Javier Murillo

Me hackearon mi WhatsApp

El problema de la delincuencia cibernética ha llegado a tal grado, que este fenómeno ya no solo impacta a empresas, ya nos está afectando a todos.

Durante años pensamos que los encargados de atender la seguridad de la información privada y confidencial de las empresas era solamente del equipo de tecnología, pero no solo eso, sino que mayormente, dicha seguridad depende de tecnologías avanzadas, ya sea software o hardware, responsables de detener cualquier ataque. Es lo mismo que pensar que la seguridad de nuestra casa solo depende de tener una puerta y una cerradura con llave.

Según el último reporte de violaciones cibernéticas realizado por Verizon, alrededor de 82 por ciento de los problemas de seguridad cibernética tiene que ver con el elemento humano. Desde el inicio de los tiempos electrónico/digitales ha habido una guerra fría, que a veces ha sido abierta y ha dejado una que otra víctima, entre los equipos tecnológicos y los usuarios “Techies contra Godínez”. Ambos bandos se culpan de las fallas y nadie cede ni un palmo de terreno, y no lo digo solo yo, me avalan cientos de memes que circulan en relación con la pugna.

Lo que es un hecho es que, más allá de la anécdota, hoy más que nunca es momento de que esos dos bandos comiencen a trabajar juntos, pero no solo ellos, sino que el problema de la delincuencia cibernética ha llegado a tal grado, que este fenómeno ya no solo impacta a empresas, ya nos está afectando a todos.

En los últimos meses, ¿cuántos contactos de su Facebook han publicado un mensaje anunciando que les hackearon el WhatsApp? Cada vez es más común ver mensajes como: “Me hackearon mi WhatsApp y…”, “no estoy pidiendo dinero”, “no estoy secuestrado”, “no me accidenté”, “no estoy enfermo”, “están llamando en mi nombre para”, o cualquier otra de las tretas que se inventan con el fin de obtener dinero rápido.

Para que algo así pueda suceder. Por un lado, están los cibercriminales que encontraron una forma de tomar control ilícito de la aplicación, aprovechando los protocolos recuperación de cuenta, en combinación con las políticas de las empresas de telecomunicaciones, tomando ventaja del elemento más débil, en este caso, los usuarios que no saben o no ven la necesidad de tener una doble verificación.

Pero esta es solo la punta del iceberg. El caso de WhatsApp solo es un ejemplo de lo que está sucediendo ahora mismo, en la que los ciberdelincuentes se están aprovechando de cualquier debilidad, ya sea de la tecnología o de los usuarios para obtener ganancias. Tenemos que entender que la seguridad cibernética, ya no solo es problema de los informáticos, es un problema de todos, en que tenemos que trabajar de la mano.

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