Javier Murillo

¿Cómo el uso de las tecnologías cuánticas impactan nuestro entorno?

La computación cuántica comenzó a popularizarse hace más de dos décadas, pero ¿cuáles son las diferencias entre una computadora clásica y una cuántica?

El uso de tecnologías cuánticas revoluciona el presente, y lo seguirá haciendo a futuro. Sin embargo, más allá de los resultados (aún limitados) que se consiguen en diferentes sectores, es necesario resaltar el impacto que implica para la comprensión de nuestro entorno, así como en el ahorro de energía.

La computación cuántica comenzó a popularizarse hace más de dos décadas, pero ¿cuáles son las diferencias entre una computadora clásica y una cuántica? Stefanie Claudia Müller nos auxilia con una explicación al alcance de casi todos. La computación actual procesa información solo en dos estados: cero o uno (encendido o apagado); en cambio, la cuántica trabaja también con la superposición de ambos, es decir, pueden tener dichos valores al mismo tiempo. Así, mientras el bit sólo puede entregar resultados binarios, los qubits (de las cuánticas) habilitan una capacidad de procesamiento mucho mayor.

“La consecuencia principal es que, si a un ordenador se le suman bits, aumenta la gestión de información de forma lineal. Si usa qubits, en cambio, los procesos se incrementan exponencialmente” (aquí ella, a su vez, cita al catedrático italiano Tommaso Calarco, del Centro de investigación de Jülich, en Alemania). Es esta capacidad la que hace posible inventos con láseres, transistores e, incluso, nuestros teléfonos inteligentes, por ejemplo.

Recientemente, el Foro Económico Mundial retomó un artículo que formó parte de la Cumbre Global de Gobernanza Tecnológica; en él, se destaca el desafío de manejar “inmensas cantidades de datos que deben procesarse, lo que requiere una magnitud de potencia computacional completamente diferente a la disponible actualmente”. Esto, debido a la incesante búsqueda de soluciones en materia tecnológica, pero también en áreas como salud, ambiente; con retos como la pandemia de Covid-19 o el cambio climático.

Estamos en el umbral de una nueva era computacional, distinta a lo que hasta hoy hemos visto. Las computadoras cuánticas están en vías de ofrecer procesos en tiempos más reducidos. El uso de esta tecnología podría prepararnos mejor ante el riesgo de otra pandemia o dotarnos de información vital para la conservación del medio ambiente a través de políticas públicas preventivas; también para tomar mejores decisiones para mitigar los efectos del cambio climático.

Niels Bohr fue un físico que contribuyó a la comprensión de la mecánica cuántica. Él advirtió que las predicciones eran difíciles; sin embargo, la tecnología cuántica podría dotarlas de datos para que sean precisas.

Para dar el gran paso a la era cuántica se requiere de mucha voluntad por parte de los investigadores, las industrias, así como de los Estados. Las computadoras cuánticas todavía están fuera del alcance de los habitantes comunes y de las naciones que se rezagan en el avance tecnológico.

La carrera está en marcha. Se espera que el mercado global de tecnologías cuánticas alcance pronto los 50 mil millones de euros. Los países que no participan, los que se quedan quietos en esta realidad están retrocediendo. No deberíamos esperar demasiado para atrevernos a ingresar en esta nueva era.

COLUMNAS ANTERIORES

Rompiendo la cuarta pared del análisis social
Australia prohíbe el uso de redes sociales a menores de 16

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.