Esto se va a descontrolar. Esta semana me mandaron a un chat grupal de la oficina, un tuit con el mensaje: “Para un próximo artículo tuyo”, el link llevaba a una publicación en Twitter de un periodista llamado Shuja ul haq, que se dice contador de historias y que colabora con el India Today y el Times entre otros, con el mensaje:
“Un granjero en Turquía ha equipado a sus vacas con gafas de realidad virtual para hacerles creer que están afuera en los pastos de verano. Izzet Kocak descubrió que las escenas agradables hacen que las vacas sean más felices y produzcan más leche. ¡El futuro es metaverso!”
Complementado por una serie de fotografías en las que se puede ver una vaca con un par de lentes de realidad virtual en sus ojos amarrados a su cabeza.
Efectivamente, sabían que el mensaje llamaría mi atención, pero eso no fue lo más impresionante, lo más impresionante fue cuando otra persona en ese grupo me comentó que en México, el gobierno y especialmente la Senasica, está preocupada y ocupada trabajando para que en el país haya vacas que produzcan más y mejor leche gracias a un trabajo de bienestar animal.
Yo asumí que en México estaríamos lejos de la tecnología y que los cambios se tardarían al menos un par de años en llegar al mercado, la realidad es que el mundo, sobre todo el de los negocios, en algunos casos se está adaptando más rápido de lo planeado.
Es un hecho que hasta que no se estandarice la producción artificial de alimentos, ¿han visto las máquinas de impresión 3D que imprimen carne? Los cortes no se ven muy apetitosos que digamos, pero fuera de eso, la promesa de valor es que el alimento impreso en sitio, es de mejor calidad nutricional que el animal, tiene mejor sabor y no tiene todas las implicaciones de producción y logísticas, tan atacadas por los activistas ambientales.
Estoy seguro que en el futuro mejorarán la apariencia para que no tengan un aspecto tan plástico, todos sabemos que el gusto por la comida entra primero por el olfato y por la vista, que según los que saben, es de donde “nace el amor”.
Pero mientras esto sucede, la apuesta para mejorar las condiciones de los animales de granja, no es una mala idea. Uno de los puntos que más atacan los activistas es el del maltrato animal, si las vacas, en este caso, son más felices conectadas a su propio metaverso en el que se les presenta un mundo natural y eso hace que nos den más y mejores productos, no veo fallas en su lógica.
Ya me estoy imaginando un futuro en el que aparatos similares salgan en versiones para los perrhijos y gathijos de los Millennials y Centennials, que seguro los comprarán al precio que sea para hacer más felices a sus compañeros de vida.