

Ni mella le harán esos poco más de 5000 millones de dólares a la deuda de la petrolera, que es superior a 106 mil millones de dólares. Las calificadoras consideraron el anuncio como "neutral-positivo". Con ese dinero, "no está resolviendo nada a largo plazo", dijo Dorthe Nielsen, de Global Asset Management, inversionista en mercados emergentes de renta fija.

Lo importante es mejorar la capacidad productiva de Pemex; lo urgente no es pagarles a los acreedores de la paraestatal, lo urgente, como dice Cuauhtémoc Cárdenas, "es frenar la caída y recuperar el crecimiento" de la producción petrolera, y es que lo que importa no es cuánto debe Pemex, sino cuánto representa de lo que gana.

Pemex podría tener una respuesta productiva rápida, según se colige de trabajos del equipo de expertos que formó Miguel Basáñez, exembajador de México en EUA entre otros cargos, encabezado por Jesús Gaytán, quien fue subdirector de Pemex entre 1977 y 1988.

Sostienen que en poco más de 100 años, en México se han perforado 18 mil pozos -contra 750 mil en Estados Unidos-, pero la gran diferencia entre los dos países es que en el nuestro se han cerrado 15 mil pozos por haberse extraído 10 por ciento del yacimiento, cuando en EUA operan hasta que sacan la última gota.

Sólo hay 3 mil pozos activos en México, pero con las técnicas actuales, cada uno de los pozos cerrados podría producir más de 50 barriles diarios. En las oficinas de Pemex se conoce el historial de cada uno, hay plena certeza de su potencial, sostiene el grupo de Basañez.

Si tienen razón y cada pozo produjera 50 barriles de crudo al día, la extracción nacional aumentaría en 750 mil barriles, que se sumarían a la declinante producción actual, que es de 1.7 millones de barriles.

La aportación de la renta petrolera al Presupuesto de Ingresos de la federación de este 2019 está calculada con base en la extracción de 1.9 millones de barriles por día, pero faltan alrededor de 200 mil barriles cada 24 horas.

Agregar 750 mil barriles a la producción diaria de petróleo es posible como parte sustancial de una estrategia para fortalecer a Pemex, aún inexistente, según el Fondo Monetario Internacional.

La reapertura de miles de pozos con 90 por ciento de contenido en el subsuelo, puede interesarles a múltiples empresas -pequeñas de preferencia- y a los más de 50 mil técnicos e ingenieros jubilados de Pemex.

Cosa de abandonar el enfoque de austeridad y seguir políticas para la movilización de recursos mal aprovechados en el país.

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