Por Luis Arrieta, Presidente del Comité Técnico Nacional de Tesorería del IMEF. luis.arrieta@grupovalue.mx. Twitter: @JlarrietaLuis
La LIBOR (London InterBank Offered Rate) es una tasa de referencia basada en las tasas de interés a las que los bancos ofrecen fondos a otros bancos en el mercado monetario mayorista o mercado interbancario. En octubre de 1984, la Asociación de Banqueros Británicos, junto con el Banco de Inglaterra y otras entidades, la comenzó a utilizar para establecer de manera diaria el costo del dinero, es decir, la tasa de interés a la que dichas instituciones estarían dispuestas a pagar por dinero prestado proveniente de otros bancos, y con esto, la tasa libor fue adoptada. Se empezó a utilizar de manera oficial el 1 de enero de 1986 cómo una referencia para determinar el costo del dinero para diversos instrumentos financieros denominados en dólares americanos. En el proceso de cálculo participan 16 bancos y el interés reportado es la media de los valores centrales.
Bajo esta mecánica de cálculo, todos los participantes del sistema financiero podrían y han estado tomando históricamente esta referencia para contractualmente establecerla como base para todos los productos financieros que ofrecen, como los créditos hipotecarios, créditos al consumo, préstamos a empresas, etc.
Al paso de los años, pero sobre todo en lapsos de crisis financiera, cuando las tasas de referencia se han llevado a mínimos históricos y por lo tanto, llevan a la Libor a niveles casi de cero, las instituciones financieras ven mermadas sus utilidades en función del bajo costo que representa la obtención del dinero y esta situación ha provocado que algunos bancos se hayan visto tentados a distorsionar y manipular el cálculo de la Libor, como lo fue en el año 2008, cuando las autoridades reguladoras impusieron multas de millones de dólares sobre aquellos bancos donde se comprobó dicha manipulación.
¿La Libor está muerta?
En virtud de lo anterior, varios países se pronunciaron a favor de eliminar la Libor como tasa de referencia y encontrar alguna alternativa que provea mayor transparencia y certeza en su cálculo, lo que condujo a que en 2017 se anunciara la formal desaparición de la Libor para finales del 2021 y su sustitución por la nueva tasa de interés libre de riesgo Secured Overnight Financing Rate (SOFR, por sus siglas en inglés).
La tasa SOFR es publicada por la Reserva Federal de Nueva York y refleja el costo a un día de los préstamos garantizados mediante una operación de recompra denominada Repos de títulos del Tesoro Americano. Una de las grandes diferencias es que la SOFR se basa en transacciones históricas y que en volumen superan considerablemente a las de la Libor.
Nuestro Banco Central, el Banco de México, ha hecho su labor al pronunciarse a favor de esta evolución con la finalidad de dejar de utilizar la tasa Libor como referencia para todos los nuevos contratos, lo cual conllevará a que, como país, se logre está transición que ya otros países también están logrando.
Sí bien, lo anterior es una evolución que proveerá de mayor certeza al mercado, las implicaciones para las instituciones financieras y en general, para los participantes del mercado financiero, serán de gran impacto, ya que la cartera de clientes de los bancos y los diversos productos existentes se encuentran ligados a la Libor.
A manera de ejemplo y de cara a los clientes, los préstamos en dólares americanos ofrecidos en créditos bilaterales y sindicados, así como los instrumentos financieros derivados que de ellos dependen (ej. swaps), tendrán que sufrir modificaciones en su manera de calcularse, teniendo un alcance desde el ámbito legal (modificaciones a los contratos) hasta un impacto en el tema de los sistemas y bases de datos de donde se toman las referencias para el cálculo. Por otro lado, y hacia adentro de las instituciones, se verán retos importantes en temas para contabilización de operaciones, estimación de riesgos, cotización de precios y hasta en los reportes regulatorios.
En el IMEF, y particularmente en el Comité Nacional de Tesorería, se ha discutido el impacto de esta nueva mecánica de cálculo, la cual se considera muy relevante, ya que afectará de manera importante al sistema financiero desde el back office hasta al front office.
Adicional a todos los retos que involucra a los participantes del sistema financiero, las empresas, fondos y clientes en general se verán afectados desde el punto de vista económico, ya que la nueva tasa de referencia podría resultar ligeramente más elevada que la antigua Libor y por consecuencia, el costo del dinero en dólares americanos será mayor. Para finales del 2021, aproximadamente 59% de los instrumentos colocados a tasa variable seguían indizados a Libor (fuente: Bloomberg), pero paulatinamente se espera que la SOFR migre a sustituir en su totalidad a la Libor.