Después del paso del huracán Wilma por Quintana Roo, en octubre de 2005, que con su categoría 5 destrozó los muelles de Cozumel, México perdió el lugar preponderante que durante años había ocupado en el segmento de recepción de cruceros a nivel mundial.
Por diversos factores, otros destinos del país que también solían recibir gran cantidad de estas embarcaciones, vieron disminuido su flujo de visitantes por mar, resintiendo una baja en sus ingresos turísticos.
Pero no se sentaron a lamentarse de su desgracia, sino que se pusieron a trabajar para recuperar el mercado perdido.
Hoy, la realidad es otra, muy diferente. De acuerdo con un reporte de la Asociación de Cruceros de Florida-Caribe (FCCA), hace cuatro meses una delegación de directivos de esta agrupación, a bordo del Carnival Splendor, realizó una gira de trabajo mediante la cual estuvieron en Cabo San Lucas, Mazatlán y Puerto Vallarta, con el objetivo de estrechar relaciones con los gobiernos de esos destinos "y celebrar que las proyecciones de la industria para este 2019 revelan un incremento de más de ocho por ciento en llegadas de pasajeros a puertos mexicanos, en comparación al año anterior".
Pero no sólo eso, el grupo de ejecutivos, encabezado por Michele M. Paige, presidenta de la FCCA, también llevó a cabo visitas de reconocimiento de nuevos productos en esos sitios, así como reuniones de trabajo con sus socios del sector privado.
Con base en información proporcionada por sus líneas asociadas, las proyecciones de la FCCA para el presente año anticipan que llegarán a México más de dos mil 500 cruceros que traerán 7.8 millones de turistas, "lo cual posiciona al país como el principal receptor de pasajeros de cruceros a nivel mundial por tercer año consecutivo".
Además, de acuerdo con datos recabados por la Agencia de Investigaciones Económicas (BREA), la FCCA estima que la derrama generada por la industria de cruceros en nuestro país supera los 753 millones de dólares (dato de 2017), lo cual incluye el gasto en tierra de los pasajeros y de las tripulaciones, y el pago de impuestos de las embarcaciones, de los servicios portuarios y otros insumos.
La FCCA sostiene que en los últimos ocho años (de 2012 a 2019), las llegadas de cruceristas se ha incrementado a una media de 7.4 por ciento anual, pasando de 4.86 a 7.80 millones; en ese mismo periodo, el arribo de cruceros creció de mil 771 a dos mil 573.
En promedio, un barco con cuatro mil pasajeros genera en el destino una derrama económica de 378 mil 500 dólares, solamente por turistas y miembros de la tripulación. Así, en México el gasto promedio de los viajeros es de 70 dólares, aunque esta cantidad sube a 85 dólares en Los Cabos y se dispara a 120 dólares en Puerto Vallarta.
Estos pasajeros al bajar de la nave gastan principalmente en excursiones, bares y restaurantes, artesanías, transporte, joyería, licores, perfumes, entretenimiento y telefonía.
Por su parte, la tripulación deja 46 dólares por cabeza, consumiendo en restaurantes, bares, ropa, transportes, internet, servicios médicos, enseres y comestibles. El reporte advierte que estos hombres y mujeres que trabajan en los cruceros representan todavía un mercado con potencial de mayor gasto, ya que son visitantes frecuentes en los puertos, que demandan productos distintos a los turistas, como servicios de salud y belleza, entre otros.
Y, a su vez, las líneas de cruceros derraman 81.7 millones de dólares (dato también de 2017), en derechos portuarios, embarque y desembarque, pilotaje, lanchaje, tender, servicios de agua, electricidad y manejos de deshechos.
Entre los puertos que más cruceros reciben, destacan Cabo San Lucas, en Baja California Sur, con un estimado para este año de 166 barcos y más de 450 mil pasajeros; y Puerto Vallarta, en Jalisco, con 144 embarcaciones y casi 400 mil pasajeros. Así, todo indica que la industria de cruceros en México va viento en popa.