Mitos y Mentadas

AMLO y las verdades ilusorias

Uno de los temas que más y más repiten en la prensa nacional es la cantidad de mentiras o medias verdades que ha dicho y sigue diciendo López Obrador.

La mentira se relaciona con la profesión política, esto es una realidad en gran parte de las sociedades democráticas. Existe la creencia que la política en general y los dirigentes políticos en particular, eran más sinceros y francos en el pasado, mientras que los políticos de las actuales democracias representativas aparecen como mentirosos compulsivos.

Uno de los temas que más y más repiten en la prensa nacional es la cantidad de mentiras o medias verdades que ha dicho y sigue diciendo AMLO. De acuerdo con Luis Estrada, director del Centro de Análisis Spin y autor del libro El imperio de los otros datos, en los tres primeros años de gobierno, el presidente López Obrador dijo 67 mil mentiras, y este número ha aumentado a 86 mil respuestas que resultan falsas, engañosas o difíciles de comprobar. En mi opinión, el tema no va por ahí. AMLO está siguiendo al pie de la letra las premisas básicas de lo que se conoce como “la fluidez de procesamiento” y “la verdad ilusoria”. La fluidez de procesamiento y el efecto de la verdad ilusoria son dos fenómenos psicológicos que tienen un impacto significativo en la forma en que percibimos la información y formamos nuestras creencias. La fluidez de procesamiento se refiere a la facilidad con la que procesamos la información, y el efecto de verdad ilusoria se refiere al fenómeno en el que la exposición repetida a una falsedad puede llevar a las personas a creer que es verdad. Cuando se combinan, estos dos conceptos pueden ayudar a explicar por qué somos susceptibles a la desinformación y las creencias falsas. Ambos conceptos han sido ampliamente investigados en el campo de la psicología.

AMLO ha sabido utilizar el enfoque cotidiano de la mañanera para convencer a la gente a través del poder del simbolismo. Al presentarse constantemente como un hombre sencillo y humilde y, decretar, por ejemplo, la reducción de salarios de altos funcionarios del gobierno, ha podido aprovechar las emociones del pueblo mexicano, que se ha cansado de los políticos tradicionales que son vistos como corruptos y desconectados de las necesidades de la gente. A través de esto, ha creado un sentido de empatía y conexión con el público, haciéndole más fácil convencerlos de sus creencias políticas y sociales.

AMLO no ha dicho 86 mil mentiras distintas, sino que repite constantemente las mismas mentiras o medias verdades. Además, intercala verdades y “verdades absolutas”, por lo que logra una mayor credibilidad entre sus seguidores. Cuando muchos afirman que no hay crecimiento económico debido a sus malas decisiones, ¿quién les garantiza que otro político sí mejoraría finalmente la economía? De hecho, dirían: los otros nos mintieron y no nos dieron nada, este nos miente y nos deja algo a fin de mes. Desgraciadamente en democracia, ¿mintiendo aumentan las probabilidades de ganar? ¿No es para ganar elecciones para lo que está diseñada la democracia?

Las mañaneras del presidente López Obrador están diseñadas para ser simples, claras y directas, lo que las hace muy fluidas y fáciles de procesar para el público. Esto, a su vez, facilita que el público recuerde la información y las creencias que se presentan durante estos eventos. La sencillez y claridad de estas mañaneras las hacen atractivas, y accesibles a una amplia gama de personas, no requieren de amplios conocimientos o antecedentes para su comprensión. AMLO no habla a quiénes creen que los pobres son pobres porque son flojos, sino que apela a la consciencia colectiva que rechaza la desigualdad estructural que impera en el país. Problemas que él no está resolviendo, pero que al menos los reconoce. ¿Y la oposición, qué está haciendo? ¿Cuál es su propuesta?

COLUMNAS ANTERIORES

Trump: ¿Cambiando al Partido Republicano?
Acemoglu, Robinson, el Nobel y las mentiras

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.