Contracorriente

¿Tendrá Trump bases militares en México?

 

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Trump es alguien que jamás da un trato ligero para conseguir algo de alguien; no tiene más sentido del humor que el gusto que le causa sobajar a quien tiene enfrente. Su estrategia invariable es agredir para debilitar a su contraparte.

No pudo ser otro el talante en el que Trump habló con Peña Nieto por teléfono el viernes 27 de enero.

Corrieron varias versiones e interpretaciones del contenido de la llamada, hasta que el canciller Luis Videgaray estableció la "verdad histórica" basado, no en una transcripción propia de la llamada -que dice que no existe-, sino en la versión de CNN.

Acorde con esa versión, Trump le habría dicho a Peña que "ustedes tienen unos hombres muy malos en México con los que pueden necesitar ayuda. Estamos dispuestos a ayudar en grande con eso, pero ellos deben ser derrotados y ustedes no han hecho un buen trabajo combatiéndolos".

Las palabras no son de ninguna manera coloquiales, ni tampoco una amenaza de invadir militarmente a México. Son, me parece, la exigencia que pudiera estar preparando Estados Unidos de establecer, o al menos, de tener acceso a bases militares en territorio mexicano.

Con el argumento de que los narcotraficantes y el terrorismo tienen que ser derrotados "y ustedes no están haciendo un buen trabajo", Barack Obama forzó al gobierno colombiano de Álvaro Uribe, en 2009, a un acuerdo que le da a EUA acceso a 7 bases del ejército colombiano.

El acuerdo Obama-Uribe se firmó después de casi diez años en que el país sudamericano recibió "ayuda" del Plan Colombia, es decir, del gobierno estadounidense, para combatir militarmente el narcotráfico y el terrorismo.

La Iniciativa Mérida, por la que Washington "colabora" con el gobierno mexicano en la guerra al narcotráfico, fue firmada por Felipe Calderón en diciembre de 2008, hace poco más de 8 años.

Esa Iniciativa Mérida ya se encontró al Ejército mexicano en la guerra al narcotráfico, a la que fue metido por Felipe Calderón en diciembre de 2006, a pocos días de haber asumido la presidencia.

Así que la colaboración estadounidense ha sido estrecha con nuestras fuerzas armadas en esta guerra; si nada impedirá que sega los pasos de Colombia, faltan algunos. Faltarían el acceso estadounidense a las bases castrenses mexicanas y la normalización legal del combate militar al narcotráfico y al terrorismo.

¿Qué dirá a todo esto el General secretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos, que en más de una ocasión ha expresado descontento entre los militares por actuar como policías?

En estos momentos se discute en el Senado de la República la Ley de Seguridad Interior, con la consigna de Peña Nieto de legalizar las tareas del Ejército (¿mexicano y estadounidense?) en la guerra interna contra el narcotráfico y las amenazas del terrorismo a EUA.

Poco hay que argumentar sobre el balance civil e institucional totalmente adverso de la guerra: más de 175 mil muertos, más de 29 mil desaparecidos y más de 280 mil personas forzadas a emigrar por la violencia. Lo que no ha sido afectado es el negocio multimillonario de las drogas, que en lo sustancial -en términos de utilidades- está en territorio estadounidense y en sus circuitos financieros.

Cuando Trump le dice a Peña que no está haciendo un buen trabajo, no se refiere al balance institucional o civil de la guerra, ni a las utilidades del narcotráfico que se quedan entre sus distribuidores a 30 millones de drogadictos; se refiere al miedo estadounidense al terrorismo y a su control sobre recursos naturales ajenos.

http://estadoysociedad.com

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