De concretarse en acciones asertivas, el diálogo sobre las estrategias para resolver las causas de la migración de mexicanos y centroamericanos hacia EU ofrece una oportunidad única para el desarrollo de la región, en particular para zonas rurales. La amplia reforma migratoria integral (Ley de Ciudadanía) propuesta por Biden abrirá un escenario de gran impacto en la próxima década.
Una investigación de UCLA presenta como hallazgo clave que el impacto de la Ley de Ciudadanía de EU generará más de 3 billones de dólares en PIB adicional durante diez años debido al aumento de la productividad y los ingresos resultantes de la legalización y ciudadanía de los indocumentados, más la nueva inmigración legal de 7 millones de migrantes. Solo la legalización y la ciudadanía de los trabajadores indocumentados esenciales resultaría en más de 1.5 billones de dólares en PIB adicional para EU durante los próximos diez años.
La Ley de Ciudadanía de 2021 incluye disposiciones para “abordar las causas fundamentales de la migración” principalmente mediante el uso de ayuda extranjera financiada por los contribuyentes estadounidenses de aproximadamente mil millones por año para los países pobres de América Latina que son la fuente de la mayoría de los nuevos migrantes.
El estudio proyecta “que las remesas a México y el Triángulo Norte crezcan de 74 mil millones en 2021 a 124 mil millones en 2031 debido a los mayores ingresos de los inmigrantes actuales legalizados y la nueva inmigración legal. El total acumulado de diez años será un billón de dólares en remesas a México y Centroamérica”.
Las políticas para la inclusión financiera de las remesas en México y Centroamérica, con una modesta meta de conversión de 10 por ciento en ahorro migrante e inversión generarían un total de 100 mil millones de dólares en inversiones y crédito, generando empleos en las comunidades de origen.
Bancarizar remesas y generar inclusión financiera para los migrantes, sus familias y sus comunidades de origen en países con una amplia exclusión financiera de zonas rurales, indígenas y de pobres es una estrategia factible y alcanzable. Esta debería ser la estrategia clave.
Se trata de un amplio programa de creación de mercados financieros y de infraestructura financiera constituido por microbancos de ahorro y crédito territoriales, integrados en bancos regionales o por país, un sistema de corresponsales rurales y un amplio sistema de medios de pago que permitan envíos directos de cuentas de ahorro en los EU a cuentas de ahorro en microbancos de comunidades de origen.
La historia financiera del mundo ha mostrado que esta tarea no es para los grandes bancos comerciales, sino para ‘sistemas financieros descentralizados’ constituidos por microbancos (cooperativas, sociedades mutualistas, bancos locales) con capacidad de adaptar servicios financieros a las múltiples diversidades locales.
Migración, remesas y desarrollo local es la frase que resume una de las más significativas estrategias con impacto estructural en el desarrollo de la región. Bancarizar remesas y desarrollar una amplia infraestructura financiera que democratice el acceso al ahorro y al crédito para campesinos, indígenas y trabajadores de bajos recursos en comunidades de origen. Los sistemas exitosos del mundo han tenido apoyo gubernamental, pero son esencialmente iniciativas de abajo hacia arriba, bancos con identidad y enfoque de desarrollo, para generar opciones de empleo sostenibles y no programas temporales y efímeros. El tema no es sencillo porque difieren las visiones y propuestas de solución. Pero sobre todo porque el tiempo requerido para lograr una solución es inversamente proporcional a la prisa política de ambos gobiernos. Ojalá la voluntad política logre abrir camino a soluciones innovadoras que ya tiene ejemplos operando en cada uno de los países involucrados.
1. Asociación Mexicana de Uniones de Crédito del Sector Social, A.C., email: isacruzh@gmail.com
2. Caminos hacia la ciudadanía: El impacto económico de una reforma migratoria completa e inclusiva. Raul Hinojosa, UCLA NAID Center, Sherman Robinson, Instituto Peterson de Economía Internacional (PIIE) y Marcelo Pleitez, UCLA NAID Center