Como todos los mexicanos, después de las elecciones del 2 de junio, estamos pendientes de con quién la nueva presidenta electa, la doctora Claudia Sheinbaum Pardo, gobernará México los próximos seis años.
A mi modo de ver, el mensaje que ha enviado con los nombramientos de quienes formarán parte de su gabinete, con algunas excepciones, muestra una intención de gobernar con eficiencia, eficacia y lealtad.
Este mensaje difiere del actual presidente, quien pidió a su gente 90 por ciento de lealtad y 10 por ciento de eficiencia. Considerando que ha sido ello lo que ha generado los problemas que actualmente enfrenta México, como los temas internacionales, la próxima revisión del T-MEC, los problemas de migración, la persistente corrupción y, fundamentalmente, la terrible inseguridad que vivimos.
Ahora, me enfocaré en analizar brevemente a quien se hará cargo de la Secretaría de Relaciones Exteriores, el doctor Juan Ramón de la Fuente, hombre íntegro que ha demostrado su capacidad y eficiencia en diversos cargos de la política mexicana, lo cual acreditó fehacientemente cuando estuvo a cargo de la Rectoría de la Universidad Nacional Autónoma de México; como secretario de Salud; presidente de la Academia Mexicana de Ciencias y cuando supo mantener la figura de México en la Organización de las Naciones Unidas.
Al frente de la Secretaría de Economía, la designación de Marcelo Ebrard Casaubon resulta adecuada, toda vez que este personaje, viejo militante priista, cuya formación se desarrolló al lado de Manuel Camacho Solís, ha adquirido experiencia en el manejo de la Secretaría General de Gobierno del entonces Distrito Federal, como secretario de Seguridad Pública, como jefe de Gobierno del Distrito Federal y como secretario de Relaciones Exteriores; su capacidad negociadora ha sido evidente en los diversos cargos que ha ocupado.
En el tema tan lacerante de la corrupción, se designa a la licenciada Raquel Buenrostro, cuya experiencia de más de 20 años en la administración pública ha dejado clara su férrea disciplina y fuerte carácter, demostrado cuando estuvo a cargo del Servicio de Administración Tributaria. Esperamos que su nombramiento en la Secretaría de la Función Pública sea una garantía para el combate frontal a la corrupción y que realmente logre formar la Agencia Federal Anticorrupción, prometida por la presidenta electa.
Como he manifestado en diversas columnas en este prestigioso diario, EL FINANCIERO, la inseguridad que vivimos debe ser una de las prioridades fundamentales de la nueva presidenta electa; para ello, la designación de Omar García Harfuch me parece muy adecuada. Y como es mi característica siempre hablar de frente, debo decirle a la opinión pública que a Omar lo conozco desde niño. Este joven abogado lleva en la sangre la herencia de la lealtad y la fuerza, transmitidas por su abuelo, quien en los momentos más difíciles que México ha atravesado, cumplió como secretario de la Defensa Nacional con la responsabilidad de ser leal y fiel al presidente de la República de aquel entonces, salvaguardando la integridad de la seguridad nacional, el general Marcelino García Barragán, y el ejemplo de lealtad, respeto y hombría que le heredó su padre, mi viejo y entrañable amigo, Don Javier García Paniagua.
Este joven abogado ha demostrado firmeza en su actuar y decisión en su andar; lo demostró en la Policía Federal, como jefe de la Agencia de Investigación Criminal de la Procuraduría General de la República y como secretario de Seguridad Ciudadana en la Ciudad de México, donde combatió a la delincuencia.
Después de estas reflexiones, quiero decirle a la opinión pública que en política se hace lo que se puede, no lo que se quiere. En tal virtud, la presidenta electa de México deberá reflexionar sobre la absurda decisión de pasar la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa, ya que García Harfuch debe tener el mando civil de esta policía. Si así fuese, le auguro que combatirá a la delincuencia como debe hacerse, con la ley y con la fuerza del Estado.
Por eso, insisto, para que el actuar enérgico de la Secretaría de la Función Pública y los resultados del secretario de Seguridad Pública Federal se vean cumplidos, es necesario fortalecer las fiscalías, tanto la General de la República como las de los estados. Es decir, se debe dar la importancia que se necesita para procurar justicia, fortaleciendo la institución del Ministerio Público.
Finalmente, quiero, respetuosamente, recordarle a la doctora Claudia Sheinbaum Pardo que todo se puede hacer con voluntad política.