Uno de los artículos que más me ha impactado profesionalmente ha sido uno que leí hace años en la revista de Harvard, sobre los cuatro tipos de consultores que existen. Cambió mi vida, no solo por la clasificación, que de por sí ya agrega valor, sino también por la definición de cada uno de los tipos y, sobre todo, las características que los identifican y cuándo es que pasa un consultor de un nivel al otro.
Aunque es sabido que la consultoría es una disciplina que se basa en los datos, en el mencionado artículo, que fue escrito hace ya algunos años, previeron la evolución tecnológica que estamos viviendo ahora, anticiparon el valor actual de los datos y la necesidad de poner como prioridad esa práctica dentro de las habilidades, no solo de los consultores, sino también de los ejecutivos de cualquier empresa.
Ayer mientras comía con un amigo, que se autodefine como parte de la segunda generación de comerciantes, me dio su percepción de lo que está sucediendo en torno a la revolución de los datos, y me aseguró que sin importar el giro de la empresa o el nivel del ejecutivo que trabaje para ella, el manejo de datos es un talento necesario para el correcto desempeño de cualquiera que haga negocios en estos tiempos. Completamente alineado con lo que dice el citado artículo.
En mi experiencia, como empresario, la diferencia en la forma en la que contrato de 10 años a la fecha es diametralmente opuesta. En el pasado mi enfoque se asociaba a la experiencia; era fundamental encontrar personas que tuvieran mínimo tres mil horas de experiencia en el área en la que se iba a desempeñar. Hoy en día eso ha cambiado y la principal razón por la que contrato a alguien es por su potencial físico-matemático.
Mi teoría, que he venido perfeccionando, se concentra en identificar perfiles conocidos como STEM, por las siglas del acrónimo en inglés Science, Technology, Engineering and Math, contratar a la gente que tenga esas competencias y luego concentrarme en darles el entrenamiento técnico de su labor y de negocio, cuando así lo amerita. Estamos en la era en la que se valora más el perfil y las competencias físico-matemáticas, que la experiencia.
Por eso siempre digo, si vas a aprender un nuevo idioma, que sea un lenguaje de programación.
El autor es fundador y presidente del Consejo de Metrics.