Por Enrique Pérez Sámano, Integrante del Comité Técnico Nacional de Capital Humano del IMEF. enrique.perez@kornferry.com
A pesar de la cantidad de evidencias que se tienen, al parecer nuestra sociedad no termina de concientizarse de la necesidad de desarrollar las capacidades de las personas y de cómo esto influye en la paulatina degradación de la calidad de vida de los mexicanos. La educación, en cualquiera de sus formas mejora la forma en que el ser humano se relaciona con su entorno, le permite discernir, dialogar y llegar a acuerdos con otros, aprecia y protege el medio ambiente y le es posible prever con oportunidad los riesgos potenciales de sus actos.
No es casualidad que los países con mejores niveles de educación son también los que tienen sistemas democráticos que funcionan, tasas más altas de productividad y han conservado mejor el medio ambiente.
El más reciente estudio sobre el panorama de la educación realizado por la OCDE se concentró en analizar el porcentaje de personas que en cada país logra estudiar hasta la educación terciaria (posterior a la secundaria) y cómo esto se relaciona con la posibilidad de conseguir empleo. Los niveles más altos de logro educativo se asocian con resultados económicos, laborales y sociales positivos para las personas.
En el estudio, México ocupa el antepenúltimo lugar en la proporción de personas que llegan a una educación terciaria entre los adultos de 25 a 34 años.
Profundizar en todas las consecuencias que acarrea no poner la atención debida a este tema no es posible en este espacio, sin embargo, podemos mencionar algunos.
El desprecio por la selección de profesionales con las capacidades necesarias para hacerse cargo de las responsabilidades de gobierno nos demuestra casi a diario sus efectos. Cuando no es un tema de abasto de medicinas, son las correcciones a proyectos mal planeados con las consecuencias económicas que esto origina o los malos números que presenta nuestro país en la lucha contra el COVID.
Las discusiones de nuestros congresistas tanto a nivel federal como local, lejos de ser un debate de ideas, parece más una lucha entre porras apoyando a su favorito, con una evidente incapacidad argumentativa y llena de calificativos que sólo parecen satisfacer la necesidad de los congresistas de sacar a relucir sus rencores con nula capacidad para escuchar y llenas de gritos y pancartas.
En la iniciativa privada, las empresas mexicanas que han logrado competir en el entorno global padecen por encontrar profesionistas con las capacidades que se requieren y las compañías multinacionales hacen uso de la posibilidad de mover a sus cuadros gerenciales y de especialistas entre países para satisfacer a cabalidad sus requerimientos.
En ámbitos más locales, muchos comercios y pequeñas empresas que luchan por sobrevivir sufren para encontrar empleados que satisfagan necesidades básicas como redactar correctamente un documento o analizar determinada situación considerando múltiples variables.
Es además evidente que la evolución de la tecnología y el desarrollo de habilidades digitales no harán más que ensanchar la distancia entre quienes están preparados para incorporarse al mundo laboral y el resto.
Hoy en día nos damos cuenta de que los puestos rutinarios han sido desplazados por sistemas que replican dichas rutinas y que los desarrollos actuales se concentran en generar algoritmos que produzcan alternativas de solución basada en los análisis de datos. Esto significa que quien sólo tenga capacidades de memoria y de análisis básico no tendrá un lugar en el mundo laboral.
El estudio acerca de “el futuro de los puestos” realizado por el Foro Económico Mundial en 2016 ya lo ponía en evidencia. Menciona que las estimaciones son que 65% de los niños que están integrándose a primaria terminarán trabajando en puestos que hoy en día no existen. Sólo para dar una idea, se calcula que alrededor de 7.1 millones de empleos se perderán, dos terceras partes de los cuales se concentran en puestos administrativos de oficina. En contraste, se han creado dos millones de nuevos empleos todos ellos relacionados con computación, matemáticas e ingeniería. A la fecha, dos tipos de trabajo han crecido en forma considerable aquellos relacionados con el análisis de datos y los especializados en nuevas formas de comercializar en particular derivado de la alta innovación técnica de los productos.
En el IMEF hemos estado conscientes de la gravedad del tema y hemos hecho reiterados intentos de promover las iniciativas que han surgido para hacer un uso más efectivo de los recursos que se destinan a educación. Proyectos como la educación dual, orientado a promover simultáneamente la misma en la escuela y en la empresa y que tan buenos resultados ha dado en algunos países de Europa, o bien el desarrollo de certificaciones en especialidades concretas que permitan producir personas con mayores posibilidades de conseguir empleo en el futuro.
Ningún esfuerzo es suficiente. En el IMEF reconocemos que, de no tomar acciones agresivas y concretas en materia educativa, estaremos condenando a nuestra sociedad cada vez más al atraso y a obtener trabajos mal remunerados.