En la actualidad pareciese que hemos olvidado la teoría fundamental de que el Estado está conformado por: población, territorio y gobierno, es esta es la fórmula más entendible de un país, en todos estos elementos que conforman a la nación deberán estar íntimamente vinculados en su naturaleza, en su existencia y en sus objetivos; fundamentalmente los gobiernos tienen como misión buscar el bien de sus poblaciones y salvaguardar sus derechos e intereses; en el tema del territorio, es sustancial entender la geografía del país como valor indiscutible, plataforma del desarrollo en sus características orográficas, hidrográficas, lacustres, litorales, climáticas, etc., para su explotación, pero también para su disfrute, y en la formula indiscutible de generar la identidad nacional. Igualmente las poblaciones, con sus tradiciones, costumbres y cultura, deberán entender, en el ejercicio de la democracia, que el respaldo a los gobiernos e instituciones es parte de la obtención del beneficio social. Sin embargo, es en este puente indiscutible de la confianza y la representatividad donde se distienden y separan la confianza de los gobernados hacia sus gobernantes y también el respeto a las instituciones del Estado que, creadas en la salvaguarda de sus intereses, se han distanciado quizás en muchos de los casos en una disociada comunicación y el espíritu de sus acciones.
Por ejemplo, el reciente incremento de las gasolinas en nuestro país, hace que los habitantes y poblaciones paguen y asuman las decisiones financieras políticas, que si no se conocen seguramente no serán comprensibles en más de una ocasión. Transparentar el ejercicio de los recursos públicos es fundamental, el destino de la inversión con objetos sociales y tangibles permitirá entrar en una lógica de comunión de ideas y el reforzamiento del Estado. Hoy, por ejemplo, la rendición de cuentas posterior a informes de titulares del Ejecutivo ya no es un honor, y la posibilidad de explicar y generar la suma de voluntades en los diseños e implementaciones de política pública, por el contrario, es ya una mera formalidad y un ejercicio desdeñoso de informar a la gente, a la población de un estado. Más allá de las comparecencias de titulares o glosas desprendidas de un informe. La tecnología y lo modernidad tienen métodos de información, algunos estados de la Unión Americana tienen tableros de control de la forma de que se generan ingresos, derechos, impuestos, etc., y que permiten conocer su destino final. Es por ello necesario y vital informar y comunicar, para adquirir credibilidad, que al día de hoy es una gran brecha la existente entre la población y las acciones de sus gobiernos y deben buscarse nuevas maneras de informar y darle esa importancia que constituye ser una ventana de oportunidad en la atención y obtención de soluciones.
Por ejemplo, en el tema de los migrantes, la intervención plausible de la Policía Federal para inhibir el avance de una caravana migrante, proveniente de la parte central de nuestro continente, ante el desconocimiento de la composición o intención de la misma y para preservar órdenes y seguridades en lo local, es sólo una de las aristas de la atención al problema; posterior a ello los temas asistenciales humanísticos, sanitarios, deberán prevalecer. ¿No es acaso fundamental para los gobiernos de los países de origen de los migrantes atender las causas de tal fenómeno? ¿No pueden ser estas situaciones la condición prevaleciente en sus países y un foco de atención y, en consecuencia, una ventana de oportunidad para solucionar la más primigenia de las necesidades sociales? Porque en este caso hemos podido escuchar que se huye y se deja su territorio por algunas razones cuasi inhumanas, miedo, temores, violencia, delincuencia exacerbada, hambre, violaciones el estado de derecho, que transforman la voluntad del migrante para darle decisión de dejar todo lazo, llámese familia, casas, territorios, lo que sea, por la única lógica de subsistir. Cabe el relato de una mujer hondureña que simplemente dejó todo, hasta a su propio hijo, ante la amenaza de que podrían matarlo. Lo escondió, lo encargó y emigró para buscar formas de sustento... una historia como miles. Pero entonces, ¿no es esta una ventana de oportunidad para los gobiernos de los países de atender las causas, de negociar entre ellos y generar nuevas formas de composición al problema?, y acaso no es un tema de organismos internacionales para acercarse a buscar soluciones y defender al ente humano.
Como país diariamente estamos expuestos al problema migratorio, pero hoy se acerca un fenómeno que asedia a Europa y en nuestras fronteras cobra nuevos visos, al observar cómo se denigra por igual a niños, a mujeres y a hombres por inhibir accesos a espacios territoriales de un país como Estados Unidos, que surgió como nación en su faceta colonizadora o transcultural y en formas de identidad en la migración misma.
Nuevamente los gobiernos tendrán la oportunidad de preservar los valores sustanciales en la armonía de gobernar de una manera muy simple, de manera justa, en el bien común de la población, la gente y sus territorios.
Las ventanas de oportunidad en la democracia y en la búsqueda de justicia social generaran las grandes oportunidades del entendimiento en una dicotomía entre las instituciones del Estado para y por la población, y una población en pro de sus gobiernos y sus instituciones cuanto éstas obtengan y comuniquen su representatividad social con resultados, no antes ni después. Entonces se entenderá que como nación, el Estado mexicano, unificado en su población territorio y gobierno, será mejor para habitar, para generar desarrollo, para competir en el mundo y privilegiar los derechos de quienes coexisten diariamente en este nuestro México.
Hiram Almeida
Extitular de la SSP-CDMX